La agrupación “Ciencia con Contrato”, que se define como “un grupo de profesionales de carreras del ámbito científico que trabajamos en Universidades y otras instituciones del país haciendo ciencia en proyectos financiados por CONICYT” cuyo objetivo es “generar conciencia en la comunidad científica de Chile sobre nuestras precarias condiciones laborales y buscar mejoras sustanciales en dichas condiciones”, se encuentra preparando una manifestación “por el fin de la precariedad laboral en ciencias” para esta semana.
Es indudable que el trabajo de diversos organismos, algunos de más larga data y otros nacidos en años recientes, han ayudado a instalar en la agenda pública la discusión sobre el estado de la ciencia en Chile y la necesidad de reformas y/o mejoras en materia de institucionalidad, inversión, inserción laboral y otros aspectos. El tema del “empleo” científico ha quedado siempre rezagado, aunque eso no significa que el tema no se haya abordado ni menos que no se haya intentado crear conciencia respecto a -al menos- algunos de los aspectos más conflictivos de la situación laboral de los investigadores en Chile. Nada de lo anterior significa que haya que desestimar el trabajo de “Ciencia con Contrato”, por el contrario, significa que ha llegado la hora de tomar aún más en serio el tema, y escuchar lo que los trabajadores científicos -un grupo que ha ido creciendo de manera importante en años recientes- tienen que decir respecto a su situación laboral.
De acuerdo a la encuesta nacional de I+D del Ministerio de Economía para el año 2012, el “personal en I+D” del país ascendía a poco más de veinte mil personas, de las cuales 3.180 eran consideradas “Personal de apoyo”, cerca de 6.900 correspondían a “Técnicos”, y más de 3.543 a “Profesionales Universitarios”. El hecho de que sepamos poco respecto a qué se considera en cada categoría, dónde y cómo trabajan, sus modalidades de contrato, salarios promedio, y un largo etcétera, nos muestra lo lejos que estamos del desafío de entender qué “es” el personal en I+D y sus condiciones. De acuerdo a las cifras publicadas por “Ciencia con Contrato”, obtenidas de una encuesta “respondida por 1390 personas de las cuales 413 fueron afectados(as) directos(as) (personas que trabajan a honorarios en proyectos financiados por CONICYT)”, la realidad en materia de salarios (más de 50% de los encuestados recibe un salario de $550.000 o menos), previsión, seguros de accidentes o invalidez, y otros aspectos relevantes, deja de ser positiva, aunque resta saber qué tan representativas son respecto al total de trabajadores de la ciencia (es probable que lo sean, dado que el sector académico y financiado por CONICYT representa la mayor parte de la actividad científica nacional). Las cifras son menos claras en lo que se refiere a contratos (sería deseable contar con mayor información respecto al tipo de contrato, dependencia laboral, etc.). No obstante, “Ciencia con Contrato” ha publicado una serie de recomendaciones y propuestas (disponibles aquí), especialmente en materia de financiamiento y contratación del personal de apoyo.
La incertidumbre laboral de los científicos no termina aquí. Bastante se ha hablado de las bajas perspectivas de inserción (y por ende, retribución) de miles de científicos jóvenes cursando programas y pasantías de postgrado y postdoctorado, tanto en la academia como en el sector privado. El problema es de público conocimiento y ha sido debatido en los últimos años, aunque poco se ha avanzado en soluciones. Es legítimo pensar que, de existir mayores oportunidades para científicos liderando nuevos grupos de investigación, habrían también más y -posible, aunque no necesariamente- mejores oportunidades para el personal de apoyo, por lo que es razonable afirmar que ambos problemas van de la mano, al igual que las soluciones respectivas. Las bajas cifras de empleabilidad de varias carreras científicas ratifican el oscuro panorama de la profesión científica, que se extiende a varios niveles de la profesión científica.
El anuncio de la Presidenta Bachelet sobre la creación del Ministerio de Ciencia debe ser considerado positivo, pues por primera vez se contará con una institucionalidad con el mandato, atribuciones y capacidades para resolver éste y otros problemas que afectan al desarrollo de la ciencia en Chile.
Tan importante como las propuestas (de “Ciencia con Contrato” y otros organismos y agrupaciones) es mejorar las condiciones institucionales por las cuales dichas propuestas puedan ser encaminadas. La dispersión institucional de la ciencia en Chile ha tenido como consecuencia el que este tema no haya estado en la agenda de los ministerios de Economía y Educación, y en la práctica CONICYT no ha contado con suficientes capacidades (políticas y materiales) para solucionar el problema de la incertidumbre laboral de los científicos. El anuncio de la Presidenta Michelle Bachelet sobre la eventual creación del futuro Ministerio de Ciencia debe ser considerado positivo, pues por primera vez se contará con una institucionalidad con el mandato, atribuciones y capacidades para resolver éste y otros problemas que afectan al desarrollo de la ciencia en Chile.
Además, se requiere socializar las propuestas con la comunidad académica y científica, para diseñar mejores -y realistas- políticas tendientes a reducir la incertidumbre laboral de los científicos. Por ejemplo, el tema de la fuente de nuevos recursos para mejorar las condiciones laborales del personal de apoyo aparece como controversial. ¿Quién debe correr con el costo de contratar al personal de apoyo? ¿La universidad o centro de investigación donde se desarrolla la investigación, el investigador a cargo del proyecto respectivo, o CONICYT? ¿Deben los costos provenir de los proyectos FONDECYT -de por sí insuficientes muchas veces para acceder a materiales y reactivos de punta en algunas disciplinas y/o en suficientes cantidades para desarrollar un proyecto de investigación- o de fondos especiales destinados a las instituciones? Seguramente habrá visiones diferentes al respecto, y es de esperar que ya comisión asesora presidencial para la ciencia esté abordando este tema con la importancia y urgencia que amerita.
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ROLANDO MÉNDEZ BRIERES
PERO QUE LOS CIENTÍFICOS SEAN REALMENTE ESCUCHADOS Y APLICADAS SUS LECCIONES DE CARÁCTER CIENTÍFICO AUNQUE NO TENGAN RESPALDO POLÍTICO QUE MUCHAS VECES VALEN HONGO CON EL PERMISO DE LOS CIUDADANOS AQUÍ PRESENTES. SALUDOS
“La incertidumbre laboral de los científicos, otra vez en la agenda”
[…] Fuente: El Quinto Poder, 8 junio 2015. […]