La mayoría de la población chilena poco a poco volvía a retomar sus labores, luego de los excesos hasta ahora inherentes a las fiestas patrias cuando una noticia -entre muchas- anunciaba: “Científicos descubren que humilde agüita de hierbas produce cáncer”. Entonces, ante la envergadura de titulares como ese o, más aún, cuando la realidad es recuperarse del estrés al cual fue gentilmente sometido el organismo al festejar las fiestas patrias bebiendo alguna infusión de hierbas, lo más natural es sorprenderse y al mismo tiempo espantarse dado el alcance de la noticia. Sin embargo, para entender la noticia es necesario saber algunos aspectos que, por arte de magia, no son considerados en ninguno de los artículos que llaman a cuidarnos de una planta cuyo consumo podría ser perjudicial para la salud.
Lo que se sabía de esta planta, conocida ahora por ser potencialmente cancerígena, es que se trata ciertamente de una planta ornamental que en medicina popular las raíces se utilizan como antihemorrágico y para ayudar expulsar los restos de placenta después del parto. Asimismo, corresponde a una hierba rastrera, perenne, de tallos estriados amarillos o rojizos de 40 y hasta 100 centímetros de largo. Sus hojas son simples, alternas, onduladas, reniformes de 3 a 10 centímetros de diámetro. Presenta lámina de color verde con manchas blanquecinas, nervios, márgenes y pecíolos pubescentes; flores malolientes, hermafroditas, tubulares, solitarias de 3 a 5 centímetros de largo, de color púrpura y que en su interior están cubiertas de pelos blancos que le facilitan la captura de pequeños insectos. Además, tampoco se ha hablado que presenta un enorme valor biológico, puesto que la “Oreja de Zorro” o “Hierba de la Virgen María” -otros nombres con los que se le conoce-, es un vegetal endémico de Chile que crece desde Copiapó a Santiago y al realizar fotosíntesis, nos entrega oxígeno utilizando concomitantemente el dióxido de carbono, un compuesto gaseoso que integra la familia de los gases invernadero, relevante -entre otros aspectos- desde el punto de vista ambiental por su relación con el calentamiento global. Por consiguiente, es bueno recordar aspectos esenciales de un vegetal que por necedad mediática son olvidados.
Ahora bien, dos grupos de investigación en la que han participado científicos de Estados Unidos, Singapur, China y Taiwán han llevado a cabo sendos estudios que revelan que el ácido aristolóquico, un componente derivado de un género de plantas llamadas Aristolochia, usadas en la medicina tradicional china, produce daños en el ADN y cáncer. Paralelamente, Alejandro Urzúa –académico de la Universidad de Santiago de Chile- es parte de los científicos chilenos que han realizado investigaciones sobre esta planta. Comenta Urzúa que su equipo de investigación estaba interesado en la interacción entre la Aristolochia y un insecto, pero cuando estudiaron la raíz encontraron una gran cantidad de compuestos tóxicos. En las hojas y el tallo de la planta los compuestos hallados en la raíz estaban presentes en pequeñísimas concentraciones, por lo tanto, habían pasado desapercibidos. No obstante, los compuestos tóxicos que llamaron la atención del equipo de Urzúa corresponden a ácidos aristolóquicos que, como se detalló anteriormente, son eminentemente cancerígenos. Por otro lado, según explica a SINC Teh Bin Teah, investigador del Centro Nacional del Cáncer en Singapur y participante de uno de los estudios, con anterioridad se había asociado el ácido aristolóquico con una mutación en el gen p53, relacionado con tumores en el tracto urinario superior. Comenta que lo que han descubierto ahora, al hacer la secuencia completa de genoma/exoma, es que este compuesto ocasiona múltiples mutaciones de muchos genes –cientos e incluso miles–, mucho más que cualquier otra sustancia cancerígena, incluyendo tabaco o luz ultravioleta. Esto lo convierte en el mayor agente genotóxico descubierto hasta la fecha. Además, añade que han utilizado por primera vez la firma molecular o ‘huella dactilar’ de este cancerígeno para detectar su implicación en cáncer de hígado, algo que nunca había sido asociado hasta ahora con este compuesto.
Las primeras noticias de la toxicidad del ácido aristolóquico aparecieron en la década de los noventa del siglo pasado cuando fue asociado con daño renal en mujeres a las que se les suministró un suplemento herbal en una clínica de adelgazamiento en Bélgica. Estudios más recientes en Taiwán, donde el uso de remedios medicinales que contienen Aristolochia está muy extendido, apuntaron al aumento de los cánceres del tracto urinario superior y enfermedades renales en el país por el uso de esta sustancia.
En lugar de denigrar farmacológicamente a una planta con compuestos bioactivos peligrosos para la salud, lo sustancial sería hablar de la importancia de la educación científica para el país y que a pesar de la existencia de vegetales con sustancia tóxicas, es importante cuidarlas para mantener en equilibrio nuestro medio ambiente.
Por cierto que es importantísimo conocer los efectos secundarios de los compuestos bioactivos que presentan algunas plantas, sin embargo, es también esencial recordar nuevamente que no es pertinente caer en categorizaciones como las que se han levantado mediáticamente en las noticias sobre esta planta, porque incurren en el peligro de generar una impresión negativa de las plantas medicinales en la población, cuando el aspecto relevante de la noticia debería considerar la importancia de la educación científica y en generar contenidos que inviten al pueblo a informarse y a estudiar las propiedades de las plantas usadas con fines curativos, conocer su posología y la frecuencia de consumo. Dicho de otro modo, en lugar de denigrar farmacológicamente a una planta con compuestos bioactivos peligrosos para la salud, lo sustancial sería hablar de la importancia de la educación científica para el país y que a pesar de la existencia de vegetales con sustancia tóxicas, es importante cuidarlas para mantener en equilibrio nuestro medio ambiente.
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Jose Chagual
Gracias Francisco, que bueno que te haya gustado. Saludos.
hugo armando chaves
Excelente nota. Totalmente de acuerdo….Claro que hay plantas con efectos de todo tipo. Y las dosis, también pueden hacer que una hierba con efectos terapéuticos, resulte tóxica….Las hierbas medicinales, merecen el mismo cuidado que le damos a las dosis de sales que ingerimos, de proteínas, minerales, oligoelementos….Sí , espero también que la nota, no termine generando un efecto de rechazo hacia la fitoterapia. Un aporte más. El género Aristolochia, sirve de huésped a distintas especies de mariposas un caso es el género Battus. Y las mariposas no comen cualquier cosa, son bastante específicas en su alimentación cuando son orugas. saludos
Francisco C. Calvillo
Grande josé, felicidades por el articulo.
abrazo.