Parte I.- Aceptar las restricciones para un buen gobernar.
¿Se puede gobernar para llegar al desarrollo, con tantos cambios, limitados recursos humanos, gestión deficiente y en un ambiente de desacreditación de los liderazgos de la nación? Los cambios que impulse un gobierno pueden ser un conjunto muy pensado y muy coherente de ellos que pretendan llegar a resultados superiores previsibles, según los principales escenarios o, por el contrario, puede ser un conjunto inconexo de modificaciones estructurales y de procedimientos que sólo por casualidad tendrán coherencia en términos de los objetivos de cada una de esas reformas.
La dirección del gobierno supone por lo menos 4 procesos importantes: a.- Hacer cambios. b.- Gestionar las operaciones regulares. c.- Conseguir los resultados que beneficien a la comunidad y d.- Controlar el buen empleo de los recursos y de los objetivos logrados, todo esto con una clara orientación de futuro a largo plazo; todos estos desde el punto de vista de la consultoría en “public management”.No ha habido en los últimos gobiernos asomo de emplear la inteligencia artificial en el manejo de la “big data” sobre, por ejemplo, la población, la que se puede describir en tiempo real, o sobre los impuestos y su trazabilidad, o sobre el control instantáneo del uso de los recurso nacionales, con menos presencia humana, o la creación de cuerpos colegiados que trabajen a distancia y con relaciones virtuales.
Naturaleza de los cambios y recursos. La actividad que se relaciona, por ejemplo, con la formulación y profundidad de diferentes cambios o reformas dependerá de la base de poder circunstancial, de su expectativa de vida, así como de los recursos existentes y las previsiones de recursos requeridos. En un breve recuento se deben considerar necesariamente muchas variables que están en juego y que, en su debido momento, tienen el carácter de fundamentales. Empecemos por la: “calidad y cantidad de las personas y talentos que lideren, planifiquen, ejecuten y controlen que los cambios se vayan logrando con los recursos anticipados y haciendo, oportunamente, las correcciones necesarias. Esta es una variable que afecta notoriamente la aplicación de los planes y el logro de los resultados esperados. Si se dispusiera de información fidedigna sobre los equipos de trabajo, en número, formación y calidad, experiencia de éxito, y disposición se podría tener una mejor anticipación sobre la capacidad disponible para que las reformas sean exitosas y su trazabilidad pública. A la luz de las informaciones conocidas históricamente se puede concluir que los valores de esta variable son siempre desconocidos y, se supone que ocurre porque no se cuenta con la masa crítica de capacidades y talentos, para la magnitud de los cambios que se impulsan.
Parte II.- Barbarismo en Tecnologías de la Comunicación, Conocimiento y “saber hacer requerido” para hacer cambios múltiples.
Otra variable que es fundamental en algún momento de la formulación, así como en la construcción de los cambios y modernizaciones del país y la región de Magallanes, es la relativa a: la aplicación de las tecnologías de la comunicación y del conocimiento, que hasta ahora han estado muy ausentes, probablemente por el nivel de preparación de los equipos del cambio. Se ha empleado de preferencia mecanismos y paradigmas anticuados algunos incluso del siglo 18 y a veces reñidos con la ética (largas y aburridas sesiones de trabajo de tipo tradicional, reuniones secretas, falta de transparencia, etc.) no se han desarrollado modelos coherentes para presentar las reformas, y que sean contrastado con otras alternativos, no se han usado los beneficios de la conectividad nacional instantánea (12 millones de personas con acceso a Internet) ni otros usos de las redes de telecomunicaciones, ni se ha recopilado información y opiniones de la ciudadanía oportunamente (dejando esa información a obsoletos y desfasados encuestajes), no se ha puesto a disposición de los ciudadanos los documentos y justificaciones razonadas, ha habido escasa calidad y profundidad de los estudios preparatorios e improvisación, una mínima utilización de los medios sociales disponibles. Asimismo una nueva educación y salud de menor costo, mejor calidad y moderna -y no obsoleta como la actual- y con nuevos paradigmas cespera a la gira de nuevos líderes para implementarla en Chile.
No ha habido en los últimos gobiernos asomo de emplear la inteligencia artificial en el manejo de la “big data” sobre, por ejemplo, la población, la que se puede describir en tiempo real, o sobre los impuestos y su trazabilidad, o sobre el control instantáneo del uso de los recurso nacionales, con menos presencia humana, o la creación de cuerpos colegiados que trabajen a distancia y con relaciones virtuales. Incluso se sigue votando en boletas de papel como si no existiera formas más modernas y o que para sacar documentos rutinarios haya que hacer colas e ir en forma presencial al Registro Civil. En artículos anteriores hemos señalado que casi todas las reformas políticas y buena parte de la cansina modernización de la función pública descansan en procesos y modelos obsoletos no coherentes con las nuevas tecnologías disponibles para la modernidad, pese a usar modernos earphones y red: ¡Aún vivimos en la barbarie tecnológica!
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