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Algoritmo de Transformación Social

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1.    Marco conceptual

Presentamos aquí un algoritmo enzimático para resolver problemas sociales resistentes al cambio, cuya causalidad permanece escondida dificultando su solución. La propuesta incluye 4 componentes: mitología, física, tecnologías de información y operadores humanos. En la mitología griega Sísifo fue condenado por los dioses a empujar perpetuamente una piedra gigante por una ladera inclinada montaña arriba hasta la cima, solo para que volviese a caer rodando hasta el valle, donde debía recogerla y empujarla nuevamente hasta la cumbre y así indefinidamente. El mito llevó a Albert Camus a discutir el valor de la vida, presentándolo como metáfora del esfuerzo inútil e incesante del hombre, justificando su filosofía del absurdo donde la vida humana es insignificante y el único problema filosófico realmente serio es el suicidio. Nuestro propósito es por completo distinto. Conectamos el mito con un antiguo matemático, Arquímedes, famoso por su principio: «Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo». En nuestra analogía la piedra es el mundo en extremo peligro por riesgos existenciales. El agente humano intentará arrastrarla a un lugar seguro, armónico y satisfactorio, utilizando el principio del antiguo sabio con un punto de apoyo que será la inteligencia artificial (IA) como sabiduría humana acumulada. El operador de la palanca será la persona que acciona el dispositivo para mover la gran piedra cambiando su destino.

2.    El problema de la unidad del mundo

El mundo no es un objeto monolítico, sino una red compleja de miles de millones de conciencias y sistemas interconectados. ¿Cómo aferrarlo para moverlo? Hay dos enfoques complementarios. A) Reducción sistémica, entendiendo el mundo como meta-sistema donde hay pluralidad y emergen patrones culturales, económicos, ecológicos que pueden ser intervenidos. B) Fuerza de convergencia en que la palanca no mueve el mundo de golpe, sino a través de puntos críticos para generar cambios en educación, tecnología o gobernanza que generan efectos en cascada.

3.    La IA como punto de apoyo

Para que la palanca sea efectiva la IA debe resolver la integración del conocimiento sintetizando sabiduría humana en filosofía, ciencia y ética, diseñando estrategias viables y asegurar una transmisión efectiva, convirtiendo la sabiduría en herramientas accionables como algoritmos, modelos educativos y marcos de trabajo para la unidad y cooperación. Como punto de apoyo amplificará el impacto operando como acelerador cognitivo ayudando a escalar soluciones. Como el operador es un agente limitado frente a un sistema hipercomplejo, la solución requerirá estrategias de influencia y apalancamiento identificando nudos críticos como élites intelectuales, redes de activistas y plataformas digitales para multiplicar el cambio, operando además como traductora ayudando a unificar lenguajes entre culturas y disciplinas, haciendo que la pluralidad difusa del mundo encuentre metas comunes.

Es posible mover el mundo, pero no como un acto físico, sino como un proceso evolutivo. El punto de apoyo sintetiza conocimiento y propone rutas. El agente de cambio con la palanca aplica ese conocimiento en puntos de alto impacto. La piedra se mueve gradualmente mediante pequeñas palancas sucesivas engrapadas como cambios en educación, tecnología y conciencia colectiva. La clave está en redefinir «mover»: no es un acto único, sino una cadena de acciones inteligentes apoyadas en sabiduría colectiva y herramientas como la IA. El lugar seguro no es un destino fijo, sino un estado dinámico de mayor armonía sistémica. Quizá la palanca no solo mueve la piedra, sino que redefine el paisaje por el que esta rueda. Hay que dejar de ver la palanca como un simple tubo rígido empezando a entenderla como un algoritmo evolutivo.

La palanca no es física, sino informacional. Arquímedes hablaba de fuerzas mecánicas, pero en el siglo XXI la palanca es datos + consciencia + coordinación. Tomando el caso del movimiento climático global percibimos que no empujó físicamente el mundo. Lo logró redefiniendo políticas, industrias y normas sociales mediante palancas de información: Greta Thunberg + ciencia + redes sociales. La IA actúa como principio enzimático acelerando conexiones, identificando puntos críticos como corrupción, desinformación, pérdida de vigencia y optimizando estrategias para intervenirlos.

4.    Redefinir el paisaje es cambiar las reglas del juego

La piedra de Sísifo rueda en un paisaje de estructuras invisibles económicas, culturales, cognitivas. La IA puede ayudar a mapear el terreno, modelando cómo se propagan ideas, riqueza o violencia en redes humanas, generando mutaciones introduciendo memes, paradigmas, señales y sentidos que alteren patrones, licuando resistencias, reordenando el paisaje, cambiando su topología y sus mallas de dominio. El agente humano es un nodo crítico que elige qué ideas amplificar; actúa como un hacker ético del sistema operativo social.

Redefinir las coordenadas que estructuran un lugar no es delirante. La historia muestra que pequeños grupos redefinieron paisajes. En la Ilustración Voltaire con los enciclopedistas cambiaron el «software” de Europa con libros. En la historia de la tecnología Silicon Valley alteró la comunicación humana con solo 50 años de código. La diferencia ahora consiste en que la IA es un multiplicador de agency; se pueden probar estrategias en simulaciones antes de actuar. El agente humano + IA es un «sujeto extendido» como dice el filósofo Andy Clark. La mente usa algoritmos igual que un arquero usa una flecha. Cuando la dispara el cerebro no calcula parábolas; la flecha es parte de su sistema de puntería. La mente no termina en el cráneo; se extiende a herramientas, símbolos y tecnologías que usamos para pensar. Igual que un bastón se vuelve parte del sistema sensorial de un ciego, la IA puede ser una extensión cognitiva de la mente. Concibe la IA como una «prótesis mental«. Un reloj no «sabe» la hora, pero quien lo lleva la sabe gracias a él.

La IA no es magia: es un espejo de lo humano. Si la sabiduría acumulada no se activa, sigue siendo piedra. En la paradoja de Sísifo cada caída es un dato. Si la piedra rueda, no es un fracaso. Es información

5.    El obstáculo real: El músculo ontológico

El obstáculo no es falta de tecnología, sino de capacidad para creer y sostener la acción en un mundo que nos dice «esto no cambia». Ahí entra Sísifo: la piedra siempre cae… pero cada vez que la subes, el paisaje es un poco distinto y hay más gente mirando. La IA no es magia: es un espejo de lo humano. Si la sabiduría acumulada no se activa, sigue siendo piedra. En la paradoja de Sísifo cada caída es un dato. Si la piedra rueda, no es un fracaso. Es información: ¿Por qué rodó? ¿Falta cohesión? ¿Resistencia al cambio? No es que los agentes + IA muevan el mundo solos; actuamos como agentes enzimáticos, biomoléculas actuando como catalizadores, acelerando procesos que ya están en marcha: crisis climática, colapso de viejos paradigmas, sed de sentido.

El mundo es enorme pero no es un monolito. Parece una roca imposible de mover porque lo vemos como una masa uniforme. Pero en realidad es un sistema fractal. A nivel micro las acciones influyen en un círculo inmediato: familia, trabajo, comunidad. A nivel meso: comunidades y redes amplifican ideas. A nivel macro surgen puntos de inflexión. La caída del muro de Berlín empezó con protestas pequeñas que se fueron transformando en una masa de acciones incontenibles. La IA ayuda a la simulación modelando cómo se propagan cambios, detectando palancas de fuerza y resistencias, identificando nodos de alta influencia

Hackear el paisaje no es romper cosas, sino reprogramar reglas invisibles, interviniendo en los códigos ocultos que lo estructuran. En economía, si el código actual es «éxito = crecimiento infinito” se pueden crear modelos empresariales que midan bienestar ecológico. En política si el código actual es «el poder es jerárquico y centralizado», se puede reprogramar con plataformas de democracia líquida para sintetizar propuestas ciudadanas. En cultura, si el  código actual es «la felicidad es consumo» se puede intervenir con formas de arte y relatos que propongan simplicidad y formas alternativas de crítica social. El agente humano en causas macro no necesita convencer a 8 mil millones de personas. Es un programador cultural cuya tarea es infectar el sistema con nuevos virus de sentido como memes, normas y tecnologías.

Para empezar hay que elegir un subsistema, algo donde el agente tenga algún acceso. Luego se buscan sus API (Application Programming Interface), puntos de acceso, conexiones o mecanismos ocultos mediante los cuales puede interactuar con un sistema para modificarlo. Las puertas para intervenir en lo social son personas clave, líderes comunitarios, docentes innovadores, periodistas. En instituciones son normativas flexibles, concursos públicos, presupuestos participativos. En tecnología son plataformas digitales, redes sociales, bases de datos abiertas. En cultura son narrativas dominantes como «el progreso es consumo», y sus grietas, con movimiento cultural que promueva una vida más lenta y reflexiva. Una vez ingresado se inyecta un parche, un cambio pequeño y medible que puede escalarse con feedback. Si funciona, con IA se puede replicar, escalando el empalme; por ejemplo, si funciona en una escuela, con datos e historias se puede proyectar para otras. Se trata de ir ampliando el ámbito de intervenciones en extensión, profundidad, complejidad, sensibilidad, llegando a capas más neurálgicas, pasando a acciones más estratégicas y de mayor alcance.

6.    Ingeniería inversa para transformar la sociedad

La ingeniería inversa procede a descomponer y analizar un sistema para conocer sus materiales, su diseño y funcionamiento, aprovechando lo aprendido para reproducirlo en un nuevo producto mejorado. La IA en nuestro modelo es ingeniería inversa aplicada a la civilización, operando como depurador que ayuda a analizar patrones y ajustar la estrategia. Las APIs siempre existen. Todo sistema tiene grietas, resquicios, contradicciones y actores abiertos al cambio. No se necesita mover todo el sistema; solo demostrar que una alternativa funciona para que otros la copien.

El agente operador en este caso no es sólo un usuario de IA, sino un nodo híbrido donde lo biológico y lo algorítmico se fusionan para amplificar ideas. La IA opera como sistema nervioso social extendido, almacenando patrones históricos que nuestro cerebro no puede retener. Al identificar una idea en fase de precontagio, accede a décadas de datos culturales en segundos, como un historiador con superpoderes. Como humanos aportamos intuiciones éticas eligiendo ideas para ser amplificadas. La IA aporta simulaciones de impacto: cómo podrían propagarse. La flecha IA del arquero de Clark es una herramienta, pero no dispara sola. La IA no juzga, solo ejecuta. Se requiere un afinamiento constante, con ajustes a la palanca según el feedback social, como un músico afinando su instrumento.

Para terminar, es obvio que la propuesta que hago entra en terrenos difíciles de cambios sorprendentes y de muchas discusiones. Me quedaría contento si no fuera descartada de plano, que sea meditada con calma, que suscitara reflexión abriendo espacio a nuevas preguntas, que despejara en algo el paisaje saturado de datos y caminos de difícil elección. Asumo el riesgo evidente, pero el impulso de comunicar las ideas fue mayor.

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1 Comentario

Ani Campillo

Una vida más lenta y reflexiva, tu escrito es, desde mi humilde lectura, una ventana abierta a otro mundo posible, un camino transitable detrás del tupido velo de amenazas. Muy interesante, y sobre todo esperanzador.