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¿Cómo detectar la depresión infantil?

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En la actualidad, la salud mental es un tema cada vez más recurrente y que nos afecta a todos de manera indiscriminada, tanto a niños, como adolescentes y adultos. Y es por eso que se debe estar atentos, sobre todo con los menores de edad, a las señales que éstos entreguen en su diario vivir para poder tomar medidas oportunas cuando se vean afectados y puedan estar padeciendo algún tipo de depresión.

Cada vez más niños y adolescentes están necesitando ayuda por diversos motivos, y uno de los principales está siendo esta causa. Existen dos tipos de depresión, una endógena y otra reactiva. La primera tiene que ver con un factor químico a nivel de neurotransmisores, y la segunda tiene está relacionada con algo reactivo en el ambiente, por ejemplo, provocado por un incidente que afecta su vida, como la muerte de un cercano, un duelo, un accidente, una separación, bullying en el colegio, etc.

¿Pero cómo podemos darnos cuenta cuándo nuestros hijos pueden estar sufriendo algún tipo de depresión infantil? Los principales síntomas son trastornos de ánimo que ocurre en los niños y se puede observar en ellos cuando dejan de hacer cosas que antes le gustaban e interesaban, como jugar, también cambian su comportamiento en el hogar o en el colegio y pueden modificar sus hábitos alimenticios o de descanso.

Un niño puede estar triste uno, dos o tres días, pero no puede estar triste un mes. Entonces, cuando ya pasa el mes teniendo esta sintomatología depresiva, se debe consultar a un psicólogo o psiquiatra, si es que es necesario.

Algunos padres no se sienten cómodos con la opción de llevar a un niño al psiquiatra, pero es un paso muy importante en el tratamiento cuando amerita. Del mismo modo, hay algunas cosas que los padres pueden hacer para evitar la depresión, como reconocer los sentimientos de los niños, lo que es muy importante, y se debe educar en sus emociones y consultarles, por ejemplo, si están felices, tristes, enojados, preguntarles qué les molesta, qué les pasa cuando juegan con sus amigos, cómo son sus relaciones con sus compañeros de colegio o cómo se sienten cuando están con sus padres, etc.

Los principales síntomas son trastornos de ánimo que ocurre en los niños y se puede observar en ellos cuando dejan de hacer cosas que antes le gustaban e interesaban, como jugar, también cambian su comportamiento en el hogar o en el colegio y pueden modificar sus hábitos alimenticios o de descanso.

Ahora, si a pesar de lo anterior no se ha evitado la depresión, se puede pensar en tratamientos, donde el más recomendado es la psicoterapia. Del mismo modo, acá también hay que tener en cuenta que se deben producir cambios ambientales en la familia, por ejemplo, si el niño va a una consulta, el 50% del trabajo es del especialista y el otro 50% es de la casa. En el fondo, lo relevante es que también hallan factores que cambien dentro del hogar, que también pueden estar generando la depresión.

Los riesgos de no tratar la depresión infantil son que el niño o niña podría tener baja autoestima, indicios de suicidio, prevalencia de esta depresión también en la adultez, prevalencia también en el tema transgeneracional. Del mismo modo, que en el día de mañana sus futuros hijos también sean depresivos, ya que es transmisible a sus descendientes.

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