Algunos agentes políticos de este gobierno y algunos oficiales uniformados, están conformes con lo que consideran una operación de inteligencia exitosa, al anular proyección de la palabra “Hambre” sobre un muro del edificio de Telefónica, (Movistar), en Santiago. Aparte de esta opción trivial, no se conocen otros objetivos de esta acción llevada a cabo por parte de los mentados funcionarios. Volveré sobre esto más adelante.
Los efectos y resultados inmediatos fueron:
Si alguna entidad dedicada a la interpretación de las señales del pueblo, (como la conocida y cuestionada española Alto Data Analytics, que entregó en octubre pasado su cuestionado informe a la Agencia Nacional de Información sobre el comportamiento de redes sociales chilenas y vinculadas a Chile sobre el estallido social), decidiera hacer un estudio enfocado ahora en este acontecimiento, probablemente los datos nacidos del hecho nos depararían sorpresas sobre el interés y la cobertura por sectores del orbe, y también sobre las cantidades de aprobaciones y de condenas. Una aplicación más precisa se lograría aplicando inteligencia de negocios, mediante inteligencia artificial aplicada sobre Big Data. Sus resultados sobre el análisis de la opinión pública, contenida en los comentarios surgidos tanto en las mismas publicaciones como en las redes sociales, podrían sorprendernos.
Volviendo sobre los objetivos o motivaciones, aparte del trivial ya mencionado, no se conocen otros. Tampoco se conoce el origen de la medida, como para indagar sobre esto. Mientras no existan antecedentes confiables, como memos, circulares, órdenes escritas, u otros documentos oficiales, sólo queda conjeturar sobre los objetivos en base a los hechos, los resultados, y los antecedentes contextuales.
Entonces, conjeturemos:
Como conclusiones, se pueden mencionar:
Entonces: ¿Por qué ocurrió todo esto? – ¿Pudo ser de otra manera? – ¿Debió aplicarse de otra forma la inteligencia militar?
El objetivo fue silenciar una señal que se interpreta como política, (en otras circunstancias, podría aparecer como una especie de intervención, o de una instalación, de alguna puesta en escena artística). Y para ello se hizo uso de las fuerzas policiales.
Sí, sin duda. En lo personal, creo que en este caso no debió hacerse inteligencia militar. Eso queda para regímenes de dudosa o falsa calidad democrática. O dictaduras.
Al final, esto habla mal del diseño de los procesos de inteligencia. En efecto, al inicio del proceso de inteligencia, y antes de pasar a su ejecución, debería haber una compuerta que marque las opciones alternativas: ¿Seguir con una operación de inteligencia? y ¿No seguir con una operación de inteligencia?
Lo cierto es que a estas alturas del desarrollo humano y de sus ciencias y técnicas, todos los procesos deben ser sometidos a normas y condiciones de calidad.
El Estado debe decidir las normas a seguir de entre las existentes a nivel internacional, para calidad y certificaciones. Y este no es un trabajo policial ni militar. Es un trabajo técnico-científico, de ingeniería.
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