El resurgimiento de la neoultraderecha no es casual, es una señal inequívoca de que los engranajes democráticos rechinan, es más, que no funcionan.
La ultraderecha permanece siempre al acecho aguardando crisis sistémicas que siembran descontento social que el sistema político tradicional no soluciona, otorgándole la posibilidad de mesianizar su propuesta.
El pistoletazo de salida de la neoultraderecha se remonta a la crisis financiera de 2008, que agravó las desigualdades intrínsecas del neoliberalismo. En este escenario, múltiples factores se entrelazan provocando un efecto dominó:
La neoultraderecha ha colonizado las redes sociales convirtiéndolas en el epicentro de su discurso de odio y miedo mediante la propaganda política de la desinformación sistemática, que destruye la democracia, exacerbando la fragmentación social hasta intoxicar la convivencia democrática. Al normalizar posturas racistas, misóginas, homófobas y anti derechos laborales, desplaza los valores democráticos y establece un escenario político pre-autoritario. El odio y el miedo eclipsan el verdadero problema: las desigualdades sociales intrínsecas del neoliberalismo.
En rigor, la neoultraderecha no busca resolver el malestar ciudadano, sino aspira a consagrar una mercadocracia autocrática: el poder absoluto de conglomerados económico-financieros y tecnológicos oligarcas que necesitan el autoritarismo ultraderechista para viabilizar su mercadocracia.
La neoultraderecha ha colonizado las redes sociales convirtiéndolas en el epicentro de su discurso de odio y miedo mediante la propaganda política de la desinformación sistemática, que destruye la democracia, exacerbando la fragmentación social hasta intoxicar la convivencia democrática
El negacionismo climático es otro pilar ideológico de la neoultraderecha, postura que debería deslegitimarla. Pero décadas de neoliberalismo han atizado un individualismo extremo, reduciendo la condición humana a meras transacciones comerciales, que discriminan los valores que han permitido al ser humano progresar gradualmente: la cooperación solidaria.
Ante este dilema crucial, o enfrentamos las desigualdades estructurales del neoliberalismo, origen del descontento social que crea a la neoultraderecha, o aceptamos el jaque mate a la democracia, con todas las catástrofes que ello conllevaría, incluida la ecológica.
Apostar por la siempre amenazada democracia liberal, es un voto de esperanza.
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad