Cuando hablamos y afirmamos que, la democracia se encuentra en problemas y que esta no conecta con el sentir de la población, inexorablemente debemos comenzar por dar claridad a lo que se entiende por democracia. Esta es definida como “Un sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes”(Definiciones de la Real Academia Española) o bien “Es aquella donde los ciudadanos ejercen el poder político a través de sus representantes, elegidos mediante el voto, en elecciones libres y periódicas”, en ambas definiciones se entiende claramente que el poder radica en el pueblo y que esta es ejercida por medio de actos electorales.
A su vez cuando nos encontramos en democracias indirectas [1], es fundamental la elección de los representantes, entendiéndose que los representantes según el PNUD[2] pueden ejercer la representatividad de dos maneras, la primera “se refiere a un conjunto de mecanismos a través del cual un grupo de individuos sirve de medio para los efectos de hacer presente la voluntad de un grupo mayor de personas, de manera tal que las decisiones de los primeros han de ser consideradas, para todos los efectos, como determinaciones de los segundos”, situación que habitualmente no ocurre, pues una vez electos los representantes comienza a primar sus concepciones individuales por sobre la de sus representados, la segunda acepción puede ser “la capacidad de una élite de visualizar, comprender, asumir y proyectar, eficazmente, cuáles podrían ser los intereses y deseos del resto de la población. En esta acepción, los objetos de «representación» no necesitan desplegar ninguna actividad. Solo les basta con ser lo que son y como son. Luego, y tras el procesamiento de expertos en opinión pública, la élite adoptará y retransmitirá tales intereses y deseos”.
Patricio Contreras y Egon Montecinos[3] establecen que “la participación ciudadana se ha instalado transversalmente en el discurso de los actores políticos, fundamentalmente por la crisis de legitimidad que afecta a las instituciones de la democracia representativa”, luego entonces, los sedimentos que profundizan y asientan la democracia encuentran ecos tanto en la ciudadanía como en los políticos, más esta disposición no tiene manifestación clara en el funcionamiento de los mecanismos de la gestión pública de las instituciones que conducen al Estado.
Uno de los actores relevantes del actuar políticos son precisamente los partidos los cuales buscan tener representatividad en dos de los tres poderes del Estado el poder ejecutivo y el legislativo, para ello deben de someter al escrutinio ciudadano las personas que a su juicio son las más idóneas para ejercer dicha representación, hasta aquí todo bien, se cumple la primera representatividad descrita por el PNUD, ¿pero qué sucede al interior de los partidos en cuanto al nombramiento de los candidatos?, mi experiencia como militante de uno de esos partidos, la Democracia Cristiana, es que más bien acontece la segunda opción en donde sin la conexión con sus bases militantes se decide y negocian los nombres que estarán finalmente en las papeletas de sufragio.
Hoy el partido evidencia una pérdida de representatividad ante los electores y sumado a ello cada día se manifiesta de forma evidente una pérdida constante de militantes, lo que se traduce en una disminución de la base partidaria, lo que puede desencadenar la desaparición del partido, favoreciendo el surgimiento de pequeños partidos (amarillos y demócratas) que atomizan la política traduciéndose finalmente en complicar la toma de acuerdos que permitan avanzar en mejorar la calidad de vida de los habitantes de la nación.
Es vital hoy comenzar a mover el engranaje del partido y retomar el trabajo de base, que la discusión de los aconteceres se parlamenten en reuniones donde las bases puedan opinar, deliberar y decidir sobre aquellas materias que los afecta de forma directa, dentro de dichas decisiones por supuesto que es de relevancia proponer los nombres al partido de quienes los representara en los diferentes niveles de decisión. En el caso de concejales y alcaldes sin duda es la base comunal, para los consejeros regionales es la base provincial, para diputados el distrito la base distrital, senadores y gobernadores la base regional y finalmente para presidentes la base nacional, el país , en este último caso ya se realizó una vez (elección presidencial de la ex camarada Jimena Rincón, un militante un voto).
La ley N.º 20.640 que establece el sistema de elecciones primarias para la nominación de candidatos a presidente de la república, parlamentarios y alcaldes, permite las elecciones primarias a los partidos políticos la nominación de candidatos a cargos de elección popular y cuyos resultados serán vinculantes para estas colectividades, creo que comenzar a realizar el ejercicio interno es retomar la senda democrática de nuestro partido y dar señales a la población que la Democracia Cristiana sigue viva y que tiene músculo para ofrecer alternativas de gobierno de centro.
Hoy el partido evidencia una pérdida de representatividad ante los electores y sumado a ello cada día se manifiesta de forma evidente una pérdida constante de militantes, lo que se traduce en una disminución de la base partidaria, lo que puede desencadenar la desaparición del partido, favoreciendo el surgimiento de pequeños partidos
SERVEL tiene programada las elecciones primarias para el 29 de junio, tenemos tiempo suficiente para realizar primarias internas y en el bloque, si fuésemos en pacto con otros partidos, hagamos el esfuerzo, vale la pena, el partido y Chile lo agradecerán.
Camaradas hoy tenemos la oportunidad de re encantar a Chile, realicemos primarias internas en cada rincón de nuestra patria, escuchemos los debates de nuestros candidatos veamos cual representa de mejor manera los principios del socialismo cristiano, no le temamos al debate, este solo nos puede llevar a crecer y conectarnos nuevamente con la sociedad.
[1] Podemos decir de manera comparativa que en una democracia directa las ciudadanas y ciudadanos son consultados para todas las decisiones. En la indirecta, la ciudadanía elige representantes que luego tomarán las decisiones (https://nuevaescuelamexicana.sep.gob.mx/detalle-ficha/11036/)
[2] Arturo Fontaine, Cristián Larroulet, Jorge Navarrete e Ignacio Walker (editores), Reforma de los partidos políticos en Chile. Santiago: PNUD, CEP, Libertad y Desarrollo, Proyectamérica y CIEPLAN, 2008.
[3] https://www.redalyc.org/journal/280/28059953014/html/
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