Lo opuesto al amiguismo o pituto es la meritocracia, esta defiende la idea que cualquier persona, sin importar su condición y origen social, puede lograr el éxito gracias a su esfuerzo y talento. Idea que debe estimular a las personas a trabajar duro por sus objetivos, ya que si lo hacen bien, entienden que serán recompensados según su mérito, sin considerar sus contactos ni privilegios.
En la práctica, la meritocracia sería productiva si se aplicara de forma justa y equitativa y considerando las desigualdades existentes. Pero, si se implementa rígidamente, sin tener en cuenta el contexto, va a acentuar las desigualdades con el riesgo cierto de dividir la sociedad en ganadores y perdedores. Donde los ganadores se sienten superiores y desprecian a los perdedores y los responsabilizan de su situación, evidenciando una total falta de empatía.
Por ejemplo, los ideólogos y defensores del neoliberalismo y el libre mercado e impulsores de la meritocracia, responsabilizan a los perdedores por no lograr el éxito económico. Los acusan de ser irresponsables, flojos y de no haber hecho el esfuerzo suficiente, para alcanzar sus metas.
Michael Sandel, el filósofo político estadounidense, critica la forma en que la meritocracia se enfoca en la competencia individual y no en el bien común. En lugar de promover la solidaridad y la cooperación, la meritocracia puede llevar a una sociedad fragmentada y competitiva, donde los individuos se ven como rivales más que como miembros de una comunidad.
La variable que no consideran ni aceptan los defensores de la meritocracia es la influencia que tiene la suerte o azar. Desconocen que el azar juega un importante papel, como haber nacido en una época determinada, en un país democrático de estándar económico y social aceptable, etc. Analizando cómo se distribuye la población global, estadísticamente es más probable nacer en un país pobre que en uno que permite y facilita las oportunidades de lograr el éxito económico y social. Por ejemplo, no es lo mismo nacer en el Congo que en Chile, en el Congo, por mucho que seamos trabajadores esforzados difícilmente saldremos de la pobreza, incluso, sus niños corren el real riesgo de ser esclavizados y esto puede pasar tanto en Somalia, Afganistán, China, India o Centroamérica.
En nuestro continente no es lo mismo nacer en Venezuela, Nicaragua o Haití, que en Chile y aún más, en Chile no da lo mismo nacer en un barrio acomodado que en alguna comuna o zona vulnerable. También se tienen que sumar otros eventos casuales, como encontrarse con un antiguo amigo en la calle, que permitieron tener la oportunidad de cambiar a un nuevo y mejor trabajo.
Los sectores más acomodados no reconocen que tiene la suerte de gozar de grandes ventajas económicas sistémicas, por ejemplo, préstamos bancarios a bajos intereses, asesoramiento financiero, etc. Ventajas desconocidas para los más pobres, quienes por no contar con algún tipo de asesoría ni el tiempo para comprar al mejor precio se ven obligados a recurrir a prestamistas. El escritor y activista James Baldwin, afirma: “cualquiera que haya lidiado con la pobreza sabe lo extremadamente caro que resulta ser pobre”.
El azar es mucho más importancia de lo que se cree. Por eso, el estigma de asociar la pobreza y el fracaso como resultado de flojera y falta de inteligencia carecen de toda justificación y fundamento
Los defensores del libre mercado afirman que la acumulación de riqueza es resultado de la inteligencia y el trabajo duro, lo que tiene algo de verdad. Pero, la distribución de riqueza puede explicarse mucho mejor y con gran precisión si se agrega la variable suerte en la ecuación. Es decir, el azar es mucho más importancia de lo que se cree. Por eso, el estigma de asociar la pobreza y el fracaso como resultado de flojera y falta de inteligencia carecen de toda justificación y fundamento.
Resumiendo algunas fallas de la meritocracia:
La meritocracia funcionaría si tiene en cuenta:
Para terminar, ganadores y perdedores deben tomar conciencia y aceptar la serie de eventos casuales que han ocurrido e influido desde el mismo momento del nacimiento y acompañado durante toda la existencia y condujeron al éxito o fracaso actual.
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ffrias9
¿La meritocracia podría convertirse en dictadura?