Preliminar
Han sucedido 50 años como 500. Habiéndonos quedado dormidos escuchando al maestro angélico Tomás de Aquino, y despertado post “Discurso del método”. En aquel apartado existencial que podemos llamar como modos de artistas-de-vanguardias de la primera mitad del siglo XX. Al parecer, experimentaban o creían casi como únicos modos creativos esta suma: (1)alguna carencia fundamental -“falta”-; (2)alguna infancia “terrible” –enfermedad, violencia, soledad, etc., para desembocar en este diagnóstico: desadaptación, neurosis profundas; y (3)entonces harto alcohol, sexo, droga , absenta[1] tratando siempre con alguna manera del “reventarse”.
Se cuenta que Amadeo (Amadeo) Modigliani cumplió casi todas esas reglas. “Cumplir” resulta una manera-de-decir: estos son síndromes epocales. Cuando los individuos más bien obedecen. Hagamos el “check-list”[2]: tuberculoso precoz –para compensar una familia muy funcional a las artes-; depresivo más bien “endógeno”; talento artístico “innato”; “París” (“Era una fiesta”); la pandilla “vanguardista”,…
Murió poco después. Hoy lo celebramos.
Pocos años post, transitando el siglo, cierta ascesis rodea al humano que fluye. Se trata de lucidez; en una época confusa-relativista. Sano necesariamente –para poder comenzar y terminar algo que trascienda los “mercados”. Vida prolongándose: viejos-artistas casi como recuperando una antigua costumbre de ancianos-sabios.
Antes, siglo XX, y post, siglo XXI, tratase de éxtasis, de hacer-algo-con-la-vida pues la vida nos excede. En los primeros, sujetos (bien sujetos) de una tensión de contradicciones que explotan; en los segundos, individuos sobrevivientes, respirando lento, y obrando con cierta disciplina.
Modigliani como Artaud como van Gogh –antes Hôlderlin, Edgar A. Poe. Hoy…, ¿cómo quién? Mejor inventemos el artista actual en la variante que interesa. Me llegó esta “biografía-en-verso-largo” que reproduzco a modo de tentativa, de hipótesis, de relato y posibilidad:
Nunca (dice este escrito) tuve una vida-breve y comencé a vivir-de-verdad cuando los demás jubilan (y continúan las convenciones).
Si fui rebelde, no lo era así sino ante mí mismo mucho antes que con las gentes: el límite no era norma sino desafío. Fui siempre un in/finito en mamífero y respirando.
Si fui “excesivo” en gestos y acciones, fue porque me sobraba siempre. Y a veces nada de las cosas podía alcanzarme –alcohol, comidas, dinero, drogas, mujeres, tecnologías. Más bien “excesivos”, en un sentido peyorativo/violento (violencia del enarbolar normas sin experiencias), resultaron algunos conmigo…
Por ejemplo, mi padre y mi madre. Cada cual a su algo idiota manera.
Mi única pasión ha sido comprenderme. Aunque para ello haya finalmente debido percibir hacia el Universo. Nunca pensé: una vocación, un proyecto-de-vida.
Apenas si pensé esas cosas (y muchas otras): la vida, más bien, me ha tomado, llevado, hecho bailar.
De artista imposible que mis padres lo impidieran: nunca lo busqué o me lo propuse. Sí fue que casi impidieron este viaje-a-mi-mismo varias veces.
Se lo imaginarán: el hijo loco, incomprensible, angustiante, poco compartible para las ocasiones de sociabilidad clase media Universidad de Chile-Odontología, de los arribistas cultos chilenos de mediados del siglo XX.
Yo parece, a los diecisiete, confusamente sólo no quería “ser-ingeniero-electrónico”.
<En su hogar se respiraba un aire de intelectualidad>, dicen de Modigliani. En mi existencia de niño y adolescente, esta frase resulta una farsa, una estupidez y un horror.
No solo no había arte en la casa de la infancia y juventud, ni siquiera una radio-a-pilas había -–talvez para escuchar a Los Ramblers o los Beatles (quizá a Beethoven) en las madrugadas y (por supuesto) escondido…
De poetas y filósofos no escuché ni las palabras que los nombran. Juro que, así como mis padres jamás siquiera se abrazaron una vez (ante sus hijos y ante nadie) con ternura, lo mismo escuché: “Nietzsche”. Ahora presumo que la sola mención de este nombre abríales hecho palidecer y huir.
No que <desde muy niño tuvo claro que quería ser artista>, sino confusamente sólo quise sobrevivir esas pequeñeces y embotamientos.
Y solamente enfermé gravemente una vez, un año completo. Recuperándome, lo siento ahora, de la muerte de mi primer hermano (o de la primera muerte de un hermano).
O sea: quise o morirme también yo, o ir a reclamarle al otro mundo porqué me había dejado tan solo en este.
Mi “salud” no fue ni frágil ni sólida.
Si a los catorce años Modigliani asistía a una escuela de arte, yo apenas alcanzaba a conjurar mis angustias internas con curiosos liderazgos sociales: era el “presidente” de cuanta estructura estudiantil de poder se me cruzaba.
La de un colegio implacablemente clase media y medianamente, en general, mediocre, de Santiago de Chile
…
De repente no recuerdo nada por 40 años. Cuando despierto tengo dos libros completos y de memoria casi. Comienzo a publicar. Lo demás se dice: <El-otro-inicio>, o <Neo>, como en <Matrix>[3].
El próximo mes sale la otra entrega…
[1] Según el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), la palabra absenta se define como un licor de ajenjo. La palabra proviene del catalán absenta, que a su vez proviene del francés absinthe, y este del griego ἄψινθος (ápsinthos). Bebida-droga-tóxico “inspirador”…
[2] Anglicismo más bien derivado de la popularidad épocal de la administración psicosocial de empresas humanas.
[3] H. Maturana, un adelantado de estas experiencias. Matriz como “matrística”. O las madres, pero las otras madres ya. Y él algo como: su predilecto.
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Claudia Alcérreca Araya
Los comentarios espero hacerlos en persona en el lanzamiento de tu próximo libro.
fernando viveros
Segùn este argumento, hay un artista del tipo «maldito»,
al modo del «reventado» –a veces por por causa de un talento
precoz y muuchos millones de dòlares : Hendrix, Morrison,
Joplin, y se alarga.
Y otro, del arte màs bien ordenado, madrugador, bueno
para las siestas y muuy productivo. Artista del sentido,
no diremos «bendito», pero se le parece a veces.
Arte «vanguardista» – «progresista», y arte de la calidad
in/finita del saber-hacer –aprendiendo siempre, todos
los dìas… en el griego antiguo, no dice poesìa
sino un hacer-con-modos.
Esperemos la continuaciòn de esa «biografìa» en versos largos.