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Eutanasia: más que un compromiso presidencial, un derecho social

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La eutanasia, es un método de asistencia para el aseguramiento de una muerte digna, en caso de enfermedades graves, que impidan una óptima calidad de vida.

En la Cuenta Pública del reciente sábado 01 de junio, el presidente Boric, anunció  una serie de proyectos, que están incluidos en su programa de gobierno:

  1. Aborto Legal.
  2.  Eutanasia.

Como era de esperar, hubo polémicas por este pronunciamiento de proyectos, ya que la tradición conservadora y dogmático considera «asesinato»,  al derecho humano de erradicar el dolor de un ser humano que padece una compleja situación de salud terminal.

Es preciso explicar, que existe un gran número de personas que han fallecido, sin el acceso al derecho fundamental de una interrupción de su ciclo vital.

Los argumentos dogmáticos más escuchados por estos días, es que el proyecto de eutanasia, «atenta contra el Estado de Derecho», apelando como pretexto a la base constitucional que, si bien, en su artículo número 1 de la Constitución Política chilena (Capítulo 1:Bases de la Institucionalidad Chilena), estipula que «El derecho de la vida es inalienable» se requiere un análisis más humanístico y con menos prejuicios.

La vida de un ser humano, es un derecho humano esencial, pero si la integridad humana está en riesgo por múltiples causales sanitarias, debemos tener un patrón conductual solidario y empatico, con la convicción que una persona no puede ser impedida de una muerte digna y en los casos recientemente mencionados.

El concepto nominado «asesinato», implica un crimen o homicidio cometido hacia otro ente humano, no obstante la eutanasia alivia el dolor y sufrimiento del ser que padece esa grave enfermedad y su núcleo familiar.

Ejemplo:  Una persona postrada por años en una cama por determinada enfermedad, fallece en dolorosas condiciones y sin haber jamás tenido el derecho-facultad para aminorar su padecimiento y sufrimiento de su núcleo.

A nivel internacional, ha habido y existe casos del sometimiento a eutanasia de personas con extrema situación de salud y sin objeción de conciencia.

En algún momento de nuestro ciclo vital, hemos tenido familiares (en mi caso, mi abuelito paterno y fallecido de cáncer el año 1.999), amistades, compañeros de trabajo, universidad y conocidos, que han padecido espantosas enfermedades y sin un sistema médico de salud adecuado.

Todas las personas, tenemos derecho a expresión de diferentes pensamientos y creencias, pero no es sano para la democracia que impere intolerancia y escasa-nula disposición al diálogo

En la primera propuesta constitucional, rechazada (4 julio de 2022), predominaba un catálogo de derechos sociales y entre los que estaba incluida Eutanasia.

Una de las primeras reacciones al Decreto de Ley (eutanasia), fue integrantes de la Iglesia Católica y sectores de la oposición, quienes abandonaron el Congreso y tras la comunicación de estos proyectos.

Un régimen democrático, basa su estructura política en la garantización de derechos, sin la predominación de un dogma, y con participación ciudadana.

No es posible, que a estas alturas del siglo XXI, continue mentalidad dogmática y que por no compartir su postura ideológica-política, personas (oposición) hayan realizado retiro del Salón de Congreso Nacional y menos aún, en un acto político-protocolar.

Todas las personas, tenemos derecho a expresión de diferentes pensamientos y creencias, pero no es sano para la democracia que impere intolerancia y escasa-nula disposición al diálogo, o sea, cada vez que existe leyes o proyectos que difieran con determinada religión de ciertos sectores, ¿Va a fluir conflictos políticos-sociales que agudice la crisis, en vez de búsqueda de soluciones?

Ese no es el Chile que anhelamos y soñamos.

Más que un compromiso presidencial, y tal como ilustró el presidente Boric, en su última cuenta pública, el proyecto de Eutanasia, «es mucho más que un compromiso presidencial, es la garantización del derecho a tener un fallecimiento digno», y como lo señalado anteriormente, no hay que ejercer como excusa un paradigma conservador para denostación a reformas sociales progresistas y con perspectiva humanística.

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Francisca Andrea Estay Lauria

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