Entre varios efectos que ha generado la contingencia nacional, encuentra en las identidades ideológicas partidarias un foco de permanente atención producto de los corrimientos de los ethos de éstas. A escala global, hace décadas que tal situación se viene dando fácticamente y estudiando desde la academia. Se identifica para occidente, desde el fin de la Guerra Fría (desintegración de la URSS y caída del Muro de Berlín), cómo, la hegemonía liberal – neoliberal (consenso de Washington), con el modelo democrático asociado, junto con sus expresiones multilaterales, dibujaron las consecuencias vigentes más sustantivas referidas a la deshumanización de la política y la economía. Desde el sistema internacional, se pasa de un mundo bipolar (aparente unipolaridad) a uno multipolar en proceso de transición internacional, donde las potencias e ideas hegemónicas se adecúan al nuevo orden global (en construcción).
Como se sabe Chile, recuperó su democracia el año 1990, tras el plebiscito del Si y el No del 05 de octubre del año 1988, inaugurando su proceso de transición democrática con un modelo de desarrollo y de democracia política vigilada por la constitución de 1980, escrita por el régimen político formalizado en una dictadura cívico-militar y liderada por Augusto Pinochet Ugarte.
Desde ese período no fueron pocos los hitos políticos (institucionales y sociales) que se dieron hasta este ‘momento constituyente’ en el cual la patria se encuentra, concretándose el anhelado deseo (esperanza) de pasar de un orden neoliberal (mercado e individualismo profundo) a uno centrado en la persona humana donde la dignidad, la tolerancia, solidaridad y el cuidado del medio ambiente en un contexto de democracia, sean costumbre. A continuación, expresamos algunas consideraciones:
Por otra parte, la concepción y voluntad latinoamericana fue siempre una particularidad que propugnó en la política exterior del país, la cual, según modelo de desarrollo imperante, no era precisamente el foco geográfico sobre el cual se debían profundizar los esfuerzos de cooperación y potencial integración regional-internacional. No dudó en integrar la UNASUR e inclusive liderarla, concurriendo con determinación y convicción político-ideológica-regional a resolver un potencial golpe de estado en Bolivia el año 2008, no significando renunciar a los intereses nacionales.
Concretó sus definiciones políticas ideológicas en la escala global, conformando la oficina ONU mujeres, dadas sus definiciones y aplicaciones en políticas públicas referidas a la equidad de género, mientras fue presidenta de la República de Chile. Ya instalada en dicha instancia, resuelve asumir una candidatura presidencial por segunda vez, sometiéndose a las primeras primarias legales de la época, sin tener que hacerlo a propósito de los altos niveles de aprobación de los que gozaba, según se colegía en los estudios de opinión. Sin estar ajena a polémicas multivariadas, articuló una alianza política que fue desde el Partido Comunista de Chile hasta la Democracia Cristiana, denominándole Nueva Mayoría, superando a la Concertación de Partidos por la Democracia (extinta el año 2010), sellando un verdadero periodo de cierre y de apertura a lo que sería el Nuevo Chile por medio del programa de Gobierno de la Nueva Mayoría, el cual, sintetizó el ciclo de protestas de los años 2011 en adelante (inclusive los anteriores).
En él, logró la arquitectura de reformas sociales (fortalecimiento del pilar solidario y proyecto de reforma de pensiones, entre otras); políticas (sistema electoral proporcional, más descentralización, sistema de partidos con financiamiento público, cuotas de género, otras); educacionales (gratuidad universitaria, fin al lucro, fin a la selección, fortalecimiento de la educación parvularia y otras); energéticas (leyes del sector que promovieron y promueven las energías limpias) y sanitarias (nuevos hospitales, atención primaria en salud, chile crece contigo, otras); proyectándose, además, hasta una nueva constitución posibilitando de esta forma un proceso constituyente (fue participativo a lo largo y ancho del país y con proyecto de cambio constitucional, incluido), que sin lugar a dudas, es un antecedente para lo que hoy se vivencia. De todos modos, si hay que consignar, que el mismo programa, tuvo como telón de fondo unas geografías de las multitudes diversas temática y territorialmente, sedimentándose éstas, otra vez, a lo largo y ancho de la patria para provocar el 18-O y de ahí la condición suficiente para sintetizar en el acuerdo de noviembre del mismo año, lo que ya se indicó más arriba.
Por ello resulta interesante la reflexión-argumentación de Camilo Escalona[iv] respecto del proceso político chileno cuando de alcanzar acuerdos transversales provenientes desde el socialismo chileno se refiere, sitúa en claridad política e ideológica al programa de 1947 liderado en ese entonces por Eugenio González, el cual, junto con Salvador Allende Gossens y otros, proyectaron ‘un hacer’ en tolerancia, inclusividad, democracia y con claro sello de una izquierda decididamente latinoamericana, la cual, en la persona de Salvador, sintetizó un amplio arco de fuerzas políticas que buscaron transformaciones sustantivas desde lo social, político y económico constituyendo más tarde la Unidad Popular (UP). Tras la interrupción del proceso apertura-do por la UP, explicado, fundamentalmente por una correlación de fuerzas negativas hacia el proyecto, encuentra en la persona de Clodomiro Almeyda, otra oportunidad de concreción de aperturas y alianzas de fuerzas políticas amplias… primero, para terminar con la dictadura cívico – militar el año 1988 y, posteriormente, para integrar el gobierno de transición que permitiera gobernabilidad democrática del país.
Así, el socialismo chileno, encuentra ahora en la figura de Michelle Bachelet, el punto de fuga de renovación política en los enfoques de alianzas amplias flexibles, inclusivas, tolerantes, democráticas y transformadoras en lo sociopolítico, socioeconómico, socioambiental, socioterritorial y sociocultural (más otras), todas interrelacionadas, provenientes del diagnóstico que permitió la trayectoria de la antigua concertación, el sedimentado despliegue de la geografía de la multitud desde la recuperación de la democracia inclusive, pero encontrando un antes y un después en el ciclo de protestas de los años 2011 en adelante. Punto aparte, es lo referido a los procesos sociopolíticos que se incubaron en Latinoamérica con el ciclo de gobiernos progresistas que encarnaron proyectos de izquierdas en la región, pero también lo que venía ofreciendo la escala global, desde hace varias décadas donde la relación entre Estado, Sociedad Civil, Mercado/capitalismo, Medio Ambiente, Identidades diversas y otros aspectos (también todos interrelacionados), se presentaron de multivariadas formas, obligando a administrar la contradicción capital – trabajo de una forma muy distinta, ya que son variadas las contradicciones en temporalidades de globalización, siendo tanto o más intensas que la que representa esta estructural contradicción develada desde los enfoques ideológicos clásicos de la modernidad, pero popularizada desde el marxismo.
Finalmente, en términos identitarios ideológicos, el socialismo chileno de la mano de Michelle Bachelet, encuentra en la cobertura internacional, otra vez, una oportunidad de revitalización por medio de la impronta de los derechos humanos, dado el cargo que ocupa en la ONU como Alta Comisionada de las Naciones Unidas, dándole continuidad a la trayectoria previa como ex presidenta, pero también militante del partido socialista de Chile, hecho que la sitúa como un verdadero algoritmo del socialismo nacional[v]. No es sobredimensionado afirmar que, con su impronta contribuyó a los cimientos del presente constituyente, de reformas sociales sustantivas y políticas electorales que han dado paso (vertiginoso) a una previsible evolución de los últimos 30 años, donde la/os beneficiaria/os de estos logros sociales y políticos precisan de esa claridad, para hacerlos inteligibles en una dinámica de proceso, impidiendo así la errada idea de estar comenzando de cero las transformaciones, y que de hacerlo, creemos, se usan categorías de la ‘vieja política’ dicotómica y excluyente como son por ejemplo: vieja política (malo) v/s nueva política (bueno); antineoliberal (bueno) v/s neoliberal (malo) y así cuantas más.
Michelle Bachelet, superó esas clásicas dicotomías binarias, fortaleciendo el socialismo chileno inclusivo, tolerante, pluralista, democrático, ambientalista, feminista y respetuoso de todos los derechos humanos. Todo indica que Paula Narváez es depositaria de esa impronta, es lo que busca probar, en el contexto que le corresponde vivenciar, buscando su propia impronta para el nuevo Chile.
Michelle Bachelet, superó esas clásicas dicotomías binarias, fortaleciendo el socialismo chileno inclusivo, tolerante, pluralista, democrático, ambientalista, feminista y respetuoso de todos los derechos humanos
[i] https://www.elquintopoder.cl/politica/la-geografia-de-la-multitud-hacia-el-nuevo-trato/
[ii] https://www.senado.cl/logran-historico-acuerdo-para-nueva-constitucion-participacion/senado/2019-11-14/134609.html
[iii] https://www.servel.cl/partidos-constituidos/?mla_paginate_current=2
[iv] https://opinion.cooperativa.cl/opinion/politica/el-socialismo-chileno-esta-de-pie/2021-05-24/095353.html; https://opinion.cooperativa.cl/opinion/politica/el-socialismo-chileno-contra-la-exclusion-y-el-veto/2021-05-31/093313.html; https://opinion.cooperativa.cl/opinion/politica/el-socialismo-chileno-es-allendista/2021-06-29/091053.html;
[v] https://www.eldinamo.cl/opinion/2019/03/14/el-algoritmo-bacheletiano/
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Miguel Hernández
Me saco el sombrero, excelente columna, junto con mostrar las grandes gestiones de una figura pública como Michelle Bachelet (muy criticable también como cualquier figura pública), realiza un ejercicio histórico de cómo el socialismo, hoy autodenominado socialismo democrático, ha podido reinventarse de acuerdo a sus complejos contextos, desde Eugenio González hasta la ex presidenta. La apatía a los partidos políticos, fue algo que Bachelet sin duda supo sortear, y lo hizo con acciones, conozco mucha gente que hasta el día de hoy está muy agradecido con algunos de sus programas, inclusive familiares pudiendo estudiar gratis en Universidades que antes jamás pudiesen haberlo hecho. Esa impronta, más la legítima crítica a los partidos políticos y al establisment, es lo que ahora Paula tiene como desafío. Ya vimos que Boric y Sichel pudieron superar esa valla de la participación electoral, votó más gente que nunca en primarias. Hay que ver cómo se ordena Unidad Constituyente con sus candidatas y candidato, pero todo indica que no será una tarea fácil, y que después de la primaria, otro mapa se abrirá en este país de cambios. Tengo fe en que no se repetirá la experiencia de otro gobierno de derecha, más aún el de una persona con estrechos lazos con el poder económico y empresarial de este país, sino que por el contrario, la ciudadanía elegirá sabiamente entre el progresismo, el socialismo democrático y los proyectos populares de transformación. Saludos
jorellanay
Coincido con Ud.
La Sra. Bachelet tiene una impronta que bien vale ser considerada en la síntesis ideológica – política del PS. La vida interna de los partidos políticos en momentos de tensión y cambio, resienten linealmente los presupuestos ideacionales con proyección política electoral. En este sentido, lo ejecutado por la Sra. Bachelet, perfectamente puede ser recogido en este código planteado.
Gracias Miguel por su atención
Pablo Zuñiga
Su columna solo demuestra lo asincrónica que es la política, pues precisa de un proceso de ajuste entre la idea que se enuncia y la historia que la impone. Lo anterior es una paradoja, de ahí viene el hecho que muchas veces las ideas sean capitalizados por otros y no por quien o quienes la defendieron, pues para ellos el presente ese presente les fue adverso, nadie quiere perder privilegios, no todos están la altura de las circunstancias , y muchas veces son los cercanos quienes más se resisten, todos defienden las ideas del presente cuando les resultan confortables; pero como bien lo diría el buen Dostoievski, los conservadores viven hoy, con las ideas que antes señalaron y defendieron los progresistas, cuanta razón, más aún se aplica a la figura de Michel Bachelet.
jorellanay
Es verdad. En el análisis que se escucha y lee ha existido acercamiento a lo que comenta. Desde la dinámica partidaria y de coalición quedaría realizar un estudio que permitiese identificar como se despliega ese conservadurismo que Ud indica. A nivel de hipótesis, se podría aventurar que es transversal en el sistema político la situación que describe.
Gracias Pablo por su atención.
cristián barría jara
Don José { como hijo y nieto de socialistas, que tuvieron la hombría y decencia de quedarse en Chile, pudiendo exiliarse }, le manifiesto mí opinión. Es increíble el grado de falta de percepción de la realidad que usted manifiesta en su artículo: Primero: Que la señora Bachellet, fuera defensora de los DDHH. en sus gobiernos; le recuerdo las decenas o centenas de niñas que fueron abusadas sexualmente en las protestas del 2006 ¿ cuantos pacos fueron juzgados y condenados por ello ? ¿ que hizo la señora Bachellet en su gobierno para juzgar y condenar los crímenes de los pacos { asesinatos, torturas y desapariciones } del gobierno de Lagos y en su propio gobierno { recordar el detenido desaparecido de Iquique, en su 2° mandato } o el escándalo de abusos en el SENAME. Se hizo la «tonta » con los militares { no cerro el penal cordillera, designó boinas negras en la comandancia del ejército y ex CNI en la vicecomandancia, guardaespaldas de pinochet en la comandancia de los pacos y visitó la esmeralda casi todos los años { allí se violaron mujeres }. Segundo: Que preocupo por el medio ambiente, en sus 2 gobiernos habían MILLONES de chilenos que sobrevivían con el agua que les daba el gobierno y los municipios en el campo chileno ¿ que hizo para modificar o paliar eso ? NADA, no toco el código de aguas, ni tampoco realizó ninguna acción decidida y concreta para enfrentar eso, solo «patio la pelota» para que el problema lo tuviera el otro gobierno.
JOSE ORELLANA YAÑEZ
Lo que buscó la columna, fue presentar una mirada sobre lo que fue el desempeño de dos gobiernos de una militante de un partido político, que en este caso, es el partido socialista de Chile. Pero, sólo es una mirada, que creemos, junto con el profesor García, es importante para ser considerada en la memoria política e ideológica del partido consignado. La misma, puede y debe ser escrutada críticamente, cuestión que Ud ha realizado asertivamente.
Gracias por su atención Cristián.
patrick fisk
Paso
Quique
Disculpe, Bachelet es la peor presidenta de Chile. Sectaria como buena feminista, fracaso en crear una nueva constitución, su último gobierno no dejó nada , solo un montón de radicales que a ti te hundirían con falsas acusaciones de violación o acoso, ese es legado de la Bachelet que en la ONU no sirve para nada solo para seguir con el show de las feminista radicalizadas.