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El recién creado Fondo para la Reconstrucción y la anunciada Agencia para el mismo fin, abren nuevamente la necesidad de debatir, públicamente, en torno al lobby.
No es menor que la primera empresa en donar sea Enersis, quien se encuentra relacionada con el proyecto HydroAysén. Es más: sin descaro alguno le han solicitado al Presidente, ya con cheque en mano, “equilibrio” para apoyar el proyecto.
Tomando en cuenta ese punto, desde que se inició la responsabilidad social empresarial (RSE) en nuestro país, el Estado entregó y compartió parte de la responsabilidad y compromiso que le corresponde con sus ciudadanos. Esto es: cuidarlos, acogerlos y protegerlos.
Si bien como iniciativa es buena, sería extraordinaria si contáramos con un Estado maduro, íntegro y consciente de sus ciudadanos, asumiendo y teniendo claro desde la médula cuál es su rol para con ellos. Incluso sería brillante el desarrollo de la RSE, si nuestro Estado planteara ejes claros en torno a las libertades individuales. Si contáramos con una sociedad organizada y participativa. Una sociedad respetuosa de la diversidad; activa políticamente, sin la necesidad de militar; comprometida con el medio ambiente. En fin, una sociedad cercana a la plenitud del progreso humano e intelectual.
Por ello no es menor, a propósito de Enersis, que actualmente una empresa de telefonía celular tenga un spot al aire donde aparece una adolescente embarazada contándonos que gracias a los consejos de su bisabuela, decidió enfrentar su “verdad”. Dentro de “un mundo que no está acostumbrado” a ella. Y esta es: no mentirle a ese mundo que está esperando guagua y que decidió tenerla, para disfrutarla.
Dicho mensaje sería alentador si nuestro Estado diera la posibilidad de debatir, también, sobre las otras múltiples razones del porqué una mujer puede no llegar a desear un embarazo. Del porqué el aborto o la entrega en adopción son salidas viables para muchas familias. Y por sobre todo, bajo qué circunstancias se dan dichas opciones.
Recordemos que no todos cuentan con una red de apoyo viable al momento de tomar decisiones límites, y tampoco contamos con la convicción social de hacer presente y patente que hay otras realidades fuera de la que nos pertenece. Lo que dificulta la posibilidad de otorgar valor a otras verdades.
Importante es señalar esto ya que hay algunos grupos empresariales que tienen una estrecha relación con el conservadurismo, ligados a grupos religiosos y políticos en nuestro país.
Sabiendo eso, debemos estar alertas sobre el modo en que la nueva relación entre mercado y Estado se comienza a dibujar. Pues no es menor que ahora las empresas comiencen a ser agentes de opinión en torno a las libertades individuales.
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Foto: Santiago Rivas
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