Para reforzar lo dicho en mi columna anterior, recientemente el PNUD señala la «Importancia del patrimonio natural y cultural en Chile. El patrimonio natural es el conjunto de valores naturales que tienen importancia desde un punto de vista estético, cultural, ambiental, científico y productivo. Este patrimonio está constituido por la variedad de paisajes, elementos físicos como cerros, ríos y lagos, así como por la flora y la fauna que habita en un territorio. El patrimonio es aquello reconocido como propio y nuestro, y cambia a lo largo del tiempo. Un patrimonio se va construyendo en y con el desarrollo de la cultura de los pueblos. Además, el patrimonio resulta de una serie de cambios, construcciones, destrucciones y decisiones que se han tomado a lo largo de la historia.» (PNUD)
Es en esta perspectiva, de paliar las presiones negativas, que tiene sentido la creación de parques nacionales, reservas, áreas protegidas en que la planificación del uso del territorio es una contribución importante para revertir esta situación.
Cada uno de nuestros ecosistemas está sometido a diversas presiones que lo depredan y ponen en riesgo su evolución; uno de sus impactos es el cambio climático a nivel global. La presión se expresa a través de distintas maneras como la incorporación de especies exógenas y el uso desordenado del territorio, tranques de relaves sin control, y/o a través de distintas formas de contaminación al aire, uso indiscriminado de agroquímicos, recursos hídrico, contaminación al suelo y, por cierto, en la sobreexplotación de los recursos naturales y, además, con un consumismo que confunde el papel del ciudadano y del consumidor.
Es en esta perspectiva, de paliar las presiones negativas, que tiene sentido la creación de parques nacionales, reservas, áreas protegidas en que la planificación del uso del territorio es una contribución importante para revertir esta situación. Áreas limpias o de limpieza física y mental. La adecuada gestión de esos espacios comunes es responsabilidad del gobierno y, por cierto, de su buen uso por parte de la población. Por otra parte, la implementación de sistemas de producción limpia y del ecodiseño de los bienes del mercado, minimización, reciclaje, que evite la contaminación que es responsabilidad de todos. Es con este enfoque que tenemos que entender la lucha contra la contaminación atmosférica, la adecuada gestión hídrica y de los residuos sólidos.
A su vez, la creación de parque nacionales, reservas, áreas protegidas y la planificación del uso del territorio son contribuciones importantes para revertir esta situación. La adecuada gestión de esos espacios es responsabilidad del gobierno y, por cierto, del buen uso por parte de la población. La implementación de sistemas de producción limpia y del ecodiseño, es responsabilidad de todos.
Es decir, una política ambiental para evitar destruir el medio ambiente y frenar el cambio climático, tiene que tener una visión holística y sistémica. Hoy claramente entendido por la ONU pero también por el Papa Francisco quien en “Laudato sí”, recoje un enfoque que estaba presente en Río 92, más aspectos espirituales universales, con lo que incluye todos los factores que hoy sabemos que están en juego. Y lo mismo ocurre con la visión de nuestros ancestros mapuches quienes poseen la visión del hombre inserto en la naturaleza y como parte integrante de la biodiversidad. Nuestro gran poeta, Eleicura Chihuailaf en su «Recado confidencial a los chilenos», explicándonos el concepto de su pueblo: Itrofil Mogen, nos señala que «Para nuestras comunidades este concepto es al mismo tiempo la biodiversidad y la biósfera, sin limitarse solo a consideraciones de orden natural. Así, el concepto es también el medio ambiente comprendido en sus dimensiones físicas, sociales y culturales, ya que nosotros los mapuches nos consideramos parte integrante de toda la naturaleza. Eso nos insta a establecer y adoptar estrategias de desarrollo sustentable, comunitario y participativo»
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