Habiendo ya superado el período de confusión en que devino el fin de la República Aliancertacionista de Chile (1989-2014) como se denominó al período de postdictadura, finalmente los chilenos se dieron su primera Constitución nacida de un proceso constituyente durante la segunda administración de la presidenta Michelle Bachelet, superando el nivel de democracia previa al golpe de Estado de 1973.
Ya asentada nuestra República Parlamentaria, tocó al presidente Ricardo Lagos recibir en la residencia presidencial del Palacio Cousiño al rey Carlos III de Inglaterra en visita oficial; acontecimiento sólo comparable con la visita de su madre, la reina Isabel II, durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, hacía 50 años. Lagos tuvo entonces ocasión de comentarle que la reina no conoció dicho palacio presidencial, que entonces sólo servía para recibir a visitas ilustres, porque aquel sufrió un incendio poco antes de su llegada y, por tanto, se le habilitó una suite en el Hotel Carrera, ubicado frente a La Moneda y desde donde se filmó su bombardeo durante el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 -fecha que a partir de 2001, pareció dejar de pertenecernos a los chilenos porque en todo el mundo se empezó a hablar del 11/9 con la mente puesta en Nueva York-.Como sea, la adopción por Chile del sistema de gobierno parlamentario hacía mucho más fluida y dinámica la evolución política nacional y las relaciones con las democracias del mundo, que era en lo que se concentraba el presidente de la república de Chile.
El rey le preguntó qué sentía siendo presidente de la república en circunstancias tan diferentes a su primera asunción de la primera magistratura en el año 2000, ya que ahora carecía de toda injerencia en el gobierno, el que era ejercido por el jefe de gobierno o primer ministro desde La Moneda, la tradicional sede del gobierno.
Uno se acostumbra, respondió Lagos y este lugar de trabajo es sin duda mucho más acogedor y atractivo que La Moneda. Consideraba asimismo que ya no estaba en edad para estar asistiendo al Parlamento, rendir cuentas periódicamente y ser interpelado por sus miembros, como debe hacer el jefe del gobierno en un sistema parlamentario, sabiendo que la oposición está siempre lista y dispuesta a sumir el gobierno si el gabinete gobernante encabezado por el primer ministro pierde la confianza de la mayoría de los representantes. Esta situación de alerta permanente obliga a los actores políticos en un sistema de gobierno parlamentario -gabinete gobernante y oposición parlamentaria- a la responsabilidad política, porque un gobierno no sólo tiene fecha de término por cumplirse los cuatro años de la legislatura con las elecciones generales, sino que también puede ser reemplazado antes y, así, todos los actores del Parlamento deben estar abocados a cumplir su función, tanto de gobierno como de oposición preparada para pasar a formar gobierno en cualquier momento de la legislatura.
También, le comentó Lagos al monarca británico -a propósito de su posición de jefe de Estado- que durante su gobierno desde La Moneda existió un columnista de El Mercurio y de la misma tribu de su propietario, el Rupert Murdoch chileno, que se dedicaba semana a semana a denostarlo y lo llamaba Ricardo I, acusándolo de despótico. Y lo más curioso es que el columnista aquel había sido un gran defensor de Pinochet, un nombre incómodo para ambos países, toda vez que él y su circunstancia afectaron el prestigio de instituciones en ambos continentes: primero, por el poder conservado durante la seudodemocracia de la postdictadura en Chile, y luego por la puesta a prueba que significó para los sistemas penales español e inglés tras su arresto en Londres.
Como sea, la adopción por Chile del sistema de gobierno parlamentario -nacido en Europa y adoptado en todos los continentes como el canon de la democracia occidental- hacía mucho más fluida y dinámica la evolución política nacional y las relaciones con las democracias del mundo, que era en lo que se concentraba el presidente de la república de Chile.
Comentarios
14 de agosto
Entiendo a donde vas y creo coincidir, pero igual me queda una duda/sensación
Si tenemos representantes que sirven a intereses superiores y no sociales
¿Qué sistema es menos peligroso?
Hace falta que quienes aman al País, mas que a su cuenta corriente, sumen!
Un abrazo
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