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Delitos viales: un problema de seguridad pública y un camino que recorrer

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En múltiples encuestas, la seguridad pública es uno de los temas prioritarios para la ciudadanía en Chile. Normalmente, cuando se habla de seguridad pública se refiere al aumento de delitos como, por ejemplo, robos con intimidación, violencia y/o homicidios. Sin embargo, pocas personas saben que por cada deceso por los actos anteriormente mencionados, mueren tres personas por delitos viales, vinculados a alcohol, drogas y exceso de velocidad.

Estas cifras nos entregan el sustento para considerar que la seguridad vial debe ser uno de los ejes principales de las políticas públicas relacionadas con seguridad pública. Sobre todo, porque esta es la principal causa de muertes en niños de 0 a 15 años y la segunda en personas de 16 a 30 años, después de los homicidios.

Durante el año 2015 fallecieron por delitos viales 1.640 personas, siendo el registro el más alto desde hace siete años. La Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (CONASET), quien señaló la cifra, no presentó los registros completos que permitirían un análisis más profundo de los números para conocer su origen y ver cómo modificarlos. Esta situación es particularmente preocupante porque durante el año 2010, el Estado chileno se comprometió a bajar a la mitad los decesos por temas de delitos viales ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), específicamente en el llamado Decenio de la Seguridad Vial. En este sentido, vemos que ha ocurrido absolutamente todo lo contrario ya que desde el 2010 al 2015 los delitos viales con efecto de muerte se han incrementado.

Lamentablemente, podemos observar que esta problemática, pese a que las cifras aumentan, sigue siendo entendida solo como un tema de tránsito, porque, de hecho, todas sus planificaciones se centran en el Ministerio de Transporte.

Para la Fundación Emilia es necesario un cambio ya que consideramos que este tema (el de seguridad vial) debe ser un eje central en las políticas sobre seguridad pública. Por ejemplo: el año 2014 se contemplaron como heridos graves y gravísimos alrededor de 7.500 personas, quienes tuvieron una muy baja cobertura estatal. En los medios de comunicación parece ser un tema menor, cuando comparamos los registros sobre portonazos y robos de diversa índole con los delitos de seguridad vial, los primeros tienen mayor cobertura mediática, pese a que los segundos presentan graves registros. Además, las causas centrales de estos fueron: el exceso de velocidad de los conductores, el manejo con alcohol y la imprudencia de los y las peatones.

Tomando en cuenta todo lo anterior y a partir de un proceso social, ciudadano y educativo conocido como Ley Emilia, que sanciona con cárcel efectiva el manejo con estado de ebriedad, con un grupo ciudadano creamos en noviembre del 2014 la llamada Fundación Emilia. Víctimas de Accidentes. Esta entidad cuenta con tres objetivo: acompañar a las víctimas y sus entornos familiares de afectados por delitos vinculados de la Ley Emilia, buscando entregar un apoyo personal, desarrollar campañas de sensibilización y educación, que permitan fomentar una ciudadanía más consiente y responsable de sus comportamientos en los espacios públicos y desarrollar investigación, la cual permita plantear políticas públicas, gestión ciudadana y cambios legislativos, instancias vinculadas con la formación y educación del comportamiento en la plaza pública.

Buscando hacer realidad el segundo objetivo, Fundación Emilia implementó durante el segundo semestre del 2015 un conjunto de 22 talleres en establecimientos municipales de las comunas de Estación Central, Las Condes, Renca y La Florida. Los mismos fueron destinados a estudiantes entre 13 a 19 años y tuvieron como objetivo central sensibilizar a comunidades escolares municipales, buscando  formarlas como una ciudadanía comprometida y responsable de su comportamiento de los espacios públicos.

En el desarrollo de estas actividades se aplicaron algunas preguntas a los casi 800 estudiantes que recibieron estos talleres. Acá presentaremos algunos resultados de estas experiencias. Ante la pregunta ¿Qué opinión tienes de la llamada Ley Emilia? el 79% estaba “muy de acuerdo”, el 20% “de acuerdo” y tan solo el 1% en “desacuerdo”. Si sumamos los dos primeros, el 99% de los casi 800 estudiantes encuestados, evidenciaron una buena impresión de la llamada Ley Emilia. Este registro nos anima a seguir realizando este tipo de talleres y campañas de difusión en redes sociales, ya que la juventud, contra los pronósticos de algunos, ha ido entendiendo que se debe disociar la conducción del alcohol.

En este sentido, como Fundación Emilia nos parece que también es necesario un  cambio legislativo urgente. Hemos hablado con algunos parlamentarios de diversos partidos con la idea de  homologar “manejo en estado de ebriedad”, hoy de 0.8 gramos de alcohol por litro de sangre, con “conducción bajo la influencia del alcohol”, 0.3 a 0.79 gramos de alcohol por litro de sangre. Deseamos lograr esta meta legislativa, tarea en la que se compromete Fundación Emilia y esperamos contar con apoyo de la ciudadanía. Con esto, tendríamos un solo indicador que sancionaría el manejo con alcohol, registro que es el estándar en los países de la OCDE y más alto que países como Uruguay que tienen 0 u México que tiene 0.125. De hecho Chile con su 0.8 es el más alto a escala mundial, de los países que tienen indicadores que sancionan el manejo con alcohol.

La seguridad en los espacios públicos es mucho más que un problema de transporte. Es na problemática que afecta a toda la sociedad, por ende, debe incluir una coordinación en salud, cultura, educación y trabajo, producto de su relevancia social.

Por ello en los talleres aplicamos la siguiente pregunta: ¿Te gustaría que la Ley Emilia afectara el manejo “bajo la influencia” de alcohol? Los registros fueron bastante sorprendente, ya que el 80% estuvo “muy de acuerdo”, el 16% “de acuerdo” y el 4% se dividió entre “muy en desacuerdo” y “en desacuerdo”. En consecuencia, al 96% de los jóvenes encuestados les parece razonable la medida de bajar el indicador de estado de ebriedad a 0.3, como gran parte de los países que tienen buenas políticas respecto de seguridad en los espacios comunes. De esta forma, los estudiantes encuestados se dieron cuenta que este cambio legislativo, como fue la Ley Emilia que en su primer año bajo el 19% el número de fallecidos y cerca del 40% en heridos por conductores ebrios, puede ayudar a salvar más vidas, sin por ello afectar las libertades civiles e individuales de las personas.

Entre las preguntas que hacemos en los talleres están: ¿Te parece que un cambio cultural en seguridad vial es posible en Chile? y ¿Estás de acuerdo que el manejo con alcohol y drogas es un delito? El 95% de los participantes está o “muy de acuerdo” o “de acuerdo” respecto a la posibilidad de que exista un cambio cultural en seguridad vial y el mismo porcentaje considera que manejar con alcohol es un delito. Esto es un cambio simbólico relevante, ya que se deja de considerar un accidente, al existir alcohol y drogas y pasa a ser un hecho evitable y sancionado por la ley con cárcel efectiva.

Estimamos que los registros que nos entregan los estudiantes en los talleres nos permiten plantear qué es posible un cambio cultural, en el cual la educación en el sistema escolar y superior juega un rol central.

En este sentido, creemos que la seguridad en los espacios públicos es mucho más que solo problemas de transporte. Es una problemática que afecta a toda la sociedad, por ende, debe incluir una coordinación en salud, cultura, educación y trabajo (por la alta cantidad de delitos viales en la jornada laboral ocurridos dentro de los  trayectos laborales) producto de su relevancia social.

Llamamos a las autoridades estatales, tanto ministeriales, legisladores, fiscales y jueces, a tomar conciencia del problema de seguridad que implican los delitos viales. Creemos que se pueden sumar de forma igualitaria y no paternalista -como conciben muchas autoridades- a las organizaciones ciudadanas, como entidades que agrupan a ciclistas, peatones y víctimas de delitos viales, a participar en la búsqueda de un cambio cultural en seguridad vial. Consideramos que solo sumando a todos los actores lograremos avanzar en disminuir a la mitad, tal como Chile se comprometió a disminuir la cifra los fallecidos por delitos viales en el 2020. Sin este compromiso, seguiremos como en la actualidad, aumentando el indicador de fallecidos, confundiendo delitos con accidentes, pareciendo que esto no es responsabilidad de nadie, solo de sus familiares que despiden y recuerdan a quienes ya no están.

Sabemos que queda mucho camino por recorrer, pero creemos firmemente que desde la ciudadanía podemos hacer un gran aporte al visualizar esta problemática, y proponer –por medio de la educación y la difusión en redes sociales y medios de comunicación- un cambio cultural posible, pero es una ruta que debemos caminar en conjunto, ayudándonos a cuidarnos entre todas y todos.

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22 Comentarios

DIEGO LEONARDO MUNDACA MACHUCA

Pienso que sea muy necesario la labor de la fundación Emilia, porque es un ejemplo claro de cómo la ciudadanía se puede organizar y al mismo tiempo torcer la inercia del poder político y económico en materias de este tipo.
Felicitaciones a la fundación y espero que las cifras sean cada vez menos y ya este tipo de actos no sean tomados como accidente, sino como delitos y sean castigados en justicia.

saludos!!