Muchas personas, suelen habitualmente argumentar que el Estallido Social se produjo desde la nada, muy repentinamente y los tomó por sorpresa, no obstante, no existe nada más lejano.
Después de la violenta noche del 18 de Octubre, pareciera que quedó en el olvido todas las situaciones que antecedieron a ella. Esta columna pretende traer a la frágil memoria los hechos que ocurrieron durante dos semanas previas a aquel suceso.
A estas alturas del año pasado, la generación de estudiantes secundarios 2019 comenzaba después de un alza del pasaje que afectaba no a los secundarios, sino a los adultos que deben salir a trabajar para alimentar a esos secundarios. Todo empezó con unos inocentes saltos de torniquetes, que el gobierno inmediatamente condenó con la misma Ministra quién un 15 de octubre del año pasado manifestóLas estaciones de combinación súbitamente pasaron a tener más Carabineros que las mismas comisarias. Vimos imágenes de violencia de Carabineros maltratando escolares que ocasionaron la solidaridad de la población con los secundarios.
«Me cuesta entender que cuando hay evidencia de un esfuerzo tan grande por mejorar el sistema de transporte público, se atente contra él, más aún los escolares que no tienen un argumento», indicó.
En lugar de dialogar con el grupo protestante, el gobierno optó por una estrategia más agresiva, digna de la derecha empresarial cuando la gente deja de pagar algo, y es que abarrotaron las estaciones de Carabineros de Chile, en un país donde a menudo se argumenta que «No podemos tener un Carabinero por cuadra». » No tenemos el personal suficiente para combatir a los grandes grupos delictuales» de pronto , tenían suficientes Carabineros para llenar Baquedano, Vicente Valdés , La Cisterna, Plaza de Puente Alto, entre otros puntos donde los escolares saltaban los torniquetes. Esto ni siquiera ocurría durante todo el día, salvo momentos particulares, de entrada y salida de clases.
La Ministra Hutt, al momento de declarar que los escolares no tenían un argumento para protestar, estaba implícitamente diciendo que toda persona no escolar podía protestar.
Las estaciones de combinación súbitamente pasaron a tener más Carabineros que las mismas comisarias, vimos imágenes de violencia de Carabineros maltratando escolares, esto ocasionó la solidaridad de la población con los secundarios.
En otras palabras, la reacción violenta del gobierno contra las evasiones masivas, despertó la solidaridad de dos generaciones. Por un lado la generación del 2006, quienes marcharon por eliminar la LOCE, los primeros pinguinos, quienes ahora transformados en treintañeros útiles al sistema, como el Ministro Isamit y que vieron como sus demandas quedaron en un mero cambio de nombre, Chile tiene esa mala costumbre, cuando algo no funciona, déjalo igual y cámbiale el nombre, eso le pasó de Transantiago a Red, eso le pasó de Nueva normalidad a paso a paso y eso le pasó de la LOCE a la LGE entre otras.
Pero la generación del 2006 no fue la única despertada, también la generación del 2011, quienes marcharon por gratuidad, paralizaron las universidades por seis meses, mandaron a su casa a varios ministros de educación como Lavín, Bulnes, Beyer y otros. Otra generación cuya demanda quedó olvidada, siendo en el año 2016 cuando empezó a regir esta gratuidad a medio morir cantando, que fue lo que Bachelet pudo aprobar gracias a la oposición con uñas y dientes defendiendo hasta el último peso del lucro.
Los últimos 3 días, las estaciones se transformaron en cárceles, los continuos cierres de accesos se empezaron a volver muy molestos para los pasajeros quienes podían perder una hora al médico o sufrir un descuento, pero la culpa no era de los secundarios, era del gobierno quién en su ambición por mantener los 30 pesos del aumento, decidió hacer de todo antes que dar pie atrás a la medida.
El gobierno intentó culpar a los secundarios, tacharlos de caprichosos, para los días 15, 16 y 17 , ya había más gente evadiendo, no solo secundarios. Ni los guardias del Metro ni los Carabineros eran suficientes para detener la ira ciudadana por el alza de un metro que los políticos no usan.
Si solo el gobierno hubiese dialogado con los estudiantes, hubiese encontrado una medida de amortiguar el pasaje, no hubiésemos tenido miles de recursos gastados en arrendar buses por parte de municipalidades.
Por eso, y aunque no tiene que ver con la demanda original, debemos vencer al gobierno en las urnas y terminar con la tozudez de un gobierno que se queja de la violencia hoy, pero no tuvo absolutamente ningún problema en pegarle lumazos, arrojar a escolares por las escaleras de Vicente Valdés, por gente que estaba evadiendo 230 pesos de pasaje.
¿Son 230 pesos los que te hacen merecer un lumazo por parte de la Autoridad? ¿Son 230 pesos los que se convierten en alguien que atenta contra la movilidad de los santiaguinos?
Claro, 230 pesos son mucho más graves que asesinar a tu pareja y a tu hijastro, porque para ellos hay beneficios.
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