Esta es mi última columna de Política, estimo que puedo aportar en conocimientos específicos de mi experticia.
Durante 40 años aproximadamente, en Chile se ha desarrollado una democracia que ha sido relativamente estable, entre la izquierda y la derecha de Chile.
Sin embargo el país no ha evolucionado tan bien como los chilenos desearíamos, y no por mero capricho, sino que por las potencialidades que tenemos, en cuanto a recursos naturales, materias primas, energía, infraestructura, economía para aprovecharlas al máximo.
El antagonismo entre derecha e izquierda tarde o temprano llega al colapso de los países, por lo que no será tiempo que se prime por el desarrollo de todos.
La mayoría de los chilenos estamos en medio de la disputa de poder de la clase política, entre el tan manoseado «neoliberalismo» ¿Pero, qué es? Un sistema político económico que ostenta sus bases en el mercado y subsidios privados y la reducción del Estado, en contraposición de las tendencias izquierdistas que pregonan aumentar el gasto social en base al Estado, estatizar bienes y servicios, para lograr la tan supuesta «igualdad».
La democracia implica que se deben contraponer sistemas sociales políticos económicos, y según el régimen de gobierno de turno, se administrará al país.
Existen países que han solucionado, este problema de cambio de poder político, regulando la alternancia programada, es decir sin elecciones de presidente, lo que evita confrontaciones electorales que frenan el desarrollo del país, por anularse políticamente, prueba de ello es que en Chile proyectos de ley importantes no se gestionan, están congelados en nuestro parlamento, porque al parecer solo se actúa con el mero afán de conseguir el poder y de cambiar el sistema imperante.
Por otro lado, será imposible que la clase política en su totalidad se reúna, antes de estas disputas de tantos años que han retrasado nuestro desarrollo como país, y acuerde que sistema regirá el país, necesariamente no tiene porque, ser de izquierda o de derecha ¿Acaso importa más qué sistema regirá los destinos del país, que el bienestar y desarrollo de Chile? Como si esa fuera la única solución, la realidad nos dice que no es así. La anarquía de naciones que han tratado de establecer sistemas de facto, o democracias disfrazadas, han llevado a quiebres institucionales a muchos países. El antagonismo entre derecha e izquierda tarde o temprano llega al colapso de los países, por lo que no será tiempo que se prime por el desarrollo de todos. Podemos ser un tremendo país, pero las ansias de poder, ambición, intransigencia política, atenta contra lo que la mayoría desea, que es dejar el subdesarrollo.
Si la izquierda a partir de ahora boicotea al gobierno de Derecha, mi teoría toma cuerpo, esperemos que los políticos se ocupen del país en su conjunto y no en su afán de poder. Y si la derecha que tiene el poder, no actúa atendiendo las necesidades, e injusticias que los sistemas ocasionan, entonces en ambos casos se generará un descontento social, descontento que hizo perder la elección a la centro izquierda.
Somos un gran país, si con lo que hemos hecho ahora, hemos logrado cierta estabilidad, que podríamos conseguir sin disputas, conflictos, no deberá ser necesario que existan manifestaciones, desafiar el orden institucional, ya que la institucionalidad por si misma no requierirá luchas de poder de oprimidos y opresores. Quizás lo que pretendo es una utopía, pero me permito al menos soñarla, teniendo claro que los seres humanos somos complejos, que las diversas teorías o postulados de administración, sistemas políticos, económicos, sociales, también nos llevan a los conflictos donde hay vencedores y vencidos.
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