La desvalorización del mundo humano está en razón directa proporcional a la valorización del mundo de las cosas. En estos días donde se cumplen 202 años del natalicio de Carlos Marx, es indispensable vincular su pensamiento a la crisis sanitaria que atraviesa el planeta en general, y la crisis de legitimidad que vive nuestro país en particular.
Sin perjuicio de que, al menos en Chile, la situación primeramente descrita se desarrolla desde las primeras expresiones del capitalismo, llamado en la época colonial »Mercantilismo», y posteriormente , su evolución decanta en el capitalismo moderno de diversas fases (Liberal, Keynesiano y »Neoliberal»), la desvalorización del mundo humano, ataca hoy conceptos tan fundamentales para la doctrina liberal como lo es el Estado Constitucional de Derecho, que se rige, entre tantos, por un principio esencial para el mundo humano; la democracia.En tiempos difíciles, donde las y los infectados y fallecidos aumentan cada día, lo razonable sería atender al mundo humano, y no al mundo de las cosas.
Asumiendo a la democracia como esencial, no sería raro permitirnos seguir la tesis del jurista italiano Luigi Ferrajoli e insinuar que la democracia no debería admitir excepciones, justamente por su carácter condicional para el Estado de Derecho. Sin embargo, nuestra Constitución Política si las prevé, y durante los último 8 meses, nos hemos enfrentado a dos figuras de excepción constitucional.
Antes de pasar a analizar aquello, resulta preponderante concluir que una cuestión esencial para el mundo humano como lo es la democracia, y su expresión concreta en nuestro país – un plebiscito de cambio constitucional-, sea puesta en jaque por autoridades que pretenden aplazarla o definitivamente suspenderla a raíz de la pandemia causada por el COVID – 19. Mientras que, al mismo tiempo y las mismas autoridades, dan cabida al comercio de gran escala, considerando así el valor superior del mundo de las cosas.
Ahora, nuestra Constitución suministra diferentes límites a los derechos fundamentales en las figuras de excepción. Hoy están limitados; el derecho de reunión, de locomoción y de propiedad. Sin embargo, en la realidad normativa y social, esta situación presenta anomalías.
El primero de mayo, día de conmemoración de los y las trabajadoras, distintos sindicatos eran dispersados de la vía pública en movilizaciones ocurridas en las principales urbes del país; Santiago, Valparaíso y Concepción. Lo anterior justificado bajo la restricción al derecho de reunión, constitucionalmente dispuesto. No obstante, el 16 de abril el Gobierno en conjunto con la Cámara Nacional de Comercio, dicta un protocolo para mantener el comercio abierto, y el día anterior al primero de mayo -30 de abril-, el centro comercial Apumanque de Las Condes tenía sus puertas abiertas. Teniendo las facultades legales y constitucionales, el gobierno no limita el ejercicio del derecho de propiedad.
Por último, no exclusivamente reciente es esta forma de gobernar en Chile. Además de decretar Estado de Catástrofe en el presente año y Estado de Emergencia el año 2019, durante el año 2018 hasta el presente, han sido recurrentes las formas de gobernar por decreto u otras formulas infralegales. No hay que olvidar que de los 700 compromisos del programa de Sebastián Piñera, poco más de 250 son proyectos de ley, siendo los demás; resoluciones administrativas o decretos.
En tiempos difíciles, donde las y los infectados y fallecidos aumentan cada día, lo razonable sería atender al mundo humano, y no al mundo de las cosas.
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