http://spanish.larouchepac.com/webcast-2013-11-15
Por Lyndon H. LaRouche, Jr.
Martes 12 de noviembre de 2013
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Yo nací el 8 de septiembre de 1922, al comienzo del proceso del infame colapso hiperinflacionario de la economía de la república de Weimar en Alemania de 1923. Ahora la amenaza a la economía transatlántica a la fecha es una amenaza mucho peor, y prácticamente inmediata en tanto que el actual Presiente estadounidense Barack Obama siga en la Presidencia. Esto no es ni siquiera una buena suposición, sino que está a punto de venirse abajo sobre las economías transatlánticas en su totalidad pronto, a menos que se tomen las necesarias medidas correctivas muy pronto.
Mientras que el actual Presidente estadounidense, Barack Obama, siga en el cargo, esa calamidad que se nos viene encima es prácticamente imparable. En las más pocas palabras posibles, o se somete a Obama y a Wall Street juntos a una urgentemente necesaria reforma moral así como financiera, o la catástrofe fatal es prácticamente cierta para virtualmente la totalidad de la región transatlántica en algún momento pronto. A la fecha actual, tanto este Presidente como una gran parte del Congreso han quedado cada vez más histéricamente impotentes, debido a su cobardía de rehusarse a enfrentar un futuro para el cual si existen remedios inmediatos, en vez de enfrentar sus propios errores sistémicos actualmente.
La locura consiste, en esencia, en que «todo se trata de dinero». Eliminas a «Wall Street» y sus estafas lunáticas, y las soluciones se abren relativamente de inmediato, como pudo haber sido el caso en la crisis inmediata diseñada en Versalles que había conducido al régimen de Adolfo Hitler en Alemania. ¿Quién llevó a Adolfo Hitler al poder en Alemania? ¿A quién hay que culpar por la infame crisis de 1929 en Wall Street y Londres? En ambos casos, fueron los centros financieros de Londres y Wall Street, entonces, como lo es ahora.
Los aturdidos ciudadanos se han vuelto demasiado ansiosos para jugársela en las riquezas esperadas apostando en especulaciones financieras, y no lo suficiente para preocuparse realmente en hacer el bien para la humanidad, en especial desde los asesinatos de John F. Kennedy y de su hermano, Robert, debido a su insistencia en el progreso tecnológico impulsado por la ciencia en el trabajo. Ese es el por qué y el cómo los estafadores financieros angloamericanos de Londres y de Wall Street deseaban los asesinatos de John F. y de Robert Kennedy. No fue tanto porque odiaban a John o Robert; fue el temor del fantasma de un posible nuevo Presidente Franklin Roosevelt, o, para algunos otros, algo como un nuevo Benjamin Franklin, un genio como Alexander Hamilton, un James Monroe, un John Quincy Adams, un Abraham Lincoln, un Franklin Roosevelt, o, en alternativa, la selección de las míticas ostras de Warren G. Harding.
A pesar de todas las torsiones y quejidos en protesta desde Wall Street y de Londres, esos son los hechos que tienen que enfrentar, si tú, personalmente, quieres disfrutar de una vida prolongada y realmente productiva y agradable.
El centro de esta crisis no es realmente la crisis presente de Estados Unidos como tal. La tendencia que llevó a Estados Unidos (y a Europa) hacia este colapso que se nos echó encima actualmente, fue debido a Wall Street y Londres, tanto entonces como ahora mismo. ¿Qué lo causó? La causa inmediata fue el margen de nuestros votantes necios que eligieron como Presidentes a George W. Bush, Jr., y a Barack Obama, por lo que constituye ahora un lapso que se acerca a los 14 años muy feos.
Durante las últimas semanas, el mundo transatlántico se ha hundido en una crisis de desintegración económica general de la región transatlántica de nuestro planeta. Lo que experimentamos al presente en ambos lados del Océano Atlántico, es una hiperinflación en tanto que siga el actual Presidente estadounidense, Barack Obama como Presidente de Estados Unidos; no solo los mismos Estados Unidos, sino también la región transatlántica de Europa occidental y central se hunden ya cada vez más profundamente en el peor colapso económico desde el desplome del siglo 14 en una nueva era de tinieblas, probablemente una mucho peor que esa de la Europa medieval del siglo 14.
Hay una alternativa:
Si existe la voluntad para tomar las acciones necesarias, hay una opción, de acuerdo con nuestra Constitución Federal de EU, mediante la cual no solo se puede llevar a nuestro Estados Unidos a realizar una recuperación económica genuina, sino que nuestra acción inmediata de acuerdo a nuestra Constitución, adoptada ya, puede llevar a nuestra república a una genuina recuperación desde el abismo de tinieblas en que ha estado sumida desde que se rechazó mi proyecto de julio-agosto de 2007, la «Ley de Protección a los propietarios de vivienda y a la banca», presentada para su adopción por los estados federales de nuestra república en ese momento.
En vez de esto, los miembros del Congreso de EU y la Presidencia federal hubieron de actuar, en ese momento, y desde ese momento después, para hundir a nuestra república en una espiral descendente de medidas que han arrojado ahora a nuestra república en lo que ha sido la mayor crisis económica del grupo de naciones transatlánticas. Ahora, desde este fin de semana pasado, comenzando este lunes pasado, la economía ha caído, hasta ahora, en la crisis de desintegración financiera más brusca de la historia transatlántica moderna.
Afortunadamente, nuestra república se puede rescatar todavía en este momento. Como saben muchos, tengo un historial de ser uno de los principales pronosticadores económicos para nuestro Estados Unidos durante las últimas décadas, como en mi pronóstico singularmente exitoso de la depresión de Richard Nixon en 1971, y también la profunda recesión de 1980, las bruscas depresiones desatadas por la recesión de George W. Bush, Jr., y ahora, el espectáculo de horror económico que te trajo la depresión de Barack Obama. Ahora las violaciones que ha cometido el gobierno de Obama contra nuestra Constitución Federal de EU, se combinan con el hundimiento de nuestro Estados Unidos que ha causado Obama, a una forma de depresión de la cual nuestro Estados Unidos no se podría recuperar nunca en su forma presente.
La acción necesaria en este momento consiste en impedir que el actual Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recurra a trucos sucios del tipo de los que ya ha disfrutado el Presidente Obama, para obstaculizar esa acción, la resurrección de la Ley Glass-Steagall del Presidente Franklin D. Roosevelt, para que se presente de manera exitosa para su aprobación en el Congreso, ya.
La situación de nuestra república ha llegado ahora al punto en que la continuación del Presidente Obama en el puesto, significaría el fin de nuestro Estados Unidos bajo su Constitución Federal presente.
Afortunadamente, hay una alternativa, si actuamos muy pronto para adoptar esas necesarias opciones constitucionales. El remedio está a la mano, y es plenamente constitucional, si encontramos los líderes suficientes entre nosotros con las agallas para hacer lo que es legal constitucionalmente, y es ya el único procedimiento constitucional visible, necesario para salvar a nuestra nación de lo que es, ahora, prácticamente un suicidio económico nacional, a menos que actuemos de inmediato para salvar a la nación. Yo doy un paso al frente, como alguien que se ha demostrado de manera destacada entre los economistas y otros de nuestra república, que está dispuesta, y más que plenamente calificado para presentar esa opinión, públicamente, aquí y ahora.
Considera las siguientes medidas más urgentemente necesarias en este momento.
Ha dos acciones absolutamente indispensables que se deben adoptar e implementar con urgencia, si se ha de rescatar a Estados Unidos del actual hundimiento acelerado hacia un abismo prácticamente sin esperanza de una crisis de desintegración económica general.
Primero, tenemos que sacar al Presidente Barack Obama del cargo, inmediatamente. Hay dos opciones principalmente para hacerlo. La primera de estas es el juicio político del Presidente con base a cargos tales como su violación a las disposiciones de las facultades de guerra del Congreso. La segunda, es la salida del cargo bajo las disposiciones constitucionales existentes de la 25ta Enmienda constitucional.
Solo con la suspensión del Presidente de su cargo, sería probable que Estados Unidos pueda ser rescatado de lo que es ya la zozobra hacia la virtual muerte económica de nuestro Estados Unidos y su economía. Sin embargo, la dudosa salud mental de este Presidente, y la completa odiosidad de este Presidente ostensiblemente enfermo, muestran la necesidad urgente de destituir a este Presidente de su cargo por motivo de las ofensas enjuiciables ya conocidas, y la demostrable salud mental deficiente de ese Presidente, lo cual en ambos casos constituyen medios justos para rendirlo inofensivo políticamente para el bienestar general de nuestra república.
Una vez que hayamos considerado estas Fuentes de remedio disponible a ser utilizados para el rescate de nuestra república de lo que sería, por otra parte, su muerte política inmediata prácticamente a manos del Presidente Obama y sus amos imperiales británicos, habremos asegurado pronto las medidas necesarias para organizar un proceso de recuperación económica general de nuestra república.
Medidas de rescate
Incapacitar el poder del Presidente Obama para sabotear las legítimas medidas para destituir a ese Presidente de la posición de poder que pueda intentar utilizar para impedir el apoyo legítimo a la reinstitución de la Ley Glass-Steagall original como fue diseñada bajo la guía del Presidente Franklin D. Roosevelt.
Esa medida debe ser suficiente para incapacitar a un Presidente corrupto, al efecto de obstaculizar el uso del poder que de otro modo tiene a su disposición por motivos de su bloqueo ilícito del necesario restablecimiento inmediato de la Ley Glass-Steagall original.
Esta acción legítima en su contra separa las cualidades legítimas de endeudamiento de las formas de especulación asociadas con agencias tales como Wall Street y sus semejantes extranjeros.
Se deben mejorar las leyes de Estados Unidos para sustituir las nociones de monetarismo, por un sistema de crédito federal constitucional estadounidense.
Dado que el residuo del crédito monetario rescatable en Estados Unidos, dentro de los límites del balance restante del crédito monetario estadounidense, no será suficiente para iniciar una recuperación, el medio de crédito denominado en dólares estadounidenses será empleado para misiones tales como:
La recuperación de las funciones esenciales de cada uno de los estados federales, y,
La capitalización, en términos del sistema de crédito, de inversiones de mediano a largo plazo en órdenes superiores de intensidad per cápita y de intensidad de flujo energético que se soporten actualmente, con un acento mayor en acabar con la actual supresión de la fusión termonuclear de mayor intensidad necesaria para una economía verdaderamente moderna: un nivel de intensidad de las aplicaciones principales de la era del espacio.
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