En los últimos años, el rescate y la mantención del patrimonio histórico se ha posicionado como tema de moda en nuestro país. Desde el puerto de Valparaíso a la ciudad minera de Sewell y las salitreras del Norte Grande, diversos sitios han sido identificados como lugares “históricos”, y sus edificios y calles más importantes han sido recuperadas, permitiendo a turistas nacionales y extranjeros asomarse a una parte de nuestra historia. Con ello, se ha logrado proteger áreas muchas veces simbólicas, que por su arquitectura, belleza, ubicación geográfica y rico pasado se levantan como espacios que creemos que es necesario mantener para nuestras futuras generaciones. Se han destinado recursos públicos y privados –no siempre suficientes–, se han organizado atractivos recorridos turísticos y publicado libros de divulgación. Sin embargo, nuestros lugares patrimoniales se basan en la selección y reconstrucción de ciertos aspectos de su historia, dejando de lado un sinnúmero de experiencias. Asimismo, solo en contadas excepciones, se ha incorporado o empoderado a los propios habitantes para que piensen, reconstruyan y den significado a este patrimonio.
Sewell es un ejemplo de la forma en que se ha pensado la mantención del patrimonio histórico en Chile, así como de sus contradicciones y de sus posibilidades a futuro. Campamento minero conocido como “La ciudad de las escaleras”, Sewell fue construido a comienzos del siglo XX por la Empresa norteamericana Braden Copper. En su tiempos de mayor apogeo albergó a más de 14.000 habitantes, incluyendo niños, mujeres y hombres; pero tal como lo recordaba el diputado y escritor Baltazar Castro, la gran mayoría de los niños no conocían el color verde ni lograban imaginar el mar. Junto a sus emblemáticos edificios de departamentos para trabajadores solteros y familias, se edificaron escuelas, un teatro, tiendas, un hospital, clubs sociales y oficinas. Su declaración como Patrimonio de la Humanidad en el año 2005 ha permitido recuperar algunos de sus edificios, creando consciencia de la importancia de mantener el lugar y de tener una política patrimonial a largo plazo. En su museo abierto al público, se incluyen trozos de esta historia, con fotos, objetos y documentos que nos muestran la vida cotidiana de las miles de personas que hicieron de Sewell su hogar y lugar de trabajo.
Pero como toda reconstrucción histórica, selecciona, construye narrativas, da prioridad a una imagen del pasado de Sewell, una imagen libre de tensiones y conflictos, una imagen de armonía, de esfuerzo y de trabajo. Pero Sewell, como muchas de nuestras ciudades mineras, fue mucho más que eso. Sewell fue sitio de importantes luchas obreras, huelgas, de abusos laborales, de inseguridades, de despidos arbitrarios, listas negras, accidentes y enfermedades. Fue un espacio donde se formaron importantes líderes políticos y sindicales como Baltazar Castro, Héctor Olivares y Rodolfo Seguel, líderes que en su momento influyeron en la historia de nuestro país, ninguno de los cuales tienen un sitio en el museo. Fue lugar de confrontaciones que mostraron como micro escenario lo que sucedía en nuestro país, como fue durante las tensas semanas de la huelga de 1972 o los meses de los cuchareos del cobre que dieron inicio a las protestas y paros nacionales contra la dictadura militar a comienzo de los ochenta. Fue espacio de violencias: domésticas, laborales, sociales y políticas. Fue sitio de tristeza y alegrías, de explotaciones y frustraciones.
La reconstrucción del patrimonio no debería tenerle susto a esta historia más compleja y más que atraer al turista debería plantearse el desafío de cómo construir espacios de debate, espacios en los cuales podamos confrontarnos como chilenos a la historia de los trabajadores y sus familias. Sewell estuvo lejos de ser la ciudad romántica y congelada en el tiempo que nos presenta el Patrimonio, muy por el contrario el patrimonio y valor histórico residen en su pasado como ciudad compleja, dividida y conflictiva.
Comentarios
08 de junio
Brian, if these are the shots you were taking after the paptogrhoher meeting two weeks ago (well and actually even if not), great work man! You totally tore it up and they look great! I’m really enjoying looking through your work this morning, and always love hearing your thoughts about photography, as I can tell that you’re really thinking it through and caring about what you’re doing. Hope you’re enjoying the sunshine man!
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29 de abril
Estimada Angela:
Mi bisabuelo Adolfo Hall Phillips trabajó en Sewell y quisiera conocer mas acerca de su historia y participación en la historia de ese lugar, agradecería si pudieras enviarme algún tipo de información o quizás alguna referencia de cómo encontrar algo al respecto.
De antemano muchas gracias.
Ma. Teresa
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08 de junio
Opinión mus sesgada de la realidad; si bien hubo conflictos laborales y huelgas incluidas, la vida en Sewell está muy lejos de lo que plantea esta autora, cuya opinión, tergiversa la realidad. Se acepta que Héctor Olivares sea reconocido por todos como un buen dirigente, pero al desconocer las fotos en el Museo, se señala que SI está entre sus protagonistas. De Rodolfo Seguel, nunca fue considerado un líder de este lugar por lo tanto no merece estar entre ellos.Para su información, también otro dirigente muy importante y no destacado por esta autora, es Guillermo Medina, pero al parecer no es de la línea política de ella. La invito a que se de una vuelta por el Círculo Social Sewell, que reúne a quienes habitamos en ese lugar, y ellos le dirán, de primera fuente, si su vida fue de violencia doméstica, laboral, social, de tristeza o conflictiva. Como buena «historiadora» debe conocer ambos aspectos y no sólo la que le interesa emitir por una situación, al parecer, eminentemente política.
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