Parece insólito que mientras nuestros legisladores discuten una nueva ley que regule las relaciones laborales entre empresas y sindicatos, un trabajador subcontratado muera en un enfrentamiento con carabineros. Es absurdo que el estado actúe con tanta represión ante una situación que reconoce problemática y objeto de cambios. Parece extraño, porque en plena democracia no es posible que aún se siga enfrentando a las organizaciones sociales con tanta violencia, no parece creíble que quienes deben proteger a la ciudadanía, tengan la capacidad para levantar sus armas contra ella.
Sin embargo, en la situación actual en la que nos encontramos, en donde tienen mayor relevancia las necesidades del empresariado, nada debe sorprendernos. Así como hoy se legisla el rol de los sindicatos con concepciones económicas, se reguló también la subcontratación, la cual no generó mayores cambios respecto a cómo se encontraban las cosas anteriormente: la precarización del empleo y la realidad laboral insuficiente en comparación a los trabajadores vinculados directamente con la empresa principal, se mantuvieron.Por Nelson Quichillao, su familia y sus compañeros, por los trabajadores de Chile, exigimos justicia y mano dura con los responsables penales y políticos involucrados en estos hechos.
Es a raíz de lo anterior, que la organización de los trabajadores no sólo es necesaria, sino también urgente, y por tanto los medios de presión por ellos empleados no debiesen de ser criminalizados por un gobierno que pretende representar sus intereses. En una situación de desventaja de los trabajadores ante el empleador, la huelga y la presión social son el único mecanismo que se tiene para conseguir los objetivos planteados; y ante ellos, la empresa debe acceder a negociar y no replegarse haciendo llamados a la policía para frenar por la fuerza algo que sólo el diálogo podría haber solucionado.
Pues no fue cualquier fuerza la empleada, fue una generalmente utilizada para enfrentar a los movimientos sociales, fue la misma que dejó en riesgo vital a Rodrigo Avilés y que agredió brutalmente a quienes en Aysén y Freirina protestaban por el abandono de las regiones, a las que sólo se les extraen todos los recursos posibles y a cualquier costo, para invertirse finalmente en Santiago. Fue aquella que tiene el germen dictatorial de obtener el silencio a toda costa.
Ante esto, como militantes del Partido Socialista, no nos queda más que hacer explícita nuestra indignación y crítica profunda ante la realidad que se busca implementar en Chile, donde tenemos ciudadanos de primera y segunda categoría. Cuando un carabinero es agredido se busca inmediatamente al responsable, y no sólo eso, sino que además se presentan ideas para volver más rigurosas las leyes que tratan el daño de obra; pero cuando un trabajador es asesinado por manos del estado, públicamente se señala que no se pueden hacer juicios prematuros, sino que es necesario conocer la situación en la que se encontraba quien disparó un arma fiscal; paradójicamente, los encargados de hacer este juicio son ellos mismos, en un sistema procesal que nos permite dudar del principio de imparcialidad, tan relevante para tener un conocimiento cabal de los hechos.
Por Nelson Quichillao, su familia y sus compañeros, por los trabajadores de Chile, exigimos justicia y mano dura con los responsables penales y políticos involucrados en estos hechos. Exigimos que en una democracia que se precie de tal, no mueran trabajadores sólo por pedir dignidad y se mejoren de una vez las condiciones laborales miserables en las que se desempeñan día a día la mayor parte de los trabajadores de Chile.
Comentarios
31 de julio
HAY CUESTIONES QUE UNO NO LOGRA ENTENDER Y ESTA ES UNA DE ELLAS. SIGO PENSANDO QUE DESPUÉS DE 42 AÑOS DESDE EL GOLPE EL RESULTADO ES MUY POBRE AL VER SITUACIONES COMO ESTAS. AQUÍ LOS DELINCUENTES HACEN Y DESHACEN SIN QUE LES PASE NADA SALVO PASAR POR EL JUZGADO SALUDAR AL JUEZ Y AL FISCAL Y CHAO AMIGOS
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