El objetivo de mi columna es sencillamente hablar desde la experiencia diaria. Es sabido que el empresariado suele ponderar el dinero por sobre la relación con los empleados y solemos pensar también que son las grandes compañías las que abusan de sus colaboradores, quienes una vez agotada la paciencia, se unen en sindicatos para ir a paro y pasarse las jornadas de trabajo confeccionando letreros y haciendo -literalmente- ruido en las afueras de la empresa en cuestión.
Durante el pasado 1° de mayo, la CUT volvió a organizar un evento en el que se supone los trabajadores hacen presencia para así transmitir al empresariado las inquietudes, aspiraciones y legítimas demandas del grueso de la población chilena.
Sobre las crecientes diferencias entre los que siguen creyendo en la CUT y los que no se sienten representados no diré nada que aporte la gran solución, ni menos -desde mi condición de simple trabajadora- podría incorporar nuevos argumentos en uno u otro sentido.
El objetivo de mi columna es sencillamente hablar desde la experiencia diaria. Es sabido que el empresariado suele ponderar el dinero por sobre la relación con los empleados y solemos pensar también que son las grandes compañías las que abusan de sus colaboradores, quienes una vez agotada la paciencia, se unen en sindicatos para ir a paro y pasarse las jornadas de trabajo confeccionando letreros y haciendo -literalmente- ruido en las afueras de la empresa en cuestión.
¿Y qué pasa con las empresas chicas? ¿Qué pasa con los que no tenemos posibilidad de sindicalizarnos, ya sea porque inteligentemente la empresa sabe «cortar» las alas de los trabajadores más empoderados o porque no existe la unión ni el interés en arriesgar el cuero, para que al final el grupo dé la espalda y el caudillo de turno quede sin trabajo y con la fama de «revoltoso»?
Pondré como ejemplo el área que hace años conozco: las empresas de seguridad. Con esto de vivir en una sociedad corrupta y llena de «vivarachos» que en cuanto les dan la oportunidad pretenden «aprovechar» y quedarse con lo ajeno, la seguridad privada se volvió una necesidad para todo tipo de organización. Pero lo que no sabe, probablemente, es que los guardias no somos todos como aquellos colegas que se han excedido en sus atribuciones y aparecen en la televisión como verdaderos energúmenos sin dios ni ley. Hay también guardias que pretendemos hacer una labor seria, profesional, entregada a la siempre molesta actividad de estar desconfiando de todo el mundo. Observar a personas que están convencidas que es por culpa del guardia que ellos pasan -a veces- momentos desagradables al ser sorprendidos en su «trabajo».
Pero lo que realmente saca de quicio a cualquiera es esa bendita costumbre de las empresas de seguridad de creer que sus trabajadores son unos pobres diablos a los que no se les debe ningún respeto, por lo que es común «exigirles» turnos dobles y hasta triples, muchas veces sin llevarles colación ni mucho menos llamar por teléfono para saber si el funcionario se encuentra bien, en un lugar en el que está encerrado (para que no robe) y arriesga la vida en caso de alguna desgracia, como podría ser un incendio y/o terremoto.
También se acostumbra a dejar las horas extras para el siguiente mes, ya sea por olvido del supervisor, que generalmente es un señor que rara vez se aparece por las instalaciones y al que no le aproblema mentir descaradamente, ofreciendo bonos que luego desconoce, con tal de cubrir los puestos para que la empresa facture el servicio completo, o porque al contador se le pasó y ya está cerrado el sistema, por lo que no se puede hacer nada. Cuando el guardia reclama por las horas impagas la respuesta es una sola: «No reclames tanto que hay cien guardias afuera esperando una oportunidad. Si no te gusta, te vas».
Ni hablar de las renuncias voluntarias. Se las arreglan para tramitar hasta cuarenta y cinco días para pagar finiquitos y no son pocos los casos en los que se le sugiere al trabajador que no haga comentarios porque en esta actividad terminamos conociéndonos todos y la fama de «problemático» significa no volver a encontrar trabajo en ninguna otra empresa.
Hablemos de la fiscalización del OS-10. Las empresas normalmente están bien relacionadas con Carabineros y saben que no tienen el personal para visitar las instalaciones, por lo que tampoco respetan la directiva de funcionamiento, ni las normas más básicas, como tener las fichas de los guardias en cada destinación. No se hace el re-entrenamiento para los que están con el curso vencido ni se concretan las promesas de capacitación para los nuevos.
El trabajo de guardia se ha transformado en una de las peores actividades, no sólo por los riesgos que se corren en supermercados y centros comerciales, sino porque es mucha la gente que cree que el guardia es una especie de robot que está parado ahí para responder preguntas sin merecer siquiera un buenos días o un gracias. De la relación entre empleador y trabajador, no tenemos la hegemonía en el abuso y sinvergüenzura, ni en la humillación y el trato indigno. Eso, en Chile, lo vivimos trabajadores de todas las áreas.
Comentarios
13 de mayo
Los trabajadores se achunchan y dejan amedrentar por amenazas de despido y descuentos. El viejo recurso de si no le gusta váyase que afuera hay una lista de personas esperando su puesto. En el Día del Trabajo soban la espalda al trabajador, recuerdan lo importantes que son para el crecimiento de (los bolsillos de los empleadores) el país pero a la hora de los que hubo no dudan en desconocer sus derechos y beneficios.
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25 de mayo
los guardias de seguridad tienen una gran ventaja que no han sabido aprovechar, es tanta l cantidad de ofertas de trabajo que fácilmente se puede ladrar reclamar, y hasta agarrar a patadas en en el trasero a los supervisores y empleadores. si no te gusta te vas afuera hay cien guardias esperando, si yo me voy pero hay doscientas ofertas de trabajo a las que puedo acceder sin mayor tramite cabros les faltan mas pantalones . es mi humilde comentario de un ex guardia que supo humillar a sus ex empleadores no te dire como pero háganlo es super fácil y gratificante
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