No condeno la especialización del saber sino la falta de incentivos en la educación, en todos los niveles, para dialogar sobre asuntos transversales, independientes de la especialización arbitraria de los saberes.
Somos la cultura del “Casi, casi”, del “por poquito”, del “si no es por….”, aludimos a la mala suerte y vemos valor solo en la intención.