Las recientes decisiones de la Corte Suprema chilena sorprenden por su ilegalidad evidente en términos de jurisdicción internacional, pero más que eso, pareciera que los sujetos liberados no solo han perdido el carácter de violadores de Derechos Humanos y también el de simples delincuentes, sino, en la práctica, se les ha limpiado de sus aberrantes pasados como agentes represores del Estado.
Quizás los miembros de la Corte Suprema han olvidado o desconocen los crímenes de lesa humanidad que estos individuos han cometido.
Debe ser así, ya que es dudoso que una persona normal no sienta estremecido su pecho al escuchar que a una joven chilena, con un embarazo temprano, se la haya maniatado y sostenido entre dos torturadores, mientras otro pateaba sin cesar su abdomen. Todo con el fin de provocar un aborto y recibir los restos en un balde para luego verter el contenido sobre la cara de la víctima diciendo “cómetelo puta de mierda”.Pido excusas por tales descripciones efectuadas a mi en mi calidad de médico, pero así de nauseabundo eran las prácticas de torturadores como los liberados por la Corte Suprema con la complicidad de la élite
Quizás estos honorables no supieron que sujetos de la talla de los que fueron liberados, usaban por rutina taladros de dentistas para perforar la columna de sus víctimas dañando la medula espinal, obligándolos a caminar para sentir la creciente parálisis causada.
O tampoco supieron de una familia entera, padre, madres y varios hermanos que fueron quemados con aceite hirviendo desde la cara hasta los pies mientras lentamente fallecían.
Tampoco, por supuesto, se dieron por enterados de violaciones sistemáticas a mujeres cautivas que cada día y por meses eran sacadas de sus celdas para ser violadas por conscriptos y sargentos por orden de la comandancia.
Ni supieron de la práctica de enterrar en marea baja a las víctimas en la arena para después lentamente ser ahogados por la marea creciente.
O de obligar a padres e hijos e hijas tener sexo entre ellos mientras los asesinaban lentamente. O traer niños a presenciar la tortura de sus padres. O colgar hombres de sus testículos…etc.etc.etc.
Pido excusas por tales descripciones efectuadas a mi en mi calidad de médico, pero así de nauseabundo eran las prácticas de torturadores como los liberados por la Corte Suprema con la complicidad de la elite. Por ello son criminales de lesa humanidad. Sus actos no solo denigraron a ellos mismos y a sus jefes civiles y militares, sino también a la humanidad en que están inmersos y a la que pertenecen.
Por ello la comunidad internacional declaró tales crímenes como imprescriptibles y no sujetos a indultos de ninguna clase. Es una forma de proteger lo mas profundo de la condición humana, sin lo cual ninguna construcción social es posible. Es la civilización la que esta en juego.
De allí que el castigo debe ser claro, expedito y evidente, de tal forma de enviar un mensaje a la humanidad señalando claramente que ello no se tolerara nunca mas. Es la señal la que importa. Todo aquel que denigre al ser humano en esa forma no pasara desapercibido y sus condenas deberán ser cumplidas.
Es simplemente un acto de sobrevivencia de la humanidad.
Piñera y la derecha cavernaria sin duda buscan relativizar esos hechos, pues son medidas que pueden ser útiles en el futuro y aquellos dispuestos a repetir la barbarie debieran recibir el mensaje que todo puede ser negociado y relativizado. Buscan obviamente dar una señal de otro tipo.
Los destinos de la humanidad son para ellos, subsidiarios a su crecimiento económico a toda costa y a la sagrada propiedad privada. Su visión del mundo clasificando seres humanos de acuerdo a sus bienes, en clases sociales, los lleva relativizar los derechos de cada persona al impacto que ellas puedan tener en su mísero mundo de acumulación del dinero.
Pero en este clima de la sin razón no podemos dejar de observar, por un lado, que hubo 28 años, desde la llegada de los gobiernos civiles, para establecer firmemente políticas y un entramado legal que haría imposible la relativización de crímenes de lesa humanidad como lo que esta sucediendo.
Nada se hizo para terminar con la impunidad. Por el contrario, se intercedió para que Pinochet, el mayor orquestador del horror no fuera tocado en Londres. Se mantuvo Punta Peuco. Se permitió que las Fuerzas Armadas y Carabineros se rieran públicamente negando que tuviera información para aclarar tanta barbarie. Se protegió y acogió en el Estado a miles de criminales.
Por otro lado, la liberación de estos sujetos se efectúa en el contexto de una verdadera embestida de la derecha mas cavernaria para correr los cercos del sentido común y de la democracia. Nada se dice de un flagrante acto terrorista en la ultima marcha por Aborto Libre en la que sujetos con cuchillo en mano siembran el terror de ciudadanos que ejercen su libre derecho a manifestarse. Nada se dice de la flagrante intervención armada en la Araucanía. Nada se dice de los reiterados abusos de Carabineros contra ciudadanos que tienen el infortunio de cruzarse con ellos.
Un Estado policial está naciendo. El vasallaje cruel de una clase sobre otra esta ad portas. Y todo con la sonrisa y brazos acogedores de un presidente que parece embaucar rápidamente hasta las mas vociferantes de las generaciones emergentes.
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