Me comenta mi hijo menor (de una universidad pública muy prestigiosa) que de un tiempo a esta parte se ha hecho costumbre que las estudiantes en el Campus entren, como “Pedro…perdón: Pedre por su casa” al WC de hombres, ocupando el servicio o maquillándose con la mayor naturalidad. Quien ose oponerse, recibirá un rosario que contempla toda nuestra amplia gama vernácula la mayor ofensa de todas: ¡machista¡ Este ¡»machista”¡, siempre va acompañada de un feroz gesto que pretende intimidar…y lo logra. Hace unas semanas un alumno intentó hacer lo mismo- entrar al WC de mujeres- y por poco es expulsado de la universidad bajo cargos como “degenerado”, “depravado”, “acosador” y, por supuesto, el peor de todos: “machista”.
Tiempos modernos.
Parafraseando a Sartre: “Intenta decir en voz alta que Daniela Vega es hombre y después me cuentas como te fue”. Si Daniela estuviese en una solitaria playa nudista y por coincidencia un ovni aterrizara cerca, seguro el alienígena informaría a su planeta: “Jefe, hice contacto con un terrícola de sexo masculino.
Espero instrucciones”. Y es obvio: el visitante interestelar está viendo a un humano con genitales masculinos y, por muy avanzada que sea su civilización, el viajero aun no tiene la capacidad para leer la mente de Daniela. Claro que esta historia acaba mal si por alguna razón la comunicación es interceptada por terrícolas muy “modernos”. Ahí la nave tendría que echarse a volar rapidito bajo una lluvia de improperios del tipo: “marciano de mierda, retrógrado, discriminador, intransigente… ¡machista¡”Tiempos donde tu derecho a pataleo está constreñido por las “nuevas verdades” (¿o posverdad?), nuevas verdades que se han construido en forma “express” y que en poco tiempo han conseguido una estatura colosal
Tiempos modernos.
En los tiempos en que Paul Shaffer (bajo el amparo y alero de cierto ministro actual) hacía y deshacía en Colonia Dignidad gran parte del país clamaba: “hay que echar fuera de Chile a todos esos alemanes desgraciados, sean o no sean culpables.” (no importaba entonces que fueran rubios pues había un consenso general sobre los abusos) Intenta decir ahora: “Fuera los colombianos, fuera los dominicanos…y después me cuentas como te fue”. Es muy cierto que ninguno de ellos ha formado una asociación ilícita para violar menores ni torturar y hacer desaparecer a gente de izquierda. Aclarado el punto, solo agregar que no son chilenos los que descaradamente ofrecen “¡falopa…falopita…gripy” a voz en cuello en Bellavista y Plaza de Armas, ni tampoco chilenos los que se andan ofreciendo mandar a mejor vida a tu enemigo por 100 lukas, ni los que tienen inundadas las ferias libres con pequeños préstamos a intereses gigantescos. Intenta alzar tu voz de protesta y te lapidarán con estos epítetos: ¡xenófobo!, ¡intolerante! ¡racista!
Tiempos modernos.
Estás con tus nietos de 6 años en el Forestal. A pocos metros, dos muchachos se revuelcan en el césped. Ambos mantienen sus manos bajo el pantalón del otro. Intenta decirles que sean mas recatados: “¡tranquilo viejo de mierda!…¿No has oído hablar de la Ley Zamudio?” Mejor retirarse.
Tiempos modernos.
Tiempos donde tu derecho a pataleo está constreñido por las “nuevas verdades” (¿o posverdad?), nuevas verdades que se han construido en forma “express” y que en poco tiempo han conseguido una estatura colosal. Pareciera que el gran terremoto del 2010 nos dejó permanentemente un tsunami de estulticia con oleadas que no paran de azotarnos.
Y aquellas verdades, si o si, las tienes que seguir, o si no te ganas todos los epítetos ya señalados y muchos mas solo por estar fuera de lo que, en poco tiempo, se te impuso como la verdad oficial.
No está de más recordar que así comenzó el fascismo, con una verdad oficial escrita en piedra. Y atención: muchos de los que no jugamos el juego podemos convertirnos en los judíos o gitanos de los años 40’.
¿Y qué fue de tu opinión de persona que per sé sona? ¿Qué fue de tu individualidad que te permitía seleccionar, discernir, opinar, clasificar?
Por tu seguridad, déjalas en tu cuarto y sale a la calle con el falaz disfraz de progre que te permitirá mimetizarte con el rebaño que transita ahí afuera, con esos borregos que están construyendo o ayudando a construir un mundo de mierda.
Claro que esa es una recomendación que hago para la exportación. En lo personal, fiel a mi naturaleza individualista, hedonista, egocéntrica y de misántropo a tiempo completo, digo lo que pienso y lo que siento, y hago lo que pienso y siento. También lo escribo y lo mando a un blog. ¿Qué tal?
Finalmente, si no estoy en sinfonía con los tiempos modernos, mala suerte: hagan la fila para lapidarme. Es larga eso si…
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