Hace ya varios meses nuestro país vio con esperanza una inminente despenalización de la marihuana a través del derecho legal a cultivar un metro cuadrado de nuestros hogares con seis plantas, es decir, hasta 500 gramos de cosecha. Muchos vieron la oportunidad de mejorar o incluso hacer desaparecer sus dolencias, desde el glaucoma, pasando por la esclerosis múltiple, hasta el temido alzheimer en nuestros padres y abuelos. Todo de forma libre, legal y sin depender del tráfico.
Otros vimos la oportunidad de poder pensar sin límites en nuestros hogares y, mejor aún, que cada ciudadano de este país, tuviera la libertad de poder hacerlo. La oportunidad de que todos fueran libres en sus mentes y desecharan definitivamente el consumismo que reemplaza la felicidad de las maravillas que nos entrega nuestro entorno.Si la gran mayoría de la población sabe que este país va en un pésimo rumbo ¿Por qué permitimos que nos aplasten?
Sin embargo hoy, el proyecto no sólo está siendo olvidado, sino que es mutilado para asignarle algún grado de criminalidad.
¿Cuántas veces hemos mirado con naturalidad el consumo de cocaína en el mundo empresarial, en medios de comunicación, en nuestros adinerados políticos y en muchos lugares donde la carrera del que no aporta en ganancias, muere en el camino?, ¿Por qué una droga tan dañina para la sociedad no puede ser siquiera imaginada fuera de los círculos del poder?
Por otra parte, tenemos a la planta de marihuana. Su consumo no es mortal y se han descubierto y demostrado innumerables usos que benefician la salud humana. Pero las ventajas de la marihuana no se reducen a combatir el cáncer o el alzheimer, sino que su efecto más notorio en la sociedad es la pacificación de las mentes, para luego causar una explosión de ideas no sólo para el consumidor, sino también para el bien de la civilización humana.
Son los pobres los que deben pagar fielmente sus medicamentos mensualmente, tengan alzheimer, epilepsia o depresión y es seguro que cada medicamento que consuman sólo servirá para palear síntomas, destruyendo su mente y cuerpo mientras es condenado a ser cliente vitalicio de una farmacéutica. También son los pobres (y no es coincidencia) los que necesitan una mente ocupada en la vida de consumo, trabajando, en el taco, dormir sin desarrollar una vida y el fin de semana ser esclavo del retail.
Tal vez en este momento hay un exitoso gerente de una transnacional o un honorable en nuestro Congreso, encerrado en el baño de su oficina, con una tarjeta, algún objeto tubular a modo de aspiradora nasal y polvo blanco que sólo él puede costear. Nadie lo encontrará, nadie lo acusará, quizá con un poco de suerte detengan al inmigrante que lo trajo en su intestino arriesgando su vida, mientras el consumidor vive en la impunidad. Mientras quienes consumen cocaína dañan severamente los tejidos de su cuerpo; el adicto pierde su humanidad, la sociedad no existe más y el egoísmo en estado puro se hace latente, pero su sed de éxito jamás será saciada.
Mientras tanto un arquitecto, un pintor, un fotógrafo, personas brillantes que quieren aumentar al máximo su capacidad creativa, no causan daño a los demás ni a sus cerebros, son encarcelados y exhibidos por las policías nacionales como narcotraficantes y psicópatas peligrosos. Cada enfermo tratable con cannabis, ve como su sistema nervioso se deteriora cada día, mientras paga su indulgencia a una farmacia que jamás le perdonará la vida.
El cocainómano versus el desprestigiado marihuanero, el segundo es una amenaza de muerte para el primero. Curiosamente los verdaderos gobernantes de Chile han conseguido que traicionen a su vecino que tiene un pequeño cultivo en su casa, convencido por completo de lo que dicen los noticieros es verdad.
Si la gran mayoría de la población sabe que este país va en un pésimo rumbo, ¿Por qué permitimos que nos aplasten? ¿Por qué condenamos una dictadura y no hacemos lo mismo cuando quieren dominar lo que sucede hasta en nuestros patios?
Ellos viven prácticamente como monarcas, mientras en una población varias familias malgastan su vida intentando de manera honrada o ilícita obtener comida, ropa y techo a los mismos que los esclavizan. Parafraseando al gran George Orwell: Si hay alguna esperanza está en los ciudadanos
Cifras vs impulso creador
El lado coca de la fuerza vs el lado cannabis.
Si todo sigue así, el resultado de cada iniciativa social seguirá siendo nada más que en un documento de Excel.
Comentarios
18 de febrero
Que ocurre en nuestro cerebro cuando se consume marihuana:
Saludos
0
19 de febrero
Otro excelente articulo que linkea Fernando, no lo habia visto pero es el mejor que he leido del tema.
Ojalá la visión desapacionada que demuestra Fernando en sus posteos no se contamine nunca con la de muchos de nosotros
Saludos
19 de febrero
José Luis, se agradece el comentario
Saludos