Podemos sufrir atentados de la magnitud y envergadura de los sufridos por Estados Unidos de Norteamérica en su 11/S, en España en 11/M, en el 2004 en Belsan (Rusia) o en nuestra cercana Argentina en AMIA de 1994; en definitiva, ¿puede Chile ser víctima de terrorismo?
Recordemos, que el año 2014 nos conmocionamos con la explosión de una bomba en el Metro de Santiago. Y nos sorprendió comprender que el terrorismo, cual enfermedad mundial, pudo sobrepasar las barreras geográficas que nos otorgaban, para las epidemias tradicionales, el desierto y la cordillera. Pero, esta plaga supera cualquier restricción de espacio aéreo o terrestre; y muchas veces, no necesita viajar, ya que permanece latente, esperando una gota de odio para florecer.Nadie quiere que Chile sufra terrorismo a escala mundial, ya vivimos uno local que a 40 años nos apena por su crudeza y cercanía. Pero, debemos ponernos a trabajar para reforzar los cimientos de nuestra sana convivencia y nuestra recuperada democracia.
No pretendo caer en apologías del pánico, que me suenan a publicidad de empresas de seguros o a estrategias de compañías de autos blindados y cercos eléctricos para sacar partido del terror que siembran estos actos; ni menos de proponer medidas y acciones de estados policíacos, que derivan fácilmente en “gatillos rápidos” o en posicionamiento de ex “cómplices silenciosos” que buscan reinventar políticas de dictaduras.
Mi preocupación es vislumbrar qué podemos hacer desde el ejercicio ciudadano, para evitar o minimizar el flagelo del terrorismo. Recordemos que se ha propagado rápidamente la adhesión minoritaria, pero letal de jóvenes a grupos violentos.
En los años 60-70 con morral al hombro jóvenes chilenos hicieron causa común de movimientos en Centroamérica, Sudamérica y África, y se sumaron a la fila de proyectos «revolucionarios» en diversos países. Esa era una época en que el acceso de información se materializaba en transistores, celuloide y papel, pero igual tuvo la capacidad de seducir a los muchachos del fin del mundo.
Imaginemos ahora, esa misma escena, pero a la velocidad del 4G en un mundo donde lo instantáneo y las barreras geográficas no son nada para la generación del Youtube y Facebook. Y pensemos, que no sólo puedan moverlos causas nobles o libertarias como en los 60-70, sino despreciables flagelos como el racismo, el fundamentalismo [1] y la xenofobia.
Es ahí, donde se torna más claro entender cómo actúa y seduce el terrorismo internacional, y cómo puede capturar en sus redes. Pero, hay una forma aun más sutil de actuar, el hacernos creer que nada pasa o que nada nos pasará. El terrorismo internacional, como el bambú japonés nos ha hecho creer que es infértil por años, pero explota en nuestras caras, luego de haber minado la mente y los corazones de nuestros hijos. Por ello, no debemos ni minimizarlos ni exacerbarlo.
Nadie quiere que Chile sufra terrorismo a escala mundial, ya vivimos uno local que a 40 años nos apena por su crudeza y cercanía. Pero, debemos ponernos a trabajar para reforzar los cimientos de nuestra sana convivencia y nuestra recuperada democracia. Por actos como los de Francia, España, Inglaterra y muchos otros lugares, debemos ser enérgicos ante el más mínimo atisbo en lo cotidiano de prácticas que traigan oculta la semilla del odio.
No potenciemos en nuestros hijos el desprecio por otros, por causas sin razón, como lo vemos en las calles después de un clásico de fútbol; no validemos el insulto fácil a una pareja del mismo sexo que pasea en la ciudad; no transformemos en mano de obra barata a los extranjeros que buscan en Chile una nueva vida; no lucremos con la pobreza de nuestros compatriotas por la ganancia fácil; en definitiva, no hagamos a los otros lo que no nos gustaría nos hicieran a nosotros y nuestros hijos. Aun estamos a tiempo de detener al terrorismo.
[1] Definición RAE Exigencia intransigente de sometimiento a una doctrina o práctica establecida.
Comentarios
18 de noviembre
Es fundamental saber que es el terrorismo, como se expresa y cuales son los propositos. El terrorismo es la dominación por medio del terror de una sociedad establecida y se logra a partir de actos violentos cuyo fin es infundir miedo. El terrorismo, por lo tanto, busca coaccionar y presionar a los gobiernos o la sociedad en general para imponer sus reclamos y proclamas. Lo hace a travez de actos violentos indiscriminados con el proposito de crear diivisiones irreconciliables, evitando consensos, desastibilizar a la autoridad e imponer un regimen totalitario. Se dice : «No existen unas causas tipo generadoras de terrorismo. Afirmar que la pobreza es la principal es una errónea simplificación. No. Son normalmente causas ideológicas, religiosas, de sentimiento nacional ultrajado o mitificado, o de grito desesperado de minorías las que terminan generando esos núcleos clandestinos que practican el terror. Además, normalmente estos grupos se adornan de cierta ideología –en muchos casos delirante– por la que dicen luchar, y alrededor de la cual pueden agrupar minoritarios apoyos, adhesiones y comprensiones y la verdad es de que la cuna creo que es una desigualdad muy pronunciada, un sentirse my marcadamente aislados de «los que estan mejor» que crea una consolidacion de estos descontentos, bajo una bandera politica o religiosa generando una mal llamada ideologia que hasta lo que se sabe nunca ha triubfado. Solo ha causado caos, terror y muerte. Buscando los focos que pueden aglutinar descontentos extremos y desigualdades cada vez grandes y procurar revertirlos, es la forma de disipar esta plaga que afecta a las sociedades donde existe esas desigualdades .
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18 de noviembre
Mas que la desigualdad es la exacerbación de ella que ejercen grupos de interés para instrumentalizar a personas manipulables. Los argumentos ideológicos o religiosos Quizá es al revés, en lugar de subrayar desigualdades hay que inculcar que las desigualdades materiales deben ser la preocupación mas accesoria de los humanos.