Ser solidario en Chile es solo un bien de consumo más, pero con el comodín para el empresariado y gobierno de turno de mantener a las personas con las emociones vulnerables para su manejo en esta esquizofrénica sociedad moderna.
Cuando compras en una cadena de supermercado el cajero hace la pregunta de rigor: ¿dona los $4 a la Fundación Perico Los Palotes?, entonces tú (yo u otro ciudadano con sus convicciones bien sólidas) dice “no” se produce una situación tensa desde muchas aristas. La primera es que tanto el cajero como las personas que están después de ti en la fila te miran como si tuvieran frente a un delincuente de la peor calaña. La segunda arista es que pones en jaque la eficiencia del cajero porque no sabe qué hacer ya que con esto de las colectas casi no manejan monedas de peso, entonces a regañadientes se ve en la obligación de pedir pesos al jefe, el cual se demora una eternidad porque devolverle unos cuatro cochinos pesos a la vieja mañosa de turno no está dentro de sus prioridades cuando tiene como meta subir las ventas por un bono de productividad aunque eso signifique venderle el alma al mismísimo maligno.
Y tú ahí, inquebrantable en tu postura, esperas haciendo valer tu derecho (a la opinión distinta), y con eso se evidencia la tercera arista porque con la presión de la espera las personas de la fila si antes te miraban feo, ahora te descueran con el más profundo y encarnizado odio, seguramente pensando, por lo bajo, una serie de apelativos donde miserable de la talla de Scrooge es uno de los más ligeros de tono.
Luego me detengo a pensar que situaciones como ésta son las que llevan al chileno a ser generoso (comprendiendo el concepto de generosidad como una reducción mezquina hacia la limosna). Porque, y en esto deseo hacer una pausa, la persona generosa o solidaria no es quien da como adicto en cuanta campaña tiene al frente, sino aquel que teniendo mucho o poco entrega en un acto desinteresado solo para hacer un bien a alguien sin esperar retribución alguna.
Es ahí donde me doy cuenta que los chilenos en realidad dan no por un imperativo humanitario mayor, sino por diversas razones que poca relación tienen con la solidaridad. Entregan una moneda en la colecta callejera porque es bonito el autoadhesivo y tenerlo pegado en la solapa te entrega cierto sentido de pertenencia por una causa justa. Das una limosna en la calle al que está en el suelo inspirándote lástima para volver a casa con la conciencia tranquila. Dejas los pesos restantes del vuelto para que los demás no piensen que eres un desgraciado y no hacer taco porque el supermercado está lleno y funcionan solo cinco de las diez cajas que tiene disponible en sus instalaciones. Compras los productos adheridos a la Teletón, mucho se ha escrito en contra de ella y en vez de generar conciencia de cómo estamos abordando temas país: salud pública (cobertura y calidad), discriminación ciudadana, educacional y laboral, lo único que hacemos es darle más publicidad y hacernos de la animadversión del resto. Porque la Teletón, ese monstruo temible, como todos los de su clase, nos obliga a ser solidarios con la pistola de la mirada pública en tu sien. Si estás en ella eres chileno, si no eres un engendro de la más rara especie.
La Teletón, ese caballo de Troya que bien supieron ocupar los empresarios para meternos en el subconsciente conceptos retorcidos y escalas de valores invertidas. Y todos, algunos en mayor o menor grado, nos movemos como corderitos al matadero montados en el caballo de la solidaridad hacia un Apocalipsis donde comprar, lo que sea con hambre desmedida, voraz y salvaje es la consigna de éxito personal y seguridad social… Si hay consumo hay estabilidad, y se mantiene el statu quo.
Entonces ahí, recién caes en cuenta que ser solidario en Chile es solo un bien de consumo más, pero con el comodín para el empresariado y gobierno de turno de mantener a las personas con las emociones vulnerables para su manejo en esta esquizofrénica sociedad moderna.
Foto: Chile Ayuda a Chile / Licencia CC
Comentarios
17 de diciembre
Personalmente no suelo tomarme esa molestia, pero últimamente miro con simpatía cuando alguien se rebela en la caja del supermercado y deja la escoba. Lástima que el pobre que se tiene que aguantar la pataleta es el cajero, otra víctima, que no es completamente consciente de que lo obligan a blandir la cimitarra solidaria contra todo el que pasa por su caja. La que nos queda, aparte de llevar estas discusiones a todos los lugares que se pueda, es usar el plástico de la cuenta RUT para hacerle «ossooo» al recaudador.
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18 de diciembre
Gracias, Marcelo, pasé por tu columna. Y creo que le daré más vueltas a tu blog.
Con respecto a la cuenta rut, hasta por ahí no más hay que usarla, porque el costo es alto, una contradicción considerando que el producto cuenta rut es usado por las personas con menos recursos, entre ellas yo.
17 de diciembre
Pero después de tanta verborrea inútil .. cual es la razón por la que dices NO a la cajera??.. porque hablas de convicciones claras , pero cuáles son??? y de acuerdo con tu criterio tampoco deberías darle algo a los que te embolsan tus compas…
De acuerdo que la Teletón es un negocio, tanto de dinero como de egos de actores públicos, sin embargo la teletón fuera de esas 27 horas, es una institución que si ayuda, así como todas las que hacen obras sociales y que hacen convenios con supermercados.
Lo mas ridículo es que planteas es que uno hace un donativo porque es bonito el stiker que te ponen en la solapa. No podrá ser que uno dona unos pesos porque sencillamente quiere hacerlo???
Creo que miras mal el tema y te faltan años de circo para tomar un tema complejo como el de las donaciones y al final no decir nada.
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17 de diciembre
Creo que la desigualdad sirve a aquellas personas que donan porque quieren hacerlo.
Es lo más fácil en esta sociedad en que todo tiene precio y nada valor. Esa limosna que algunas personas entregan es el precio que pagan por una conciencia tranquila. Pero hacen nada por cambiar las condiciones de fondo de los destinatarios de la limosna, pues éstos ya no la requerirán, y ¿dónde quedaran esos «buenos samaritanos» sin un inferior al cual darle migajas?
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17 de diciembre
Leyendo tu comentario me da la sensación de que el gobierno, las instituciones, y todos tu madre y tu hijo ( si es que los tienes o los que vas a tener) pidieran a gritos «pobres y mendigos» para que puedan sentirse mejor haciendo donaciones…. RIDICULO es la más Ridículo que he leído
Tengo la duda si el cambiar el fondo de las cosas es que el estado se haga cargo de todo o que idílicamente todos vivamos en el paraíso y que nadie se sienta la mas menor necesidad de entregar ayuda a alguien porque nadie la requiere.
Obviamente tu no das ninguna donacion a menos que obtengas a cambio, y en eso no se si tu eres peor que ese buen samaritano.
18 de diciembre
Me gustó mucho la distinción que hiciste, acerca de lo horizontal de la solidaridad y lo vertical de la caridad.
Saludines amigo y un gusto leerte.
17 de diciembre
Son giles, no entienden el articulo. El asunto es que si estas en contra del mal llamado concepto de solidaridad chilena (que aqui es solo dar plata), bien haces en no donar los cuatro pesos. Esa plata entra a un saco del cual una sola porción va a una donación que despues se descuenta de los impuestos de los dueños del supermercado… El que da la plata es quien recibe el beneficio, pero la plata la da el supermercado, no tu.
Es una buena forma para empezar cierta desobediencia civil el dejar de regalarle plata a las corporaciones que manejan nuestras vidas. La solidaridad es mas que donar plata en un supermercado: es donar tiempo, tus habilidades al servicio de alguien que lo necesita. La forma más comoda y facil de ayudar es darle plata a alguien para que lo haga porque «yo no tengo tiempo». Eso no es ser solidario, es ser un cómodo fresco de raja.
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17 de diciembre
Ósea requieres que se escriba tunombre para que des cuatro pesos???? Un poco egocéntrico supongo.. Al menos yo no tengo tiempo y me da lo mismo si lo junta un super o la mina que va todos los meses a buscar la cuota del hogar de cristo, el tema es que quiero dar los putos 4 pesos. Porque talvez a alguien le sirva más que a mi. Y no me siento ni más, o mejor, sencillamente ayudó . Por otrs parte dices muchas mentiras, como que es una parte de lo que se junta va a la institución, eso es falso y tu comentario es falso en eso
17 de diciembre
Y cuando el Estado regala casas, bonos, etc, mediante los impuestos (impuesto = obligado, no voluntario), y celebra su acción ¿es generosidad? ¿Deberíamos hacer desobediencia civil, y no pagar el IVA de los cosas, ni los impuestos a la renta?
17 de diciembre
Amiga, me alegro mucho saber que su talento está en este medio también. No esperaba menos de usted. Sobre su texto, comparto su opinión. La solidaridad en este país, como otros valores que alguna vez fueron reales, ahora son parte del modelo de libre mercado. Siendo así, entiendo perfectamente el negarse a seguir el juego, y hacer taco no más. La felicito por su nueva morada escribidora. Un abrazo.
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18 de diciembre
Estoy aquí y en El pilín, y a ambos les agradezco la valentía y buena voluntad para publicar mi textos, considerando que hay columnistas mucho mejores 🙂
18 de diciembre
MMM y Ud amigo en que ayuda??, cual es su aporte a disminuir el tema de la desigualdad y cambiar los temas de fondo? ..
pero embolsar a todos los que donan 4 pesos por un asunto de conciencia es como un tanto ligero, aunque no niego que pueda serlo, claro que para mi donar 4 pesos no aliviaria mi conciencia en nada.El tema esque yo no veo que el tema como el de dar migajas a nadie, porque pensar asi es denigrar al otro y Ud asi lo hace.
Me lo imagino a Ud. caminando en el desierto y encontrarse con un moribundo, el le pedira un poco de agua y Ud le dira un discurso de como las clases dominantes lo han dejado en esa condicion y que la desertificasion es producto de un capitalismo salvaje. pero al final no hara nada.. puro discurso fofo.. .. El tema de la ayuda no es solo economico sino tambien de criterio y eso, Sr. pato, de eso Ud carece.
18 de diciembre
No se trata de que nadie necesite ayuda, ni menos que el «estado se haga cargo». Hay muchas formas de ayudar al prójimo haciéndonos cargo de nuestro entorno más cercano, que no son monetarias. Por ejemplo, colaborar en actividades vecinales, organizar beneficios para alguien que padezca alguna enfermedad grave, compartir la comida y la mesa (y no las sobras) con alguien que no tenga, hacer clases y talleres (sin cobrar por supuesto), actos culturales, en fin, un montón de cosas que se pueden hacer, sin dinero, compartiendo nuestro tiempo y experiencia y autogestionando los recursos. (La autogestión no es pagar del propio bolsillo las cosas, pero ese es otro tema). Quedarse en el discurso es tan mediocre como donar 4 chauchas.
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30 de mayo
Una sociedad que consume solidaridad, no puede estar muy sana.
Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha,
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