A comienzos de febrero se aprobó en el parlamento británico la reproducción asistida con una técnica que utiliza el ADN de 3 padres. Esta resolución ha causado revuelo no sólo en Inglaterra, sino en el resto del mundo por diversas razones. Los más críticos cuestionan esta decisión por el hecho de ser una puerta de entrada a una legislación que permitiría “crear” bebés modificados genéticamente. Si bien la resolución del parlamento tiene justificaciones de salud, deja muchas interrogantes que pueden darnos luces de lo que será la reproducción asistida en futuros años.
Lo que se busca lograr con la aprobación de esta resolución, es reducir los riesgos de que un bebé herede una enfermedad genética de la madre. Esto, ya que muchas de las enfermedades hereditarias que padecen mujeres se transmiten a través de las mitocondrias ubicadas en el revestimiento del óvulo. Lo que se haría a través de esta técnica in-vitro de fertilización, es utilizar un óvulo sano de una segunda mujer, modificando éste último óvulo con el núcleo no dañado de la primera mujer, produciendo así, un óvulo final “sano” mezcla de ambos. A éste se le insemina con el espermatozoide de una tercera persona. Así, se produce un embrión con material genético de 3 personas (2 óvulos y 1 espermatozoide), no obstante el material genético transmitido por la donante del óvulo sano corresponderá como máximo a un 1% del ADN final del bebé.Al igual que la reproducción asistida para parejas del mismo sexo, la adopción de padres/madres del mismo sexo, la legalización de los vientres de “alquiler” o la misma filiación homoparental serán tema fijo para la agenda de la reivindicación de derechos a parejas del mismo sexo.
Sin duda lo anterior, más allá de parecer una muy buena iniciativa para reducir enfermedades de transmisión genética, nos muestra una cuestión clave para la fertilización asistida, sobre todo para parejas del mismo sexo.
Esto, puesto que además del avance legislativo en esta materia por parte de Inglaterra, se suma a un estudio realizado por la Universidad de Cambridge publicado este año, que permitiría la producción de embriones y espermatozoides con material genético de dos hombres o dos mujeres. Lo anterior, mediante la utilización de células madre de la piel de un hombre o mujer adulta, que permiten la generación de células germinales para producir finalmente un espermatozoide o un óvulo artificial. Permitiendo esto, por último, llevar a la fertilización asistida con un óvulo o espermatozoide genéticamente modificado.
Lo anterior por tanto, podría significar que una pareja de dos mujeres puedan generar un embrión a partir del óvulo de una de ellas y un espermatozoide modificado a partir de las células madres de la otra. Lo mismo para el caso de una pareja de dos hombres, con la diferencia que igualmente se necesitaría un útero para la gestación del embrión producido por un espermatozoide “natural” y un óvulo creado artificialmente. Se estima, que los resultados de dicho estudio permitan en un rango de 2 años concluir con la concepción del primer bebé gestado a partir de la modificación de un espermatozoide u óvulo.
Sin duda alguna, ambas noticias recientes ponen en tapete temáticas con aristas tanto éticas como de esperanza para cientos de parejas del mismo sexo para poder concebir un hijo/a genéticamente de ambos. Lo esencial detrás de esto resulta en un cuestionamiento también cuasi filosófico acerca de la modificación genética y la capacidad para producir (según llaman algunos) “bebés a la carta”. Independiente de esto, y como mencionaba previamente, el permitir como en el caso de Inglaterra, la reproducción asistida con resultado de embriones de “3 padres” es un avance gigantesco y una puerta de entrada a otras opciones. Pues si bien los resultados del estudio de Cambridge que resultan en embriones de dos padres o dos madres es una realidad, es necesaria una modificación legal que respalde la creación, fertilización y gestación de embriones genéticamente modificados.
De todas formas, la cuestión detrás y lo que motiva el escribir esto es el cúmulo de dudas que surgen respecto a la gran ventana que existe con esto para las parejas del mismo sexo y la conformación de familias. Es así, que el cuestionamiento más grande lo traslado a la variante fundamentalista, y es la relación que existe entre quienes se oponen a la homosexualidad o la conformación de familias homoparentales, argumentando la (in)capacidad biológica de parejas del mismo sexo para procrear. ¿No son estos avances científicos un portazo a estos postulados más críticos?. Si bien creo rigurosamente que las familias se componen no por lazos genéticos sino por lazos afectivos, la posibilidad de procrear hijos genéticamente de dos padres o dos madres es sin duda alguna, un paso enorme para miles de parejas homosexuales.
Con esto, quiero más que nada dar un indicio de lo que serán algunos de los debates que proseguirán a las tan retrasadas discusiones sobre matrimonio igualitario o unión civil. Pues al igual que la reproducción asistida para parejas del mismo sexo, la adopción de padres/madres del mismo sexo, la legalización de los vientres de “alquiler” o la misma filiación homoparental serán tema fijo para la agenda de la reivindicación de derechos a parejas del mismo sexo.
Comentarios
26 de febrero
En lo inmediato es una muy buena idea, ya que por ejemplo se podrían evitar a llegar a casos como el de Valentina Maureira, niña de 14 años con fibrosis quística, enfermedad hereditaria, que ha hecho noticia por pedir la eutanasia en un video difundido hace poquito. http://www.biobiochile.cl/2015/02/24/adolescente-con-fibrosis-quistica-pide-a-bachelet-que-autorice-inyeccion-para-dormir-para-siempre.shtml
Con respecto al caso de padres homosexuales no creo tampoco que haya mucho problema de fondo, dado que los argumentos contra la adopción homoparental hasta ahora me parecen débiles.
No obstante, considero que la arista más peliguada de estas nuevas tecnologías que pueden llevar a la creación de «bebés a la carta» tiene que ver con la desigualdad de acceso a esta clase de tecnologías genéticas. Lo más peligroso ahora es que no sea meramente el ambiente el que genere segregación – hay estudios que muestran que los estratos sociales más bajos están condicionados a peores desempeños cognitivos por el mero hecho de la exposición a metales pesados -, sino que se agregue una variable de mejoramiento genético al cual solo tendría acceso la parte privilegiada de la población. Esta idea no es para nada original, ya que me hago eco de ciertas predicciones hechas por Oliver Curry, economista, quien considera que las clases sociales van a tender a separarse genotípica y fenotípicamente.
Ahora bien, como reflexión final, en lo personal considero tremendamente egoístas a las personas que buscan a toda costa engendrar su propia progenie genética. Dentro de este grupo considero a los infértiles, gays y parejas conscientes de ser portadores de enfermedades genéticas graves. Estos tres grupos me dan tirria en su afán de tener un vástago «sangre de su sangre» habiendo tanto cabro botado en nuestro propio país y en el tercer mundo. La adopción, desde mi perspectiva moral – muy subjetiva sobra decir – debiese ser la prioridad dentro de este grupo en vez de afanarse en traer más gente a este mundo lejos de lo ideal.
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