Los agitados y en muchos casos violentos días que está viviendo nuestro país y a mi modo de ver agravados por tener la violencia presente en muchos actos cotidianos, por ejemplo; una simple discusión de transito termina con el baleo de un ciclista por parte de un automovilista. Lo otro negativo es que un importante porcentaje de nuestros jóvenes carecen de una adecuada formación escolar y universitaria, egresando sin entender lo que leen, paralelamente y agravando aún más la situación es el consumo de alcohol. Bajo estas circunstancias resulta hasta obvio que nuestras manifestaciones terminen con actos irracionales y violentos, tanto de quienes se manifiestan como de las fuerzas policiales que los reprimen.
Lo que está pasando me llevo a pensar en Mahatma Gandhi y en Nelson Mandela quienes lograron grandes éxitos en situaciones mucho más difíciles y complejas que las nuestras, gracias al poder pacifico de la desobediencia civil.
Las bases de esta forma de lucha, que no llena portadas con titulares de actos violentos, con saqueos, ni incendios parte con Henry David Thoreau (1817-1862), filósofo que hoy es considerado uno de los padres de la literatura estadounidense. En su momento se opuso a pagar un impuesto destinado a financiar la guerra entre Texas y México que él consideraba injusta y no estaba dispuesto a colaborar con algo que aborrecía lo mismo que la esclavitud, ideas que lo llevaron a la cárcel. Su actitud contestataria ante las injusticias le llevó a desarrollar una idea básica para todos los que siguieron su filosofía: “que el gobierno no debe tener más poder que el que los ciudadanos estén dispuestos a concederle”. Thoreau si bien no fue el creador de esta idea, con su obra «On Civil Disobedience», publicada en 1849, donde critica la autoridad del Estado, la dotó de contenido.Las causas que llevan a ejercer la desobediencia se encuentran en los actos injustos que sufre el ciudadano de a pie y que ejercen los que llevan las riendas del poder.
Para Thoreau: “no es tan importante que algunos sean tan buenos como tú, sino que haya alguna bondad absoluta en alguna parte que influencie a toda la masa”. La idea que se plantea es que resistir en privado está bien, pero es ineficaz. Salir a protestar y manifestarse pacíficamente asumiendo el riesgo de una sanción, que puede ser multa o cárcel forma parte del riesgo que asume quien desobedece, pero también da visibilidad, liderazgo, credibilidad y dignidad moral a quien recibe un castigo injusto.
Quise partir así ya que se dice que el libro «On Civil Disobedience» estaba siempre a la mano de Gandhi en su campaña de resistencia contra la ocupación británica de la India. También influyó en Martin Luther King en su lucha no violenta en defensa de la no discriminación de la población negra en EE. UU. Es un libro que ha inspirado diversos tipos de movimientos sociales, como la objeción de conciencia contra el militarismo.
La explicación para “desobediencia civil” la define como un instrumento de protesta y de movilización social que se utiliza “cuando ya no quedan más herramientas”, es decir, cuando quien detenta el poder impide el debate público y democrático. Pero, aún es posible buscar una solución no-violenta.
El rostro más emblemático de la no violencia lo representa Mahatma Gandhi (1869-1948), quien demostró que el uso de la razón junto a la resistencia pacífica son instrumentos válidos para alcanzar objetivos políticos. En este caso fue la independencia de la India, en 1947. Gandhi colocaba la causa por encima de sus intereses personales, siguiendo una senda filosófica marcada por el Bhagavad-Gita, uno de los libros sagrados del hinduismo. Austero y enemigo de privilegios, abogó por el pacifismo, cuestionó la sociedad de castas poniéndose del lado de los «intocables«. Recurrió al ayuno y a la espiritualidad como protesta y defendió la desobediencia civil como el arma más efectiva contra las leyes injustas. Martin Luther King reconoció: “De mi formación cristiana he obtenido mis ideales y de Gandhi, la técnica de la acción”.
Nelson Mandela (1918-2013) durante su juventud fue influido por la “resistencia pasiva” de Gandhi, usando de arma la desobediencia civil para neutralizar el Apartheid. Ingresó en la política para combatir las prácticas xenófobas del régimen sudafricano promoviendo la desobediencia. Hasta que fue arrestado y acusado de alta traición. Pasando los siguientes 27 años en una celda como el preso 46664. En 1990 al quedar libre abogó por una solución política que no perjudicara los derechos de nadie. Tomó las riendas de la transición defendiendo siempre la reconciliación y se convirtió en el primer presidente sudafricano en ser elegido democráticamente.
Las causas que llevan a ejercer la desobediencia se encuentran en los actos injustos que sufre el ciudadano de a pie y que ejercen los que llevan las riendas del poder. Quien desobedece no lo hace por conveniencia ni razones ocultas, lo hace por motivos de conciencia y de justicia, es decir, la protesta se hace por razones morales, entendiendo que es una obligación denunciar la injusticia para despertar a la mayoría dormida. Al desobedecer una ley injusta nos da dignidad como seres humanos.
La desobediencia civil, al ser un acto consciente e intencional requiere paciencia y valor, fundamentándose en que ninguna protesta justifica actos vandálicos y que siempre es mejor morir que matar. Que lo decisivo en esta forma de lucha no es la sangre; es el gesto y su intensidad, evitando al máximo causar dolor porque el dolor implica falta de humanidad. Su objetivo final no es destruir un sistema, ni menos la democracia, lo que busca es modificarlo para impedir los actos injustos.
Si se analiza esta forma de lucha se puede entender que su base está en el uso de la razón, es decir, es un acto eminentemente racional a diferencia de las protestas violentas que son movidas por la irracionalidad, donde la gente sabe que existen injusticias, pero no tiene claro ni puede explicar sus causas. Además, que recurrir a la violencia es el camino fácil, ya que conversar, negociar y tranzar es la vía difícil al requerir informarse y usar la razón para fundamentar y lograr acuerdos, para que al final todos los sectores se sientan legítimamente representados y que no se impuso la idea de uno por sobre el otro.
Es cierto que a través de la historia muchas demandas sociales y laborales se lograron violentamente, pero, ¿sería posible revertir esta situación y que nuestra ciudadanía busque el camino de la desobediencia civil, la protesta pacífica y racional para vencer las injusticias y deje de lado la actitud irreflexiva que lleva a preferir la vía violenta?.
Comentarios
14 de marzo
A 90 años de la marcha de la sal, una manifestación (no violenta) dirigida por Mahatma Gandhi y llevada a cabo entre el 12 de marzo y el 6 de abril de 1930. Esta marcha se convirtió en uno de los más importantes acontecimientos que condujeron a la independencia de la India del Imperio británico.
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