Siempre he creído que su ejercicio no es más que ser capaz de sorprenderse en cada esquina, en cada esquivo tramo de la ruta, con ese mundo que se nos abre en la cotidianeidad. De anhelar desentrañar el conocimiento –sentimiento, punto de vista- que se esconde más allá de la obviedad.
Este fin de semana falleció el periodista Mario Gómez López. Maestro de generaciones, ícono de la profesión. Su despedida oficial fue el lunes, en compañía de su familia y bajo el respeto y admiración de decenas de compañeros de pasión. Se sumó así al alejamiento de otro colega: Enrique Canelo Córdova, para quienes le conocieron otro destacado representante del oficio.
El jueves, Ramiro Sepúlveda lanza “Testigo Directo”, libro de crónicas que inician el 11 de septiembre de 1973 y se extienden a lo largo de esa larga y oscura noche que llamamos dictadura. Y traspasan hasta el amarillo tinte de ese amanecer que es la transición.
Muy tarde el viernes nos ametrallan con los resultados de las elecciones generales del Colegio de Periodistas de Chile. Notable anuncio. Por primera vez una mujer asume como presidenta. La joven profesional comunista Javiera Olivares será desde el sábado 9 de agosto, y por dos años, el renovado rostro gremial.
¿Y de qué sirve saber todo esto? No tengo idea. Es la reflexión necesaria sobre quienes, existiendo infinitos caminos, están unidos por esta profesión, este oficio, este arte, y a él dedican sus horas. El que, más allá de las luces, las cámaras, la material retribución, escribe hoy la historia del mañana. Instala ahora, las verdades de la posteridad.
Siempre he creído que su ejercicio no es más que ser capaz de sorprenderse en cada esquina, en cada esquivo tramo de la ruta, con ese mundo que se nos abre en la cotidianeidad. De anhelar desentrañar el conocimiento –sentimiento, punto de vista- que se esconde más allá de la obviedad.
Ser el niño que ríe con ese raro efecto del agua que brota de la llave, con el loco perro que se persigue la cola, con la risa de su madre que le ama como si fuera el último ser en observar. ¿Cuándo pasó de moda la ingenuidad?
Y así, con ese saber tan suyo, el periodista quiere compartirlo. Entregarlo a los otros para que se sorprendan igual que él con la vida. Con la muerte. Con la inasible, y por ello siempre vigente, realidad. ¿Cuándo se puso de moda saber más que los demás?
La nuestra es la tarea de siempre estar disponibles para la sorpresa y querer hacer partícipes de esta a ellos, los de más allá. Los gráficos, las citas, los números, más seriedad y rigurosidad dan al asunto, pero si la curiosidad no es el primer afán, no pasaremos de ser simples administradores de la redundancia.
Comentarios
06 de agosto
No estoy muy seguro, pero es este periodista que tenia un gran programa en TV. » Historia secreta ….» , que era muy bueno y se esperaba todas las semanas.
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