#Sociedad

Nuevas formas de intolerancia y fundamentalismo

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Sorprendente me parece el cariz de las últimas tendencias sociales y políticas. Se ha puesto de moda agredir a la religiosidad. Leo por ejemplo, el artículo de don Luis Burgos Silva, donde afirma que a su parecer la Iglesia no tendría derecho para opinar sobre la educación chilena. Me pregunto por qué diantres, si todos los actores en el devenir chileno tenemos algo que decir, creyentes, descreídos, empleadores, obreros, varones, mujeres, etc.


Yo digo que la fe cristiana le ahorra millones o incluso miles de millones al Estado, y que la gente medianamente cultivada lo percibe a diario.

Afortunadamente la mayoría de los chilenos ya nos dimos cuenta de lo mal encaminada que va la reforma educacional y lo hemos hecho saber por medio de las encuestas. Bachelet va en bajada. Pero retomando la cuestión principal, pienso que esta moda de atacar la religiosidad se ha vuelto desagradable. Es vulgar en el sentido de antisocial, de intolerante; es contradictoria y es torpe.

Se manifestaron estos falsos ateos en contra del pesebre navideño de la Municipalidad de Santiago alegando desperdicio de recursos. Yo digo que la fe cristiana le ahorra millones o incluso miles de millones al Estado, y que la gente medianamente cultivada lo percibe a diario. La religión nos enseña valores, a discernir entre el bien y el mal, nos provee de disciplina, de esperanza y ayuda a enderezarse o reinsertarse a cientos de miles de descarriados.

De valor social e histórico enorme es la cristiandad, es la madre de toda la cultura occidental. Frente a esa realidad de tamaño descomunal, me importa un pepinillo que unos cuantos papanatas se distraigan contando los años que pudo o no pudo haber vivido Moisés, o si Adán tuvo o no tuvo que huir de los dinosaurios. Esas son estupideces. Más me interesan el rol del Imperio Romano en la historia de Occidente y la aparición de la cristiandad, lo que significan los restos del Coliseo en Roma y reconocer a cada cual lo suyo.

Llamo falsos ateos a estas personas, agrupadas en una sociedad desafortunadamente equipada con un think tank muy pobre, porque veo sus declaraciones de principios plagadas de dogmatismos e irracionalidades. Yo digo que si bien en el presente la moralidad cristiana es patrimonio de todos, son los cristianos quienes la proveyeron. Merecen ese reconocimiento, y digo que de prescindirse de la fe, no habrá ningún mecanismo automático que reemplace a la Iglesia en la instrucción moral de la sociedad.

TAGS: Iglesia Católica

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Comentarios

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Lyrano Monti

24 de diciembre

Yo creo que el comentarista peca de miopía y soberbia, considero que las religiones no son «reserva moral» de nada, por el contrario históricamente las religiones han costado muchas guerras y millones vidas a la humanidad y en la práctica separan y segregan mucho más de lo que unen. Desdeñar a los no creyentes me parece de por sí una torpeza, después de todo es la Declaración Universal de Derechos Humanos la que le dado a la humanidad lo que ninguna religión, el reconocimiento de la diginidad, la libertad y la igualdad como un derecho básico de la condición humana. Esto, a mi juicio, contribuye más a la paz y al bienestar humano que muchos evangelios.

Jose Luis Silva

24 de diciembre

El articulista está en lo cierto, el comentarista es usted y disculpeme por pensar distinto pero me parece que está muy equivocado: me parece es usted el de la miopia al pretender cuestionar valores morales de instituciones milenarias que obviamente el que menos las entiende es un no-creyente.

Por supuesto que las creencias religiosas son la gran reserva moral que tenemos. Habla de las vidas cobradas por las guerras religiosas como si sin las religiones hubiese habido menos guerras. ¿De donde sacó que había menos guerras antes del cristianismo o las habría menos en países no cristianos o no religiosos?.

El hombre evoluciona por su espiritualidad y cuando mas se ha impregnado la humanidad de religión es cuando más ha progresado el hombre en sus valores y su bienestar. Estos dos mil 15 años de historia cristiana que han seducido al mundo occidental han significado un salto de una evolución formidable en comparación al desarrollo que tuvo la humanidad durante millones de años. Ya antes de eso se dejó la prehistoria cuando babilonios y asirios escribieron en sus tablillas motivos religiosos mucho antes que hechos militares, contratos, etc.. fue la religión lo que impulsó la escritura y por lo tanto «creó» la historia, incluyendo la suya y de sus antepasados. Y es la religión la principal fuerza espiritual para un hombre y la esencia del hombre es su espíritu. Disculpeme pero me parece que el de la soberbia es usted.

Saludos

24 de diciembre

Saludos. Las religiones no cuestan guerras, las guerras las hacen las personas. Por la religión se ha frenado guerras; por ejemplo, Chile con Argentina. Me parece muy dudoso que reconocidos hombres de paz, líderes religiosos, puedan ser colectivamente imputados de alguna suerte de belicismo porque en épocas de paso ya bastante antiguas, otros las hayan emprendido en nombre de la fe. El refrán de don Otto es bien sabido, no tengo que detallarlo. Si por haberse luchado guerras en nombre de la fe se justificase la supresión de la misma, entonces también debiésemos derogar la democracia, la paz, la libertad y calculo yo, todos los valores habidos y por haber, puesto que han sido en su momento causa de guerras.

24 de diciembre

Esta columna es una apología a las religiones, fuente de todas las mayores intolerancias del mundo. Hay que ser bien cara de palo para hablar de intolerancia desde el fanatismo religioso.

24 de diciembre

Saludos. Dese usted por respondido con mi texto a don José Luis Silva.

24 de diciembre

Disculpen mis modales: Feliz Navidad para todos.

Elizabeth

24 de diciembre

Excelente comentario. Es increíble como la Sociedad atea que no deben ser más de 300 personas se arroja para sí sola definir o no lo que el gobierno debe hacer o no con respecto a los símbolos religiosos, y proponen sacar la Biblia de los colegios y las clases de religión.

Acá todos debemos proponer una reforma educativa, si el Estado es laico debe ser pluralista, no podría nunca dejar la religión y las creencias de los padres fuera, debiesen leer el caso Folgero y la corte de Estransburgo.

28 de diciembre

Creo que debería tomar otra vez los libros de historia universal y leerlos sin el rosario en la mano.
Lo que hizo progresar a Europa no fue el cristianismo, sino que el humanismo, que mueve el centro de la vida desde Dios hacia el hombre. Precisamente eso se puede observar, por ejemplo, en el movimiento que abandona la escolástica (y su sin magister dixit como argumento) y se centra en la educación retomando los valores clásicos grecorromanos. Esto, con un mínimo de conocimientos, significa que lo que hizo «progresar» al mundo fue retomar los valores «paganos», en el sentido de que se retoma la lectura de los filósofos griegos sin las anteojeras escolásticas.
Ahora bien, esto es cultura general. Por lo menos así debiese ser. No obstante, considero que su visión es incorrecta, que su relato, su interpretación, hermenéutica o exégesis histórica es incorrecta y ello no porque contraste con la visión estándar que existe de la historia, la cual apunté en el párrafo anterior, sino que porque aun la visión estándar posee falencias graves.
La visión estándar cree que los «valores» o la «moral» tuvieron que ver en algún grado con el progreso material del hombre; o bien que, por ejemplo, es el cristianismo el impulsor de la evangelización de los incivilizados (y por ende su «mejoramiento» y «civilización») o bien que el humanismo y, posteriormente, la ilustración y racionalismo es la manera como la ciencia se fue creando hasta darnos la técnica que nos da todas las comodidades de hoy.
No creo en nada de eso. Mi exégesis es esta: los valores no importan, sino que lo único rige es el poder y la voluntad del más fuerte (Nietzsche). La técnica avanzó y aun avanza, porque sus usos están pensados para la guerra, la cual en sí misma es inmoral. Por otra parte, las religiones tienen como propósito el control de la población y no su perfeccionamiento. Este control puede ser visto como «cohesión social», pero desde mi perspectiva la cohesión implica en la totalidad de las religiones la división en círculos esotéricos y exotéricos sociales, o lo que es equivalente la división entre clero y laicos, la cual en sí misma es discriminatoria, y, por tanto, también inmoral.
¿Y por qué entrecomillo «progreso»? Porque el progreso material no es nada realmente si no existe un perfeccionamiento ético de la sociedad y ello, desde que existen las religiones, no se ha logrado aun. No es diferente en su espíritu el hombre de las cavernas del hombre contemporáneo. Han variado sus cultos, quizás del animismo al teísmo, pero eso no significa que nos aniquilemos menos entre nosotros, ni que hayamos asimilado aun que de nuestro comportamiento depende el equilibrio del ecosistema y nuestra propia superviviencia como especie. Animales actuando como menos que animales, como verdaderos parásitos que al llevar a la destrucción a su huésped se terminarán destruyendo a sí mismos.
En fin. Con respecto a lo particular que da inicio a su columna estoy de acuerdo. No hay excusa para pedir el veto de las opiniones en general, sin embargo creo que ud. interpretó demasiado «a la tremenda» el artículo de Burgos Silva. El problema es la capacidad de lobby desequilibrada y la cuestión de la «verdadera» representatividad de la Iglesia Católica. Y aquí incluso su defensor JL Silva me ha concedido con anterioridad al aceptar que su grupo de opinión – derecha «dura» – en términos cuantitativos es pequeño. La cuestión se la dejo planteada ¿realmente cree que la opinión de la Iglesia Católica debiese tener la sobre-representatividad que tiene actualmente en Chile? Porque esa es la cuestión de fondo.
Saludos

28 de diciembre

¿Qué lea de historia sin el rosario? Usted ha entendido poco mis opiniones, pero me ha dado un soplo de iluminación y se lo agradezco; haré justamente lo contrario de lo que recomienda y me compraré un rosario, puesto que así comprenderé de veras la Constitución de los Estados Unidos, la nación más poderosa del mundo.
No hemos hablado de “lo que hizo progresar a Europa”, no sé a causa de que formula esta opinión tan particular suya y ni en qué lugar de la historia se ubica. En el Renacimiento, pero hablamos de la religiosidad del siglo XXI, es el tema del artículo, y no creo que pueda cuestionársela ahora en función de eventos datados cuatrocientos años atrás. A mí no se me ocurriría llamar necios a los eruditos de apenas un siglo atrás -ni hablar de cuatrocientos años-, por haber creído que el espacio era llenado por una substancia llamada “éter” o por no entender la estructura del átomo como en el presente. De hacerlo sería yo el único necio. El progreso técnico no guarda una relación directa con los valores morales, en todo caso, y me da la impresión de que tiene usted algunas confusiones. Los valores morales hablan del bien y del mal, del deber ser. La técnica ha progresado enormemente, y pese a ello siguen vigentes estos principios morales, y eso a tal punto que la gente que ahora se manifiesta contra la cristiandad, no lo hace en realidad por pretender modificar o crear nuevos principios morales, -incluso disputa su propiedad, pues no se imagina un mundo sin ellos-; lo que les preocupa son las formas, las alegorías, las apariencias, no el contenido. Eso que denomina “visión estándar” no es tal, no es “estándar”, es lo que usted entiende o malentiende. El único momento de la historia contemporánea en donde los valores cristianos fueron sometidos a revisión y de veras enfrentados o cuestionados al trasluz de la ciencia o de lo que se creía cierto según la ciencia de entonces, se vivió con los alemanes de la Segunda Guerra Mundial. Ellos cuestionaron o renunciaron a los valores de la compasión y de la igualdad, con las consecuencias sabidas. Y como perdieron, hemos retomado la senda cristiana. En lo demás que va de la historia, el progreso no ha tocado a la moral. El propio término “progreso” es parte del modelo cristiano. ¿Progreso hacia dónde? A la supresión de las necesidades físicas y emocionales, a la supresión del sufrimiento. Y en lo que pueden haberse cruzado o en lo que pueda haber ciertas dudas o choque entre progreso y moral, en la motivación para la búsqueda del conocimiento, -que puede ser considerado un valor-, hemos recurrido a la creatividad lingüística y denominado justamente así a tal motivación, “búsqueda del conocimiento”. ¿Deduce usted de qué otra manera podría habérsela denominado? Debiera, puesto que acude a Nietzsche.

29 de diciembre

Lo cito: «De valor social e histórico enorme es la cristiandad, es la madre de toda la cultura occidental». A partir de ahí empecé a hablar del progreso. Por supuesto que el progreso técnico no tiene que ver con el progreso moral, pero eso es algo novedoso para la interpretación estándar de la historia que veo que ud. no maneja. Le invito a darse una vuelta por la enciclopedia en línea http://en.wikipedia.org/wiki/Progress_%28history%29
El foco del comentario es simple: no debemos nada a la cristiandad y por ello me puse a hablar de historia – aunque no lo crea es atingente la historia de cuatro siglos atrás con lo que ocurre hoy en el XXI. A partir de ahí se sigue que los cristianos solo son un grupo más que está sobrerrepresentada su opinión. No obstante, su argumentación posible es: «debemos mucho a la cristiandad de lo que se sigue que la opinión de la Iglesia debe ser considerada con especial interés». Un lugar intermedio entre estos puntos de oposición doxástica es pragmáticamente imposible, ya que un miembro clerical de la Iglesia Católica de facto tiene más poder que un común mortal. Constate ud. la existencia de tribunal eclesiástico.
Más simple no se puede. Saludos.
PD: no sé en que lugar he podido cometer la falacia del historiador. Si es así ruego apúntenla.

01 de enero

Estimado don Luis González, cultura y progreso no son lo mismo, ni la una lleva a lo otro necesariamente. Ninguna civilización previa al cristianismo tenía noción alguna de progreso. Por eso no hago las mismas asociaciones que usted ni entendí su primer texto. Le reitero: el concepto de progreso incorpora una meta a la creación de cultura, meta que la cultura por sí misma no tiene. Esa meta la ha fijado la cristiandad y consiste en suprimir o reducir el hambre, la sed, la incertidumbre y el dolor. ¿pero por qué cree o cómo cree que se construyeron los monumentos de la antigüedad y que hoy admiramos? Careciendo de esa meta, pues estimado, con sangre, sudor y hambre. Me extraña que no lo haya meditando, habiendo tantos, tan hermosos y tan evidentes. Las pirámides, el Coliseo, los templos griegos, las ruinas de templos incas, etc. De haber tenido la misma noción de progreso del presente, ninguna de esas civilizaciones habría considerado justificado tanto trabajo y la asignación de tantos recursos en manifestaciones culturales que no proporcionaron satisfacción alguna a las necesidades de la gente. Y si se les alimentan y otorgaba demás vituallas, era en función de su utilidad como mano de obra para el objeto de dichas creaciones. Obras así son ahora inimaginables, precisamente porque tenemos la noción cristiana del progreso.

01 de enero

Bah, esto que digo no es ninguna novedad.Todos los políticos lo tienen presente. Los arquitectos por sobre otros profesionales lo tienen presente. Y como se me ha entendido poco o nada, concluyo que la comunidad, pese a todo lo que hay en materia de libertad de información y educación, no asimila, no entiende para donde va la máquina o cómo funciona, no domina su propia realidad. Es complicado, porque entonces en democracia puede llegar cualquiera al poder y sin darse cuenta de dónde está parado.

02 de enero

Eso si que es un oxímoron «noción cristiana del progreso». En fin. Considero que es imposible debatir este punto, ya que no hay relación entre el progreso material y la metafísica cristiana, puesto que nuestra existencia temporal es producto de una caída, de la cual nos salvamos manteniendo la fe en Dios en vida. ¿Acaso no sabe que hubo grupos cristianos que se opusieron a la penicilina, inoculación y anestésicos? (http://abob.libs.uga.edu/bobk/whitem10.html). La existencia de monumentos no significa nada realmente más allá de la constatación de que la superstición existe transversalmente en todas las culturas. Toda religión al proponer como meta un mundo más allá de éste, no se preocupa esencialmente de hacer más vivible éste.
Ahora bien, que el cristianismo, más específicamente la Iglesia, haya estado interviniendo como un grupo de poder no se debe a su valor intrínseco, sino que a su manejo de relaciones públicas que le aseguraron un lugar con cierto «legado». Este legado es despreciable, pues lo que actualmente ha llevado a ser el mundo como es hoy se debe a valores posteriores al humanismo.
Concedo que las enseñanzas de Cristo pueden hablar de «suprimir o reducir el hambre, la sed, la incertidumbre y el dolor», pero tales enseñanzas NO son la institución religiosa llamada «cristianismo».
He planteado una cuestión hace rato, acerca de la representatitvidad de la opinión cristiana y ud. todavía no va al punto relevante. Ruego en su próxima respuesta sea más conciso, saludos.

03 de enero

Don Luis González, el nuestro va para diálogo de sordos, y no soy yo quien ha emitido una afirmación totalmente infundada, dogmática y simplemente antojadiza; no soy yo el entrampado en una acusación indemostrable. Menciona casos de religiosos que se opusieron a la penicilina y demás, he citado numerosos científicos de nivel mundial y muy actuales que son sacerdotes y que han hecho grandes aportes a la ciencia. Estimado, usted ya está refutado hace rato: Es incapaz de demostrar que hay en la religiosidad un contenido opuesto al bienestar social. Usted solo ha citado personas, yo he citado personas. Y así tenemos que no es necesario explayarme más en esta parte del tema. Esto que diré en cambio me interesa más: Como vemos que los cristianos contemporáneos no dejan de serlo pese a las contradicciones de la Biblia, pese a que tienen televisión, van al colegio, al instituto o la universidad, a que saben que existieron los dinosaurios y dado que al parecer no les es prioritario creer a pie junto en Adán y Eva, no cabe otra conclusión: Richard Dawkins, con su insistencia por hacer ver lo que todos ya hemos visto, tiene que ser necesariamente un idiota o un mercachifle. Yo me inclino por la segunda opción, y creo que los verdaderos cultores de la ciencia, sociólogos y psicólogos, tienen este dilema resuelto hace rato. Soy partidario de esta hipótesis: Un hombre maduro, socializado pero sin castrar, tiene impulsos, tiene deseos socialmente reprochables, incluso criminales; sigue siendo un animal apasionado y sabe cuánto ayuda la fe a controlarse. Esa es a mi parecer la verdadera causa de la religiosidad en el siglo XXI. Es una ayuda en tiempos de libertad en todo y para todo, para quienes en cambio buscan herramientas que les ayuden a controlarse, conscientes de su condición animal, apasionada y chocarrera; para no ceder al impulso de buscar a la vecina, a la hija de la vecina e incluso a la perrita de la vecina; para no ceder al deseo de sangre y de violencia, de homicidio. Y en tal circunstancia, que otros no lo entiendan, con justa medida hace suponer que a lo mejor tienen algo de eunucos.

03 de enero

Y esto último que he dicho es tema para otro artículo: El dogma de la benevolencia humana y la sociedad perversa que le corrompe, dogma mucho más asimilado por la gente de izquierda que por la gente de derecha, en contraste con la dura y fea verdad: El hombre no nace bueno, por el contrario, que se ajuste a las normas del derecho, que no cometa delitos, es una maravilla resultante de una transacción económica muy bien calculada. Y quienes sacan cuentas diferentes y optan por el delito, no son personas que se deba reinsertar, porque nunca estuvieron insertas. Por estas creencias es que la izquierda lleva con sus gobiernos el peso de ser más permisivas y generar aumentos de la delincuencia. Y si en realidad los ateístas no fuesen una nueva religión, una nueva forma de cristianismo, se preocuparían de los temas de fondo, no de los años que vivió Moisés.

06 de enero

Volví para revisar como continúa esta cosa.
A ver.. es claro que tenemos diferentes visiones de la historia. Ud mismo ya lo dice: » Usted solo ha citado personas, yo he citado personas». Eso ya está más que claro, por eso esperaba ahora una respuesta más concisa. Yo lo que hice al principio en mi primer comentario fue mostrar cómo se deriva de su visión del cristianismo en la historia (pasada como presente) el rol de tal religión en asuntos civiles.
Pero todavía no responde mi pregunta que hice en mi primer comentario (me autocito) «¿realmente cree que la opinión de la Iglesia Católica debiese tener la sobre-representatividad que tiene actualmente en Chile?»
Deje de darse tantas vueltas (Dawkins, izquierda/derecha, cristianos modernos/anticuados – si me niega que hay personas que creen aun hoy que el mundo tiene 6000 años le falta conversar con algunos de los que van a templos evangélicos aquí mismito en Chile o ver los numeritos del pastor Soto) , yo tengo clarísimo que no lo voy a convencer porque es obvio que tenemos formaciones diferentes, pero responda de una vez a la cuestión que considero la esencial: la Iglesia Católica se adjudica la propiedad de la «moralidad» y los «valores» y es por ello que se da tanta autopropaganda, inmerecida desde mi perspectiva, a la vez que oscurece las propuestas de otros grupos ¿está de acuerdo con ello?
Saludos.

06 de enero

Saludos: Lo de que ambos citamos personas se refiere a que no tiene nada concreto para demostrar que la religiosidad en su conjunto o como institución pueda ser calificada de negativa. En el siglo XXI, con tanto conocimiento de psicología, sociología y psiquiatría, no tiene usted nada, no hay una sola evidencia seria al respecto. Si abomina de la fe y rinde culto a la ciencia, debiese entonces quedarse callado respecto de sus juicios negativos contra la fe; que la descalifique sin fundamento serio lo convierte en una refutación de sus propios dichos, usted es una prueba en contra de sí mismo, es una representación de lo que abomina. En cuanto a lo que llama sobre representación, no sé de que se hayan creado balanzas o instrumentos de medida para establecer la proporción adecuada. La Iglesia no tiene necesidad de adjudicarse propiedad alguna sobre la moralidad, tiene una historia de dos mil años que le respalda, y los intentos por negarlo son un rasgo propio de la forma de pensar ahistórica que es costumbre del hombre masa, con su bien y su mal en la punta de la lengua, partidario de la hoguera y antítesis del espíritu contemplativo del verdadero hombre de ciencia.

07 de enero

Uff.. cae en tantos lugares comunes que ya cansa. Yo no rindo culto a la ciencia, de hecho quien lo haga no entendería absolutamente nada del espíritu científico. La ciencia no se adopta como una fe, de hecho su definición se circunscribe a una metodología que en sí misma puede ser perfeccionada y que no es definitiva, así como también las teorías producidas SIEMPRE son, por definición, no definitivas . Es por ello que contrasta con la religión que SI exige fe, que SI exige culto, que SI tiene respuestas definitivas y que se adjudica a sí misma un lugar en lo que es eternamente verdadero.
Si su crítica va hacia quienes «creen» en la ciencia, entonces es obvio que yo estoy de acuerdo con ello, pues la ciencia ni siquiera es un corpus coherente de conocimientos y que siempre está en reconstrucción. No ha existido nada más nefasto que la nueva ola de ateos que repite como papagayos razonamientos que no son los propios y que dejan de manifiesto una carencia de una adecuada dosis de filosofía de las ciencias. Es por ello que lo que escribo no debe ser entendido como un ataque a la metafísica espiritualista, sino que a las consecuencias históricas que tiene mantener este grupo de creencias como dogmas que permean las normas civiles-sociales.
Ahora bien, creo que frases como «tiene una historia de dos mil años que le respalda» son las que no resisten análisis histórico y en este punto, lamentablemente, se debe ser taxativo: los valores de la cristiandad contemporánea son producto de la fertilización del humanismo y no de una evolución intrínseca de la metafísica judeo-cristiana. En una ucronía sin renacimiento lo que tendríamos hoy sería una edad media perpetuada por la «muy moral» institución eclesiástica. Desde el principio no he citado «psicología, sociología y psiquiatría», sino que he hablado desde lo histórico y, creo que si ha leído algo de historia, el oscurantismo de casi mil años es producto de la férrea intromisión y control de la Iglesia en la sociedad.
Evidencia desde las ramas que ud. cita apuntan a ciertos problemas que son transculturales y propios de la cognición humana, de la cual toda institución organizada – incluida la religión, pero pasanda también por los estados modernos – hace uso y abuso para mantenerse en el poder. Lamentablemente dudo que esto realmente le interese, porque tenemos definiciones diferentes de la religión: ud la ve como algo trascendente y necesario, mientras que yo como otra forma de control social no trascendente y contingente. Luego, para poder exponerle estos descubrimientos tendría que haber un mínimo de base común inexistente.

En síntesis – ya que esto se alarga indefinidamente dado que no es capaz de entender que el punto desde el principio es interpretativo histórico y que es en ese ámbito que ud debiese defenderse – mi punto básico es la afirmación de la moralidad como independiente de la fe y que la dependencia entre ambas sea el caso no se debe a que deban ir de la mano ambas esferas humanas, sino que a cuestiones históricas donde la cristiandad no es ni siquiera la creadora original de las normas de convivencia social contemporánea.
Como ejemplo la libertad de expresión es una creación ilustrada y no cristiana, así como también la búsqueda del progreso material con el fin de hacer la vida humana más cómoda. A su vez buscar la felicidad en lo mundano es pagano, más específicamente de cuño griego tampoco siendo su raíz cristiana ni judía.
Ahora bien, el columnista exagera el rol de la Iglesia desde la perspectiva histórica (» es la madre de toda la cultura occidental» – nótese el «toda»), y en sus respuestas no da razones suficientes para variar esta apreciación, puesto que a lo más se dedica a hablar desde un cristianismo contemporáneo, ya bastante diferente al que existió durante el periodo posterior a los padres de la Iglesia hasta la finales de la edad media (fácilmente 1000 años).
Por otra parte, dentro de un debate contemporáneo la cuestión es más compleja, ya que, si bien es cierto que la religiosidad impregna las acciones de las personas («nos enseña valores, a discernir entre el bien y el mal, nos provee de disciplina, de esperanza y ayuda a enderezarse o reinsertarse a cientos de miles de descarriados» como dice el columnista), esto no significa que la religión sea el único lugar donde surgen «valores», puesto que los «valores» no son objetivos y se van construyendo en todas las épocas y en todas las culturas en cada instante histórico.
La cultura de masas y de consumo es «valórica». Sus valores nos parecen repugnantes – se basan en el «tener» y no en el «ser» – pero eso no significa que sea a-valórica. Los ateos, agnósticos, evangélicos, devotos de krishna, judíos, musulmanes también poseen sus propios valores, pero, y he aquí el quid de esta perorata, desde mi perspectiva no tienen el mismo poder o peso de opinión que la Iglesia Católica en Chile. Ese punto TAMPOCO es aceptado por el autor, quien considera que «La Iglesia no tiene necesidad de adjudicarse propiedad alguna sobre la moralidad, tiene una historia de dos mil años que le respalda» de lo que se sigue que está cómodo con el estado actual social donde somos un país férreamente controlado por la Iglesia.

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