No tengo muchos amigos. Pocos en realidad. Tampoco tan buenos. Pero no se trata de eso esta columna. La mayoría de esos pocos amigos, me comentó -en persona, por mail, por whatsapp- sobre el estudio de la OMS acerca de la carne y el cáncer. Conociendo mi opción vegana de alimentación, todos quienes me lo comentaron, me dijeron algo así como «debes estar contenta ahora».
Y la verdad es que no. Lejos de estar contenta me siento muy triste. Profundamente triste. Tristísima si es que existe esa palabra. Toda esa muerte y crueldad extendida durante siglos contra los animales, sabemos ahora que, aparte de algunas horas de satisfacción personal (un poco de sabor en tus papilas gustativas), solo provoca más muerte y sufrimiento. Ahora sabemos a ciencia cierta que comer una pieza asada de un cadáver animal y dejar que esa carne se pudra en tu intestino (que es efectivamente lo que pasa cuando comes carne), no es un hábito inocuo, mucho menos saludable.Porque todo esto viene por fin a derrumbar -al menos a resquebrajar seriamente- uno de los pilares sobre los que construimos nuestros malos hábitos y resquebrajadas relaciones: la alimentación.
Tiendo a pensar incluso que el tipo de cáncer al que se asoció el consumo excesivo de carne, llega a ser una metáfora de la naturaleza: por donde más te duele. ¿Qué otra cosa sino miedo (terror) puede producir esta confirmación empírica de que el resultado de la satisfacción personal a costa del sufrimiento de otro ser vivo (inocente e indefenso), puede provocar también muerte y sufrimiento? Ninguna parábola, de ningún libro sagrado, de cualquier religión, podría habría haber sido más clara e implacable.
Entonces desde ese día se ha extendido una nube oscura y espesa sobre mi alma. La muerte cobra con la muerte. Y ahí todo es oscuridad. Se siente la oscuridad entre quienes preguntan sinceramente preocupados intentando averiguar más sobre este asunto. Se siente también entre quienes callan y prefieren abstenerse de hacer comentarios. Tal como si el tema no existiera. Otros simplemente se ríen. Pero incluso entres quienes se ríen, se cierne este manto asfixiante y nada de chistoso. Porque ese “de algo hay que morirse” también lleva un pánico mudo ahí agazapado.
Tengo miedo. Mucho miedo. Porque todo esto viene por fin a derrumbar -al menos a resquebrajar seriamente- uno de los pilares sobre los que construimos nuestros malos hábitos y resquebrajadas relaciones: la alimentación. Se empieza a desmoronar esa idea implantada a fuego de que la carne era necesaria para nuestro desarrollo. Se empieza a desmoronar la crueldad y la mentira de la industria de la carne, que seguramente tendrá que salir a dar explicaciones. Y justo a dónde más duele.
Es el miedo el que se ha cernido, aunque muchos renieguen de ello. Tal como conté alguna vez, soy vegana reciente y como tal, tampoco puedo negar una profunda inquietud por la enorme (innecesaria) cantidad de kilos de carne que comí durante más de treinta años ininterrumpidos. El cáncer es una mutación lenta, impredecible y caprichosa. Envuelta en el miedo, como si el miedo fuera una sábana larguísima y arrugada, revolcándome de pavor, se coló una luz en mi desesperación. Entendí que no es la carne lo que da cáncer. Es el miedo, el egoísmo y la codicia.
Comentarios
31 de octubre
Los animales se alimentan de otros animales. Los humanos somos animales.
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01 de noviembre
Una falacia. Los hervíboros no se alimentan de animales
03 de noviembre
Hola Friedrich ¿Conoces a los elefantes, la jirafas, los chimpancé, los ciervos, las vacas, los conejos, el osos panda, entre otros? Bueno, te cuento: son animales. Y no, no comen carne. La lista es mucho más larga por si quieres investigar un poco. Saludos
08 de noviembre
Si el cancer se produjera por lo que el artículo dice, estarían muertos todos los ricos del mundo.
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27 de diciembre
cómo llegue acá? a y por una de sus respuestas, los chimpancés comen carne, son efectivos cazadores, incluso a veces son caníbales, hay reportes de ciervos comiendo astas y huesos de cadáveres, pandas carroñeros, así como vacas y conejos. Las ardillas también comen carne. No sé, estudie un poco.
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