La implantación del capitalismo neoliberal va vinculada a la idea que la “libertad” y el “Yo” individual son los pilares básicos de la sociedad. Imponiendo así la glorificación del individuo y de todo lo individual y mi libertad pasa a ser absoluta sin espacio para el “nosotros” y menos para la solidaridad, consagrando el egoísmo como estilo de vida y cada uno es dueño de hacer lo que quiere. En este proceso, las ideas neoliberales se adueñan de casi todo, incluso de los valores, de la cultura y sus significados.
En este tipo de sociedad el “yo pienso que…” pasa a ser una verdad por si misma, y el “yo he decidido que…” se vuelve la mejor decisión. Esta exaltación del individuo y de todo lo individual permea todos los planos de la vida, tanto personal como social, llegando incluso, a las relaciones entre países, culturas y pueblos.
Como ejemplos de esta filosofía y comprensión individualista de la libertad podemos mencionar la publicidad de AFP Hábitat con su mensaje «Tus ahorros son tus ahorros», donde se repite hasta el cansancio las palabras “tú” y “yo” una y otra vez. También nos sirven las razones que vemos en las redes sociales para exigir los retiros de las AFP, “son mis fondos”, “quiero mi plata”, “Es nuestro dinero y tenemos derecho de hacer o invertirlo como y donde queramos”, etc. O sea, “cada uno mata su chancho”, es la expresión del egoísmo como forma de vida.El otro efecto perverso de este tipo de sociedad es que no hay espacio para el “nosotros”, para la solidaridad, para el diálogo y la negociación, para la búsqueda de acuerdos que permitan solucionar las diferencias.
El otro efecto perverso de este tipo de sociedad es que no hay espacio para el “nosotros”, para la solidaridad, para el diálogo y la negociación, para la búsqueda de acuerdos que permitan solucionar las diferencias. Así, los conflictos que surgen naturalmente en cualquier sociedad se resuelven por la fuerza, buscando imponer las ideas de uno por sobre las del otro, imperando la ley del más fuerte. Y así, cualquier disputa o diferencia que aparece se resuelve de forma violenta, sea verbal o física.
Quizás, es una de las causas básicas de los actos de extremada violencia que tristemente nos estamos acostumbrando a ver y que ocurren en todos los estratos de nuestra sociedad y en infinidad de actividades, sea una marcha por derechos sociales, un taco, una discusión entre escolares, alguna diferencia que surge en reunión de apoderados. Entre un chofer del Transantiago con un ciclista o un automovilista o un taxista, en un consultorio esperando atención médica, en una fila para comprar algo, un acto delictivo, etc.
El tipo de libertad impuesta por el egoísmo que nace de ella, hace olvidar que los seres humanos fuimos equipados por la evolución con el instinto de asociación que nos impulsa a auto organizarnos. Y la razón es básica, somos animales vulnerables individualmente. Existen otras especies de mamíferos que de adultos llevan vidas solitarias y son perfectamente autónomos, salvo para reproducirse y tienen una vida solitaria e independiente. Pero, este estilo de vida no funciona en nosotros los homínidos.
Justificando algo más la idea, debo explicar que hace uno 10.000 años cambiamos nuestra forma de vida y pasamos de ser cazador/recolector a agricultor/ganadero y dejamos la vida nómada para asentarnos, en poco tiempo inventamos las ciudades y con ellas nacen las clases sociales. Al vivir en ciudades se facilitó el intercambio, no solo comercial con otras culturas y pueblos, también de ideas, creencias, conceptos, formas de solucionar problemas, etc. Es decir, la capacidad de trabajar en sociedad es una característica que nos otorga una clara ventaja adaptativa y es clave para nuestro gran desarrollo. Algunos de sus importantes logros fueron: la escritura, las matemáticas y la economía. Sin embargo, es un arma de doble filo también motiva muchos de nuestros errores y horrores, como son la guerra, la pobreza, la contaminación ambiental, la pérdida de biodiversidad y el calentamiento global.
En resumen, la capacidad de sociabilizar fue el motor que nos llevó, en pocos miles de años, al desarrollo científico/tecnológico que tenemos hoy con sus defectos y virtudes.
Lo relatado hasta ahora nos dice lo acertado del pensamiento de Aristóteles sobre el ser humano: “el hombre es por naturaleza un animal social” y que quien no participa en la sociedad es “o una bestia o un dios”. Pero, hay que entender que la verdadera libertad debe implicar reflexión y un acto de responsabilidad previa a su ejercicio, para orientar nuestras acciones en base a principios y valores. Debemos convertir la actual libertad individualista, impuesta por el capitalismo neoliberal que privilegia el “Yo”, en una libertad solidaria que ponga énfasis y privilegie el “nosotros”.
El filósofo Jean-Paul Sartre decía «Mi libertad se termina dónde empieza la de los demás», dados los acontecimientos y desafíos actuales a nivel global y local y si pretendemos hacerles frente, es una idea que debiera ser cambiada por: “mi libertad sólo comienza cuando también empieza la del otro”, ya que nunca seremos libres solos, sólo seremos libres en la medida que los otros también lo son. Es decir, mi libertad crece en la medida que crece también la de los demás, y solo así estaremos en camino de construir una sociedad de ciudadanos libres y solidarios.
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