En aquellos tiempos, de piojos y liendres. Cuando las calles aún eran de tierra y la tele aún no se llenaba de amigos zorrones con programas «callampas» que tienen menos contenido que un kinder sorpresa. En el viejo y triste pasaje esperábamos la navidad, como la instancia donde la familia olvidaba las deudas, los problemas y las peleas y nos sentábamos todos a la mesa con alguna ensalada de papas con mayo preparada por la vieja o alguna vecina que invertía todo su dinero y sus esfuerzos en visitarnos con algo para comer.
Esa semana era todo carnaval, los vecinos sacaban las pocas ampolletas que tenían en sus casas y afuera se pintaban de colores y se pasaban de extremo a extremo sobre el pasaje, la noche brillaba como si fuera otra ciudad. Nada se sabía del pino navideño, salvo uno que otro vecino que iba a cortar una rama y la enterraba en algún tarro con piedras que se forraba con diario (aún recuerdo aquellos aromas). Eran días de fiesta donde todos teníamos espacio, fueron mis primeras juntas comunitarias, donde con alegría se celebraba en la calle y se compartían conversas proletarias, y los viejos contaban historias hasta las tantas de la noche y no faltaba el que sacaba una guitarra, y entre bailes y risas una voz que cantaba, «navidad de los pobres, qué feliz navidad».Y ahora me pregunto, ¿en qué momento las vitrinas se robaron a mis amigos? si en esos años no habían regalos, pero todos creíamos en el viejito pascuero. ¿En qué segundo los pinos se convirtieron en plástico y la celebración se volvió artificial?
Mi abuela se preocupaba de que el mantel estuviera blanco y estaba días hirviéndolo en una olla gigante, mientras la señora Silvia llegaba con frutas y flores. Todo eran buenas intenciones, ilusiones y parabienes para todo el que los quisiera y así se nos iba acercando el 25.
Todos los ojos brillaban en el pasaje, nuestra alegría no cabía en ningún lugar y como a las siete mi vieja me pescaba del brazo y me llevaba de un tirón a la «alteza» y con un calcetín viejo me sacaba el piñen y todos mis malos pensamientos, me pintaba las zapatillas con renovador y salía advertido de no ensuciarme y con la media pinta y mi «chasquila» taquillera me creía Robert Redford. Afuera me esperaban el «Churringa», el «Cuasimodo» y uno que otro de la banda. El tiempo se nos hacía eterno, mientras los más viejos se movían de un lado a otro para que el evento no tuviera ningún percance. Y en eso, el «guatón» Ricardo que salía con pelota en mano y todos corriendo tras el trapo, tanta bella vida que no quiero olvidar.
Y ahora me pregunto, ¿en qué momento las vitrinas se robaron a mis amigos? si en esos años no habían regalos, pero todos creíamos en el viejito pascuero. ¿En qué segundo los pinos se convirtieron en plástico y la celebración se volvió artificial? ¿A qué hora todo se nos arrancó de las manos y me alejé de ti? ¿En qué época se nos fueron nuestros chistes y la realidad se nos enredó en la billetera? ¿Cuándo fue que dejamos de divertirnos y pagar nuestros sueños a cuarenta y ocho cuotas en precio contado? ¿A los cuántos meses nos encerramos en nuestras casas para no volver a ver la luz? ¿Cuantas «colas de mono» nos habrán quedado sin tomar en el congelador? ¿En qué año fue que dejamos de celebrar y nos dedicamos a aparentar? ¿Cuándo fue que los regalos se volvieron más importantes que mis abrazos?
Comentarios
22 de diciembre
Que manera de retroceder en mis recuerdos que bellos y mágicos tiempos yo también me pregunto cuando cambio todo. Doy gracias a Dios de ver vivido esos tiempos donde el pesebre y la misa del gallo eran lo importante y la humilde cena en familia y el rico desayuno con chocolate caliente y pan de Pascua bellos recuerdos. Margarita
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23 de diciembre
PALABRAS QUE SIN DUDA ME LLEVAN A LOS MAS LINDOS RECUERDOS EN QUE MI FAMILIA ESTABA TODA REUNIDA. EN DONDE EL AMOR , EL COMPARTIR ERA LO VALIOSO, LO DEMÁS ERA INVISIBLE.
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23 de diciembre
El olorcito a Diciembre, cómo no recordar cuando después de navidad todos salíamos al pasaje a jugar… o esas esperas agotadoras, donde siempre nos quedábamos dormidos, esperando a el viejo pascuero.
Que bonitos recuerdos…
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23 de diciembre
Juan! Felicitaciones! Me he vuelto tu «ciber-admiradora» de tus relatos. Me traslado al lugar que tus palabras me lleven. Tienes una magia única para escribir. Me entretengo bastante.
Mucho éxito, que sigas creciendo como el buen escritor que eres.
Que tengas una linda Navidad y un Próspero año nuevo!
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24 de diciembre
Cuantos recuerdos vinieron a mi mente!
Muchas veces de lo simple nace lo más noble
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28 de diciembre
Cierto, antes importaba más el compartir, eramos más pobres pero más felices, celebrábamos con los amigos del barrio. Hoy tenemos más cosas, pero las celebramos encerrados en hogares enrejados.
Y todo gracias a un modelo económico que nos adiestro a ser competitivos a ver al otro como rival, no como mi aliado y amigo, hoy no conozco ni a mi vecino..
Si, hoy tenemos más pero somos una sociedad estresada, deprimida y amante del siquiatra.
Saludos y gracias por hacernos revivir recuerdos a quienes tenemos más de 40 años.
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30 de diciembre
Esa pregunta tiene una respuesta: cuando cambió el modelo de sociedad que existía en Chile y fue impuesto por la fuerza en el Golpe Cívico Militar de 1973. Luego, nos dijo que era más importante «tener», en vez de «ser».
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06 de diciembre
Gracias Juan por tan lindo relato, es como un bálsamo para estos tiempos. Ojalá volvamos a la vida de barrio a la vida en familia. Feliz Navidad a todos y viva nuestro Chile querido!
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