En alguna gaveta duerme una novela mía que abarca aspectos de la historia de Francia y Chile entre la Guerra Franco Prusiana (1870-71) y los incendios en Chile el 2017. Seguirá ahí hasta el fin de los tiempos pues mi ego no es tan grande para caer en la autopublicación ni tampoco tengo las lucas para eso.
En parte de ella, el ficticio embajador de Chile en Francia, Jean-Hughes Boulet, emite informes a la Cancillería relatando la génesis y los acontecimientos del día a día del llamado «mayo francés» de 1968.
No espero que el presidente del 14% (un hombre qué solo es hábil con los números pero profundamente ignorante de otras materia, sobre todo las ciencias sociales) conozca de historia europea contemporánea, pues si conociera, sabría que esa hecatombe de hace medio siglo tuvo un comienzo muy parecido a lo que hoy sufrimos.Ni hablar de las señales que sufre la hasta ayer «mayoría silenciosa», esa sociedad que vive bajo un modelo donde por lo único que no se paga (por el momento) es por el aire.
El «mayo francés» no comenzó en el mes de mayo de 1968, si no en enero de ese año en un intrascendente foro en la Universidad de Nanterre donde a un ministro se le criticó por no referirse a «sexo» en ninguna parte de un libro de su autoría. Algunos alumnos reaccionaron violentamente y fueron sancionados. Hubo protestas solidarias, llegó la prensa y en TV mostraron el entorno de la Universidad de Nanterre: una barriada miserable repleta de «bidonvilles» (nuestras poblaciones callampas) que hasta ese momento estaba oculta.
La Sorbone solidarizó, comenzaron a plegarse los trabajadores y el resto es historia conocida…menos por nuestro presidente.
¿Cual fue la primera reacción de De Gaulle? Viajar a Baden-Baden (zona francesa en la Alemania ocupada) a pedir a los generales que enviaran tropas a Paris. A la fecha habían 9 millones de trabajadores en huelga: aeropuertos, minas, gas, electricidad, radio y TV. ¿Que respondieron los generales?: No. El conflicto de Argelia tenía menos de 10 años y estaba en la memoria de militares y civiles los amargos momentos, el rechazo transversal que había producido aquel conflicto. No se arriesgarían nuevamente, menos con gente de su propia sangre.
De Gaulle retorna a París y comienza a hacer política de verdad, esa que le falta a su excelencia. Algunas medidas inmediatas, sin tramitación parlamentaria:
–Sube el salario mínimo un 35%, sin que el Estado ponga un solo franco, excepto donde le correspondía, o sea, en la administración pública. De esa forma el alza salarial fue con cargo al empresariado y no al Fisco.
–Sube los salarios de todos los trabajadores un 12%, bajo el mismo concepto del salario mínimo. Ecuánime…¿o no?.
Bueno, ¿y acaso acá no hubo señales?
Miles, por todos lados.
Imaginemos que nuestro Instituto Nacional es el famoso Louis-Le-Grand y que este se hallara ubicado a dos cuadras del Palacio del Elíseo. ¿Qué ocurriría si durante un año completo la policía francesa estuviera en conflicto con los estudiantes y el alcalde de París hablara todos los días amenazando con las penas del infierno, si también la Ministra de Educación le echara bencina, si todos los franceses vieran día a día por TV como bombas van y bombas vienen? ¡Al lado del Palacio de Gobierno!
Ni hablar de las señales que sufre la hasta ayer «mayoría silenciosa», esa sociedad que vive bajo un modelo donde por lo único que no se paga (por el momento) es por el aire.
¡Y las soluciones!…dan ganas de llorar.
Me da vergüenza admitirlo pero yo recibo APS (Aporte Previsional Solidario): $8.436,. Su excelencia me lo aumentará un 20%, o sea, $1.687. ¿Debo estar agradecido por ese kilo de pan mas dos huevos que significa el aumento? ¿Aumento o tomadura de pelo?
Pasando a otro aspecto de la tragedia.
Tengo una pena negra, una pena negra de ver a Valparaíso vandalizado, aunque no es la primera vez como lo aclara Gabriel Salazar: ya en 1903 y 1905 ocurrió algo peor.
Tengo rabia que la justa protesta sea hoy la bandera del flaiterío vandálico, y de los estúpidos que a los que así pensamos nos pongan como «defensores del modelo».
Ira de ver a cromagnones incendiando las Estaciones de Metro que mas usan los proletarios,por donde transitan señoras que cruzan todo Santiago para llegar a Vitacura a la casa que trabajan cuidando críos ajenos para alimentar los propios.
¿Eso es «revolución» estúpidos? ¿Han pensado cuanto dinero dejaron de percibir miles de garzones, cocineros, coperos, etc. por el toque de queda? No todos esos trabajadores son universitarios que se financian los estudios; hay muchos con familias.
Imbéciles. Se dan el gustito de la barricada y el viejo que por fin después de tres años tenía hora para la operación de cadera…se la suspenden, pues el personal no puede llegar al quirófano.. Linda tu revolución.
Retomando..
Ni De Gaulle ni nuestro pequeño líder supieron ver las señales, aunque las nuestra mas que sutiles señales eran gigantescos letreros de neón con las palabras peligro inminente escritas con sangre.
¿Se dará cuenta hoy el mandatario lo peligroso que es desconocer la historia?
¿Se dará cuenta lo peligroso que es suprimir Historia?
En el 68 los obreros de la Renault colgaron un gran lienzo a la entrada de la fábrica: «Tiempo para Vivir»
La Sorbone otro: «Pidamos lo Imposible»
Yo colgaría en la Plaza Italia este: «Hagamos lo imposible para vivir bien»
Comentarios
30 de octubre
Si bien hay mucha similitud en la forma en que ambas revoluciones comenzaron, creo que no hay comparación alguna entre Piñera y De Gaulle.
Ojalá en Chile se logre una pronta solución al conflicto. Me angustia tanta violencia y destrucción y no visualizar una salida. No veo líderes ( ni de gobierno ni de oposicion) que canalicen las inquietudes ciudadanas hacia un proyecto de solución.
Comparto la pena negra de Henry y las ganas de hacer lo imposible para vivir bien.
+1
30 de octubre
Brenda, evidentemente entre De Gaulle y Piñera no hay parangón posible, nuestro presi no le llega ni a los talones al general: literal.
Solo hago una comparación entre dos eventos que se parecen y la forma en que fueron resueltos.
Saludos