¿Es idea mía o nuestra sociedad se volvió más estúpida? Reviso las redes sociales y me encuentro con terraplanistas, plandémicos y conspiranóicos antiglobalistas que se vienen a sumar a la nutrida fauna de estúpidos del ciberespacio. Algunos de ellos creen que el atentado al móvil de TVN fue un montaje de Carabineros. Otros tantos culpan a APRA.
Agotado de la idiotez, abro mi WhatsApp solo para encontrar un nutrido «set» de memes políticos: desde el candidato que quiere «acabar dentro» de la Convención hasta la rubia «nacida y criada en San Carlos de Apoquindo» (y que terminó con ataque de nervios, según me enteré), pasando por el «Bueno pero NO weón», el #ConchaTuAlcalde, «La Buena» y la candidata que promete que #TodoMejoraConMayo (su apellido).
Es domingo, casi las cinco de la tarde. El encierro me tiene un poco mareado con un incipiente dolor de cabeza. Echado en el sofá, abro las opciones de Configuración de mi smartphone y descubro que estuve dos horas ocho minutos viendo fotos en Instagram. ¿Me estaré volviendo estúpido yo también?Estamos en tiempos en que el posteo más inteligente del mundo debe competir de igual a igual con el comentario de un terraplanista.
Ya a fines de 2020 la BBC anunciaba que los nativos digitales serían la primera generación con un coeficiente intelectual más bajo que sus padres. Cuanta esperanza.
El documental «El Dilema de las Redes Sociales» (disponible en Netflix) demostró que los seres humanos somos fácilmente manipulables. «Si el servicio es gratis, entonces el producto eres tú», dice uno de los entrevistados. Pero al mismo tiempo la web 2.0 nos entregó una narcótica sensación de libertad con la que podemos escribir, postear y tuitear todo lo que queramos, sin intermediarios y sin filtros. Las relaciones jerárquicas desaparecen, la autoridad se diluye. Las vacas sagradas del ayer son la carne en la parrilla de hoy. Y lo disfrutamos, sino pregúntenle a Adam Levine.
Estamos en tiempos en que el posteo más inteligente del mundo debe competir de igual a igual con el comentario de un terraplanista. Las veganas de Instagram reciben likes a caudales y se dan el lujo de ningunear a los nutricionistas con magíster. Hemos llegado a un punto en que cualquiera puede decir lo que quiera sin más respaldo que su propia voluntad… ¿Esta columna será eso también?
Pero la constatación más alarmante de todo este NEO-liberalismo es que no por mucha educación se es más educado. Cabría suponer que la estupidez reside en quien careció de oportunidades, pero no… para nuestra decepción, vive también en gente educada, gente que formalmente recorrió la línea completa desde el Jardín Infantil hasta el posgrado.
¿Cómo vamos a entablar una discusión seria con una persona que cree que ser «socialista» implica ser «estatista», que el «liberalismo» es «ser de derecha», que el «capitalismo» es incompatible con la «izquierda», que «impuestos» es sinónimo de «colectivismo», etc, etc, etc?
¿Cómo es posible que haya gente con veinte años de educación que cae en semejantes errores de concepto?¿Qué debate público es posible así? Estamos entrando en un mundo cada día más polarizado, ignorante, oportunista y estúpido.
¿Quién nos va a salvar? Ni idea, pero mientras espero al Mesías, revisaré mi Instagram.
Comentarios
31 de marzo
te equivocas con los filtros, a mi me han censuran…
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01 de abril
Nuestro cerebro no puede ir a la misma velocidad de los avances tecnológicos
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02 de abril
Al leer la columna, me sonrío, pues es muy cierto.
Sumo otras cosas; p. Ej. Gente que dice que sentirse de una forma, prima por sobre la realidad física (léase identidad de género) ; que basta escribir cosas en un papel para que todo sea como se quiere (alías nueva Constitución) ; o en su cénit, basta con obligar a las personas a decir personEs para que no exista la diferenciación de género.
Mucho que ver con, efectivamente, las redes sociales electrónicas (=inmediatas), en las que no hay que construir las relaciones a través de ganar la confianza del otro, sino que mediante una influencia basada en los likes, o sea, basada en la sensación de popularidad.
Suponemos que en algun minuto las modas tienden a volver al centro. Saludos
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