Si existiese un índice de popularidad a nivel mundial de los presidentes de los países, muy probablemente, Pepe Mujica sería fijo el número uno. Muchos de mis amigos uruguayos, o no pueden creerlo, o se agarran la cabeza pensando en cómo es posible.
Pepe fue un florista, tiene una chacra, es el presidente más pobre del mundo, es un tipo llano, simple, bonachón. En sus tiempos mozos fue tupamaro, participó en acciones armadas, fue encarcelado, torturado. Las tiene todas!
Actualmente es el presidente de la República Oriental del Uruguay, el mismo paisito de Forlán, de Artigas, su prócer. En menos de 50 años, pasó de tupamaro a presidente. Pocos países pueden contar una historia como esta. Es como si en Chile, un mirista, de esos que solo creían en acciones armadas, allá en la década de los 60, hoy nos gobernara. Imposible dirían muchos. En Uruguay fue posible.
Cuando a Mujica se le preguntó ¿cómo es eso? ¿qué cambió? Su respuesta no se hizo esperar y fue más o menos así: “lo que pasa ché, es que en esos tiempos queríamos cambiar el mundo; hoy nos conformamos con arreglar la vereda de la casa”. Así de simple. Es el tránsito del maximalismo al minimalismo.
Hoy por hoy, Pepe filosofa. Adónde va, se lanza para conversar sobre lo humano y lo divino ante las más diversas audiencias, dejando embobados a unos y otros. Expone a partir de las cosas simples, no se complica. No le tiene miedo a experimentar. Se hace lo que se puede.
La mayoría de mis amigos uruguayos no lo quieren, dicen que han perdido años preciosos para avanzar en infraestructura, en educación y otras materias. En Chile podríamos decir lo mismo, y eso que no tenemos a Pepe, tenemos todo lo contrario. Pepe es pobre de solemnidad; en Chile, nuestro presidente está entre los más millonarios del país.
A Pepe le reclaman incapacidad para ejecutar, no obstante que en las próximas elecciones que tendrán lugar este año, lo más probable que gane la misma coalición política de Pepe, el Frente Amplio. Acá en cambio, nuestro presidente, alias la locomotora por su capacidad ejecutiva, fue incapaz de ser sucedido por su candidata a pesar de ser el “gobierno de los mejores”. Por la boca muere el pez.
Pepe fue un florista, tiene una chacra, es el presidente más pobre del mundo, es un tipo llano, simple, bonachón. En sus tiempos mozos fue tupamaro, participó en acciones armadas, fue encarcelado, torturado. Hoy es el presidente de la República Oriental del Uruguay.
Lo expuesto nos dice que la mayoría de los uruguayos parece querer a Pepe, al igual que en el resto del mundo, a despecho de muchos de mis más cercanos amigos uruguayos.
Bajo el neoliberalismo, la política se ha reducido a la más mínima expresión, subordinada a lo técnico, lo económico, lo financiero. A los tecnócratas, a los economistas, a los financistas. Los políticos ya no son los que cortan la torta, son otros los que la cortan. En este plano no está mal tener un presidente pedagogo o filósofo, o que se las da de pedagogo o filósofo, que nos invite a pensar, a reflexionar, a buscar acuerdos, derroteros, abrir nuevos senderos, probar o ensayar nuevos caminos que sean factibles no solo técnica, económica y financieramente, sino que también lo sean ética y socialmente.
A los tecnócratas, economistas y financistas les hace falta una pequeña dosis de humildad, descender del Olimpo. Por momentos parecen haber olvidado que dos más tres no siempre da cinco en el plano de la convivencia social. Puede ser más, como puede ser menos.
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Foto: Globovisión / Licencia CC
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patricia
Tiene que ver con sensibilidad y carisma, cosas que nuestro presidente no tiene
Alfonso Andrés Rodríguez
Saludos amigos, me pasa que me llama a una reflexión importante, la persona vale lo que sus valores y como estos lo gobiernan. El modelo es solo la idea no la religión y como Uruguay, con impuesto cero al libro, entre otras materias, logra ubicarse entre los países mas conscientes con su entorno social y activo en cuanto al dialogo inmediato a los cambios que afecten o sean relevantes en la convivencia de su gente, manso ejemplo de tolerancia democracia, hermandad, empatía, consideración. qué lindo para una America disfrazada con aluminio a la usanza europea y ensayando un modelo que lo reprime de su risa, de sus juegos.
Solo un presidente entierrado logra ver las relaciones de su país en su justa medida. Las «Elites» se pierden entre la vanidad y la codicia.
Un abrazo a los uruguayos, me caen bien estos cabros.
Don Rodolfo Schmal gracias por la nota.
Sigifredo Badani
El cosismo, la tecnocracia, la eficiencia son ideas en un plano de beneficios para Quienes tienen o influyen en el poder. Un gran empresario dijo «yo no tengo un modelo de negocios, sino que hago las mejores galletas» que fácil nos desviamos de lo relevante, con palabras de difícil digestión. Un líder nos transmite su visión, nos convoca, y es vinculante y solo nos damos cuenta de esto cuando marchamos, votamos, comentamos o escribimos de él.