La humanidad se enfrenta a una crisis global de tal magnitud, que será imposible retornar a un momento anterior a la misma. Chile no es la excepción; veníamos viviendo el Estallido Social frente a un sistema corrupto y explotador, que ahora terminará hecho añicos por una peligrosa pandemia.
Todos los axiomas del liberalismo; como el libre mercado, las fronteras abiertas, el antiestatismo, exacerbación del individualismo y la competencia exitista, han sido erradicados y reemplazados por medidas eficaces, para enfrentar una pandemia, garantizando la seguridad de la ciudadanía bajo Estados de Emergencia, como lo son; un fuerte intervencionismo estatal, cierre de fronteras, control planificado de la economía y sistema laboral (fijación de precios y sometimiento de empresas), expropiación de recintos de salud privados incluso, etc.
No tomar las medidas descritas anteriormente, supondrían la barbarie y la extinción humana, tal como lo vimos en Chile; donde la usura económica neoliberal intentar pervivir con especulación de precios, acaparamiento, no decretar cuarentena total y nacional por proteger intereses económicos, etc. Nuestro país no está preparado para superar una crisis de este nivel, y ello puede tener terribles consecuencias. El sistema previsional privado se cae, esos dineros desaparecerán, la economía depende de inversión extranjera (que será inexistente), carecemos de industria, las pymes se extinguen. Es el fracaso final del modelo que algunos llamaron: «El milagro chileno».Las crisis son violentas, brutales, aveces esperables, pero renuevan, quebrantan la historia, cambian la vida humana
Estamos experimentando en carne propia la caída de la hegemonía liberal, el ultraje de todos sus dogmas, y su total impotencia para enfrentar la crisis, ¿Cómo superar esta situación pregonando el libremercado o el individualismo? el liberalismo ha sido relegado al mundo de lo obsoleto, como el absolutismo monárquico medieval.
Hasta el rentable mercado de la espiritualidad ha quedado en la total inutilidad; no importa que tan buenos pensamientos positivos tengas, no importa tu vibración energética ni tu signo zodiacal, ni el; «que todo se devuelve», ni cuanto diezmo aportes a tu iglesia; la realidad es que un virus microscópico puede acabar con tu vida en poco tiempo. Tampoco importa si eres de la realeza o de orígenes campesinos, las enfermedades no discriminan, y nos hacen pensar sobre la verdad y fragilidad de la vida humana.
Las crisis son violentas, brutales, aveces esperables, pero renuevan, quebrantan la historia, cambian la vida humana. Hoy nos devela el fracaso y la falsedad del liberalismo, iniciando una especie de época pos-liberal o pos-global, con Estados soberanos fuertes de fronteras controladas, autocráticos, militarizados, obligados a impulsar una industrialización para sobrevivir y enfrentar el desempleo, promoviendo una cultura social comunitaria y no individualista de competencia.
Durante 1929 ocurrió la denominada «Gran Depresión», una crisis económica de nivel mundial, que arrastró a prácticamente a todas las naciones del planeta. Nuestro país fue el más afectado. Esperemos no sufrir un cruel «déjá vú» del tránsito histórico.
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