Estamos ad-portas de un posible cambio constitucional que, si bien, puede tener lados positivos, también ha sacado lo peor de nuestra sociedad. Dejamos de mirar al otro como amigo, vecino, compañero de universidad o el tan apreciado “Caserito”, a quien le compramos por años ciertos productos. En sí, dejamos de mirar como personas a las personas, para comenzar a tildar a los demás bajo los calificativos de “Es del apruebo” o “Es del rechazo”. Asimismo, surgieron denominaciones un tanto más agresivas al respecto, me refiero a “Facho” y “Comunista”.
Por desgracia, actualmente, somos presas de una profunda polarización, en que sin escuchar ni entender las razones del otro, se le otorgan epítetos capaces de generar odio y resentimiento, ya que nadie escucha para comprender, sino solo para defenderse, cayendo en ataques hacia, incluso, los seres queridos ¿Qué nos ha pasado? ¿Cuándo dejamos de tratar como personas a las personas, o jamás las consideramos así? Ante la pregunta sobre qué nos pasó, nace una respuesta sugerida: Pareciera que la sociedad mostró su verdadero yo. Decimos ser libres, tolerantes y cuanta cosa más, pero solo hasta que nos tocan la fibra sensible conocida como ideología, pues ahí nos devolvemos a la era de las cavernas atacando todo aquello que creemos pone en peligro nuestra existencia, adoptando un actuar instintivo. En palabras del propio Aristóteles, “los hombres -entendido como la especie humana- son animales racionales”, pero ¿Realmente lo somos?¿Está dispuesto a vivir en una sociedad en que no se le quiera comprender cuando habla? ¿Desea vivir en un Chile que solo busca atacarlo y no encontrar puntos en consenso?
Estimado lector, le pido que se saque por un momento las ojeras dignas de caballo de carreras, para mirar hacia el lado y observar al país. Luego de eso, le pregunto lo siguiente: ¿Está dispuesto a vivir en una sociedad en que no se le quiera comprender cuando habla? ¿Desea vivir en un Chile que solo busca atacarlo y no encontrar puntos en consenso? Si las respuestas a lo anterior son un rotundo “No”, lo invito a cambiar y, lo mejor, sin costo monetario alguno.
Años han pasado desde que se dice la siguiente frase: “Chile va despegando hacia el desarrollo”. Es más, mínimo medio siglo hay de aquello y aún seguimos siendo lo mismo, un país subdesarrollado. El desarrollo tiene que ver con temas monetarios, sin duda, pero no exclusivamente depende de ellos, sino también y en gran medida de la madurez social, principalmente la tolerancia, empatía y el cuidado del planeta. Tal vez lo final les parezca extraño y en realidad parece serlo, no obstante, es la piedra angular de absolutamente todo.
Comentarios