La integridad del sistema de justicia, única garantía para alcanzar la paz y el desarrollo.
Los ataques contra las Cortes, en Guatemala, constituyen una forma de suicidio, institucional y colectivo. Guatemala es un ejemplo de esta dura realidad; un país en donde se firmaron los Acuerdos de Paz y antes de secar la tinta ya se habían amarrado los compromisos para neutralizar sus efectos. Un país cuyas estructuras políticas, militares y empresariales han sido protagonistas de las peores atrocidades contra la ciudadanía –y muy especialmente contra los pueblos originarios- y en donde cualquier intento por imponer normas, administrar justicia y reparar los errores históricos que han llevado a ese país a la ruina, está condenado a ser combatido desde el Estado y sus aliados, hasta la total anulación.
El ejemplo de algunos líderes mundiales como Nelson Mandela, Martin Luther King o Mahatma Gandhi nos dejó grandes enseñanzas. Una de ellas es que la búsqueda de la justicia y la paz no está exenta de violencia. Perseguidos y encarcelados por pregonar ideas contrarias al sistema establecido, su fuerza moral los sostuvo durante años de persecuciones y campañas de desprestigio por parte de los círculos de poder. Dos de ellos –Gandhi y Luther King- fueron asesinados en un inútil y tardío afán de callarlos. De esa capacidad de resistencia, de esa solidez intelectual y humana surgió el mensaje de estos pensadores, cuya esencia transformó de manera radical la manera de ver al mundo y dejó para la posteridad el mensaje de que el respeto de los derechos humanos de las grandes mayorías es el único camino posible hacia la paz y el desarrollo.Solo la justicia garantiza la posibilidad de efectuar procesos radicales y profundos de transformación social. Significa la plena aceptación de los derechos de los otros
La resistencia pacífica fue, coincidentemente, una de las estrategias utilizadas por estos tres personajes de la historia del siglo veinte. De ella emana la certeza de que sin perseverancia, sin una conciencia clara del porqué de la lucha y sin la convicción de cuál es el camino correcto para transformar las condiciones de vida, no hay esperanza de cambio. Pero además, constituyó todo un ejemplo para las generaciones del futuro respecto de la importancia de buscar la paz a través de la verdad como única manera de lograr la reconciliación. En ese camino hacia el entendimiento, todos los senderos pasan por la justicia. Por ello un sistema diseñado para favorecer a unos pocos en desmedro del resto de la población, se interpondrá de manera inevitable en la búsqueda de la paz.
Para restablecer el imperio de la justicia, el conocimiento es básico. La búsqueda de la verdad en países agobiados por la violencia pasada y presente, con una historia de conflicto bélico y un gran porcentaje de sus habitantes viviendo bajo la línea de la pobreza, implica un proceso de catarsis, revelación y recuperación de la identidad alterada por décadas de silencio y represión.
Sin embargo, la consecución de estos objetivos chocará frontalmente con la resistencia feroz de quienes sostienen en sus manos las riendas del poder político y económico, al considerar como una amenaza la participación de la población en procesos de cambio incluyentes, capaces de abrir las estructuras de poder para garantizar una auténtica democracia. El riesgo de esa democratización de las instituciones que conforman la base del sistema, con las Cortes a la cabeza, los lleva a cerrar filas contra cualquier intento de cambio y, de paso, a crear mecanismos destinados a deslegitimar esos esfuerzos.
Solo la justicia garantiza la posibilidad de efectuar procesos radicales y profundos de transformación social. Significa la plena aceptación de los derechos de los otros, la reivindicación de su sitio en la sociedad, el respeto a las diferencias y el combate a la injusticia. No hay otro modo de alcanzarlos más que con acciones contundentes para exigir y defender su integridad.
Comentarios
18 de agosto
aca no estamos en guerra…..justicia? si fuese un ciencia exacta….
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18 de agosto
El tema de la justicia es tan manipulable como se quiera hacer, dicen que los alemanes en la segunda guerra mundial sacrificaban aldeas completas buscando culpables para hacer «justicia» después de un atentado, aplicaban su «verdad». Hoy vemos en muchas partes del mundo que los tribunales son cajas de resonancia de quienes controlan el poder, o de quienes pueden presionar para conseguir sus fines. En muchos países hay «cuoteos» políticos en los tribunales, también por medio de los tribunales se persigue a los opositores, o se amedrenta a la población con tribunales «populares» o religiosos. En fin, quizás una verdadera justicia sea el resultado de una sociedad justa – no en la visión ideológica de quitarles a unos para darles a otros- sino una sociedad que se funde en valores fundamentales que parten por el respeto a los otros, a la otredad.
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