Ninguno de nosotros se atrevería a negar que parte de lo que define a un país es su idiosincrasia. De alguna manera -y hasta cierto punto- constituye un elemento fundamental que devela lo característico de cada uno, reforzando esta dimensión simbólica de lo identitario. Lo cierto es que, como todo en la vida, las características negativas también son parte de las definiciones y aparentemente en Chile, la cultura del “pillo” nos ha acomodado bastante a la hora de relacionarnos.
¿Es ser “pillo” una demostración de astucia o simplemente es la forma solapada de tratar de tontos a los demás?
Quizá el nombre les parezca gracioso porque sí, más de alguno ha jugado el papel de “pillo” (sino todos) para obtener beneficios cortoplacistas y de acceso rápido pensando poco en las consecuencias; sin embargo, después de arraigadas ciertas costumbres, todo se transforma en hábitos y se relativiza. Las rutinas de humor saben bastante de esto que les hablo. Cuando nos enrostran realidades de cómo supuestamente son los chilenos, nos resulta anecdótico (porque siempre nos reconocemos en ellas), pero a decir verdad, esta inofensiva “forma de ser” nos ha jugado bastante malas pasadas. Sobre todo en el contexto actual.
El problema es que su transversalidad es indiscreta, nadie intenta disimularlo y cada vez que recurrimos a esta forma de comportarnos, nos conformamos con decir “el chileno es así”. Es tan elocuente, que incluso nos alegramos y felicitamos cada vez que podemos o tenemos la oportunidad de “hacerla”. Y aunque entiendo que muchos plantearían como argumento la necesidad de reclamar “justicia” frente la impotencia de ser testigos respecto a cómo las esferas públicas y gubernamentales han hecho y deshecho a su favor aplicando el mismo atajo (cuando en teoría deberían ser los primeros en ajustarse a la norma, leyes y “buenas costumbres”), lo cierto es que la lógica del “¿y por qué yo no?” sólo viene a confirmar el dicho popular: “mal de muchos consuelo de tontos”.
Entonces me pregunto: ¿es ser “pillo” una demostración de astucia o simplemente es la forma solapada de tratar de tontos a los demás? Probablemente la respuesta más común a esta interrogante es que efectivamente ser pillo es contar con la virtud de ser astuto, mas detrás de cada una de las frases: “nadie nos va a descubrir”, “nadie se va a dar cuenta”, “nadie tiene por qué saber”, “no creo que alguien me diga algo si intento hacer lo que no está permitido”, etc. se esconde una profunda falta de compromiso, responsabilidad y disciplina tanto individual como colectivamente. Ejemplos hay varios y de sobra. Desde el presidente que piensa que nadie está observando cada uno de sus movimientos, pasando por un congreso y un círculo empresarial atestado de personajes coimeros y fraudulentos, para finalmente reconocernos a nosotros mismos replicando conductas asociadas al mismo patrón; como cruzar una calle que a todas luces dice “no pasar” y es cruzada igual porque acorta el camino o para ser más contingente aún, cuando se sale de fiesta y se olvida el hecho de que estamos viviendo una pandemia. Ahí me viene a la mente otra frase muy repetitiva: “no creo que eso me pase a mi”.
¿Qué tan mal hacemos? ¿Hemos pensado alguna vez esta actitud como un arma de doble filo? Personalmente pienso que es importante comenzar a erradicar esta forma de “auto gobernarse”, no solo porque destruye la confianza entre nosotros, sino porque también nos empuja a pensarnos como futuros y potenciales enemigos. Y eso a largo plazo, no trae buenas consecuencias.
La buena noticia es que la cultura no es estática. Si pensáramos que lo es, estaríamos todavía justificando hechos de épocas pasadas que no se ajustarían a la realidad actual. En palabras de Chimamanda Ngozi Adichie: “La cultura nunca para de cambiar”… “la cultura no hace a la gente. La gente hace a la cultura”.
Comentarios
24 de abril
Dos cosas, la primera es que la palabra «Pillo» la relaciono de inmediato con ambos Piñera (presidente y cantante) y lo segundo, es que nuestra cultura suele ver positivamente y con algo de envidia a estos personajes.
Saludos y gracias
+1