«Para la delincuencia, se plantea el castigo; para las movilizaciones sociales, la represión; para la educación, becas y créditos; para la basa natalidad, bonos; para la desigualdad, mayor crecimiento económico. Esto junto con un extenso etcétera, donde se nota que no hay una visión país extendida, que vea el cuadro completo».
Tengo 24 años. Soy parte de los “pingüinos”, esa generación que supuestamente logró un montón de cambios. Pero al final, como el espíritu del 21 de mayo, esos triunfos son morales, porque lo que hemos tenido desde el 2006 a la fecha, y quién sabe cuánto tiempo más, son derrotas sistemáticas. La desesperanza, la ira y la resignación de muchos se consuman tras cada cuenta pública, donde cada Presidente menciona lo bueno que hizo y exacerba los logros de su sector.
Este 2013, no fue la excepción, y el Presidente Piñera no sólo hizo gala de ignorar por cuarta vez a una ciudadanía que, si bien está más empoderada, no ve eso reflejado en su clase dirigente, sino que también denotó que el conservadurismo es el verdadero punto en común de Chile.
El miedo a cambiar el statu quo hace que en la población chilena adquieran sentido común leyes como la Hinzpeter, revivida por el Presidente en su discurso, así como la Antiterrorista, defendida por el mandatario, porque la “batalla contra la delincuencia” no se da de forma holística, como es la mejor forma para que una sociedad resuelva sus temas, sino que hace dentro de los feudos de cada Ministerio, dividiendo con eficiencia administrativa las tareas, pero minimizando el alcance que estas pueden tener.
Un paréntesis: La ley que propone como delito el acto de “insultar” a un Carabinero es, ni más ni menos, que la restitución de la “detención por sospecha”, dado que el arresto puede ser proferido siendo, simplemente, provocado por la palabra de un Carabinero que indique que fue insultado. El proceso en la corte puede decir que el insulto no es comprobado, pero el arresto ya se realizó, por mera sospecha.
Así, para la delincuencia, se plantea el castigo; para las movilizaciones sociales, la represión; para la educación, becas y créditos; para la baja natalidad, bonos; para la desigualdad, mayor crecimiento económico. Esto junto con un extenso etcétera, donde se nota que no hay una visión país extendida, que deje ver el cuadro completo.
Para la delincuencia hay que evitar la desigualdad, que tiene como punto de inicio la crianza y la falta de educación preescolar universal de calidad, lo que genera diferencias que derivan en estudiantes de primera, segunda y tercera categoría que se desempeñarán en empleos de primer, segundo o tercer orden. Con esta desigualdad en ciernes, el crecimiento del país se limita a un modelo poco eficiente de exportaciones de materias primas y poco valor agregado. O sea, la educación es la base para la sociedad.
Y no se trata sólo de la educación superior, sino que la que recibe la sociedad entera. Que el Presidente gaste más tiempo en un discurso para hacer una referencia a una canción de Arjona, que para anunciar el proyecto de ley del muy necesario Ministerio de la Cultura y el Patrimonio (10 segundos), es un mal síntoma.
También es un mal síntoma un anuncio como el del bono al tercer hijo. En este momento, los únicos que tienen esa cantidad de hijos, son quienes pueden pagarlo, o sea la clase alta, y quienes no lo evitan quién sabe por qué motivo, como la clase más pobre del país. ¿Y dónde queda esa clase media a la que Piñera, y la clase política en general, más hablan? Fácil: ellos tienen, con suerte, un hijo, porque es lo que pueden criar en buenas condiciones, para ellos y sus hijos.
Pensando en la política de bonos, y en la falta de candidatos de su sector, no quepa dudas de que Piñera probablemente cimente su camino hacia otra candidatura presidencial, y sin Bachelet al frente y ningún liderazgo que lo pare, no sería descabellado que ganara, así como Michelle Bachelet, sea en primera o segunda vuelta, probablemente ganará en las elecciones de este año. Sí, la misma que no resolvió nada en educación más que un acuerdo en el que la clase política dejó las cosas, prácticamente, tal como estaban.
Pero un país con mala memoria como este, probablemente por lo terrible que es recordar tiempos más inmediatos, como los de dictadura, no puede dejar en el pasado esto: Piñera y la derecha se vanaglorian del crecimiento económico, y ponen esas cifras (cuestionables por lo ocurrido en el Ine y el Censo) como principal sello de calidad de su gestión, pero olvidan algo: Chile el 27 de febrero no sólo tuvo un terremoto y tsunami, sino que también tuvo uno de esos sucesos traumáticos que son capaces de hacer crecer una economía mucho más que en un año normal.
Esto es porque, o mantienes el país al mismo ritmo, o lo aceleras para poder trabajar en la reconstrucción, y así no es complicado crecer más. Ejemplos de eso podemos encontrar en cualquier país en posguerra.
Entonces, más allá de las “buenas intenciones”, las referencias a los “valores” y la constatación de que el conservadurismo católico sigue al mando del país, nada cambia, y así es complicado que exista esperanza en un futuro mejor. Tengo 24 años y ya tengo una resignación honda en un país donde la gente que manda sigue siendo la misma. Espero que llegue un 21 de mayo donde podamos decir que algo cambió, en serio, pero por ahora nos debemos conformar con identificar mentiras e imprecisiones en discursos que sólo se quedan en palabras que deshonran la tradición republicana de la cuenta pública y se transforman en marketing ingenuo.
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Comentarios
22 de mayo
¿Cual es la solución?, esta bien el analisis y la queja, pero ¿cual es la accion que conlleva dicho analisis?
Tirar piedras, esperar un Mesias, la desesperanza, Poder popular, eliminar la desigualdad, mejorar la educación, suenan bien en abstracto, pero ¿cual es la accion?
Votar AC, resignarse, votar, no votar… cual es?
Se debe pasar de la poesia a la acción, cual es la que propones?
+1
22 de mayo
Nada de abstracto. Lo indico en la columna: es necesario que se piense en el país en un plano holístico, que se eliminen los planes feudales que derivan responsabilidades a ministerios sin notar el vínculo que debe existir entre las políticas sociales.
Es ahí donde la crianza en condiciones igualitarias (la primera infancia se olvida por todo el mundo), y una educación de calidad para todos, sin importar su estrato socioeconómico son la inversión necesaria para crear capital social que, espero, derive en un mejor país, más productivo, más igualitario y donde no sea necesario que una movilización social le diga a la nación qué anda mal.
De todas formas esbozaré estos tópicos en siguientes columnas. Esta era más introductoria.
Gracias por la inquisición, Maximiliano. Saludos cordiales.
22 de mayo
Lo importante es responder estas tres preguntas:
¿Que?
¿Quienes? y
¿Como?
¿Como transformas el descontento en acción y produces los efectos que quieres, quienes te acompañan o a quienes sigues?
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