¿Por qué supervisar hoy? Y más específicamente, ¿qué puede aportarnos en los contextos profesionales y laborales donde nos desempeñamos?. Dentro de muchas respuestas posibles, quiero destacar una en este texto, y es la de cuidado.
Es hace sólo un siglo que el mundo adulto y científico comenzó a considerar que las vivencias acontecidas en la niñez dejaban profundas huellas psicológicas y vinculares en el modo de ser de las personas y, más recientemente, nos abrimos a la posibilidad de considerar ese espacio de formación y desarrollo como el más importante de la criatura humana. De este modo, dentro de todos los campos de saberes relacionados con niñez y familia, algunas nociones tienen una significancia mayor, debido a la relevancia que cobra en el quehacer clínico posterior con pacientes y usuarios.
A modo de ejemplo de lo anterior, en psicoanálisis también hay otras nociones que en su covarianza y relaciones otorgan diferentes cuadros clínicos y comprensivos. Maternidad no está atada a un ser biológico femenino sino a las funciones que ejerce: maternaje, presentación de objeto, gran tesoro de los significantes; pero también considera la posibilidad de devoración psíquica, así como excesos y estragos que moldean la relación consigo mismo y sus semejantes. Por su parte, paternidad, en igual condición de función, se relaciona con la terceridad, límite y diferenciación entre lo mismo y lo otro, en contrapunto con el mito freudiano del padre de la horda que domina y fuerza para sí mismo todo amor y todo goce, en tanto él se identifica con ese lugar de la ley que debería solo representar.La noción de supervisión es una de las más relevantes en el ejercicio profesional de la clínica y la psicoterapia, ya que va indisociablemente relacionada al de formación continua y análisis del propio terapeuta
Pero la noción de supervisión es una de las más relevantes en el ejercicio profesional de la clínica y la psicoterapia, ya que va indisociablemente relacionada al de formación continua y análisis del propio terapeuta. Supervisar es darle cabida y espacios de escucha a las emociones y fantasías que se despiertan en profesionales que también pudieron haber escuchado a su vez las secuelas de la violencia, ya que en los años de ejercicio profesional e investigación teórica, es difícil negar el contexto de maltrato, terror y sumisión que se vivió en la infancia de cada uno de nosotros, atravesada por la gran Historia de un Chile en que la tortura y la desaparición eran secretos por todos conocidos. Igualmente, la inscripción de estos padecimientos en lo social se reproducían también en las esferas íntimas de las familias, de modo tal que la agresión y el exceso aparecen vestidos de un presunto rigor, así como también la transgresiones sexuales pueden volverse parte del linaje de muchas familias.
Acomodación neurótica posterior a lo que recibe del Otro, a las fallas ambientales se les responde atribuyéndose la responsabilidad. Ejemplo común en los programas que atienden a niños y sus familias es la posición en que los terapeutas se sitúan en la transferencia, a ratos el del hijo que siente alivio cuando los padres suspenden una sesión, siendo esto un indicador esperado pero necesario de ser interpretado al propio profesional con miras a rectificar su posición subjetiva en el espacio terapéutico. También en las dificultades para distinguir entre el decir libre y el forzamiento a que todo debe oírse, cuando existen ocasiones que la transgresión está puesta en lo que y el para qué se dice en programas de contexto obligatorio, siendo los terapeutas los receptores silenciosos de un horror sin nombre al que no se le puede decir no. En otras palabras, no es otra cosa sino la apertura al inconsciente que se escucha en la repetición, así como facilitar su reelaboración.
El psicoanálisis como herramienta y ética tiene mucho que aportar en estos espacios, porque considera e incorpora en su técnica las reacciones primarias de amor y odio, temor o profundo consuelo que se despiertan naturalmente en una conversación que es guiada por otros principios de una conversación normal: los de asociación y atención libre. Una conversación en transferencia, única e irrepetible que funciona como espacio tercero que es creado por paciente y terapeuta.
Poder hacer consciente esto inconsciente de la dinámica de la relación terapéutica tiene un sustento ético, el de reconocer el sentido de urgencia del sufrimiento psíquico del otro, en dignificar su existencia y su necesidad de ayuda especializada. Y que el padecimiento de una persona toca también el sufrimiento de lo humano.
La preocupación por las formas de subjetivación y estructuración psíquica actuales, las fantasías inconscientes y otros conceptos permiten ampliar el rango de efectividad en psicoterapia. Así como continuar en la interminable tarea de formación del terapeuta, cuyo oficio se desarrolla en esos encuentros con desconocidos que sufren, pero esperan en el encuentro de un diálogo un alivio que es legítimo facilitar.
Comentarios
07 de octubre
Es increíble que se siga impartiendo formación en pseudociencias como el psicoanálisis en Chile, tal vez lo primero que se debería supervisar es que los profesionales estén formados en terapias basadas en la investigación experimental, ya que dudo que en otros ámbitos se permita por ejemplo dar tratamientos no validados científicamente.
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