Todos buscamos tener acceso a una medicina que nos reconozca como personas y no como una mera enfermedad que debe ser tratada. Ahora bien, por diversos motivos, esa medicina personalizada ha comenzado poco a poco a ganarse su lugar en este cambiante mundo de la salud, dejando de lado la miope visión de una “medicina promedio o estadística” que ha prevalecido durante los últimos 200 años y ha tratado a la persona como un promedio, negándole sus características distintivas que la hacen diferente a otra persona.
La medicina convencional en su práctica cotidiana no es una ciencia exacta, o al menos aún no logra descifrar del todo los secretos del cuerpo humano, para poder predecir con exactitud la respuesta a un tratamiento en todas sus aristas (esto es tomando en cuenta efectos colaterales y bajo una perspectiva holística). Uno de los aspectos más elusivos que se presenta en el estudio del cuerpo humano y su homeostasis, tiene que ver con los factores de acción psicosomática o psicobiológica, muchas veces responsables de que una persona no sane, pese a que se le ha aplicado un método teóricamente funcional, y también responsables de la cronicidad de ciertas enfermedades que llegan a ser «incurables».La práctica médica se encuentra al borde de un cambio trascendental. Estos cambios son impulsados por nuevos paradigmas, los que están cambiando nuestra visión del ser humano, su salud y su relación con su entorno
Actualmente, en la ciencia moderna, existe la tendencia a aceptar que las enfermedades son padecimientos integrales que deben también tomar en cuenta entre sus causas la intercomunicación del sistema mente – cuerpo. La medicina mente – cuerpo usa el poder de los pensamientos y emociones para influir en la salud física. Como Hipócrates escribió una vez, «la fuerza curativa natural dentro de cada uno de nosotros es la fuerza más grande que permite conseguir el bien.»
La mayoría de las antiguas prácticas curativas, como la medicina ayurvédica y la medicina tradicional China, hacen hincapié en los vínculos entre la mente y el cuerpo. Por el contrario, las opiniones médicas convencionales fueron moldeadas por sistemas de pensamiento que enfatizaban la separación entre la mente y el cuerpo. Sin embargo, ya a mediados de los años 60 del siglo XX era conocido el hecho que las personas con artritis reumatoide empeoraban su condición cuando se encontraban bajo cuadros de depresión. Además, en la misma época se iniciaron los estudios del impacto de las emociones en la inflamación y el sistema inmune en general. Nacía un nuevo campo llamado psico-neuroinmunología.
Por otro lado, en la misma década y principios de 1970, se acuñó el término «respuesta de relajación» y se realizaron estudios de cómo la meditación podría afectar la presión arterial. Posteriormente, se logró demostrar que las emociones podían modificar el funcionamiento del sistema inmune. Se comenzaba a vislumbrar el vínculo entre mente y cuerpo, hecho ya conocido por culturas milenarias.
Por diferentes motivos, unos más importantes que otros, en la actualidad existe un renovado interés por las antiguas tradiciones tales como el yoga y la meditación, entre otras, que rescatan la importancia de la relación cuerpo – mente en la mantención de la salud. Sin embargo, aún existen pequeños grupos de personas, que ven con sospecha los programas mente – cuerpo que se establecen en prestigiosas escuelas de medicina en todo el mundo.
La práctica médica se encuentra al borde de un cambio trascendental. Estos cambios son impulsados por nuevos paradigmas, los que están cambiando nuestra visión del ser humano, su salud y su relación con su entorno. En los próximos años veremos como la medicina convencional pasará progresivamente, de ser una medicina reactiva, basada en la enfermedad, a una medicina personalizada, predictiva, preventiva y participativa, centrada en la salud.
Esta nueva forma de entender la salud, su cuidado, y cuando aparece la enfermedad, su tratamiento, hace no solo deseable, sino necesaria, la confluencia de distintos enfoques curativos, que de manera colaborativa puedan controlar y eventualmente disminuir la aparición de enfermedades crónicas propias de la civilización moderna. Lograrlo, no solo pasa por aceptar el uso de medicinas tradicionales, sino además integrarlas, rescatando de cada una de ellas sus respectivas fortalezas curativas.
Comentarios
29 de diciembre
La medicina convencional que nos ha imperado desde los tiempos del fin de la alquimia y otras técnicas naruropatas durante el siglo pasado, por fines comerciales, ha generado exacerbadas ganancias en multinacionales farmacéuticas.
SI por ejemplo se utilizan tratamientos naturistas efectivos y comprobables clínica y científicamente, los conglomerados farmacéuticos se desplomarían.
La nueva Medicina debe ser multidisciplinaria, con carácter humano inicialmente y con el principal objetivo, la curación del paciente utilizando todas los tratamientos disponibles clínicos y naturistas, sin limitante de costos para quienes no pueden acceder a tratamientos.
-1
29 de diciembre
Estimado Marco, en muchos aspecto coincido contigo. Sin embargo, agregaría que hablar de medicina y salud, a mi parecer, no es curar o tratar la enfermedad, sino evitar estar enfermo. Una nueva medicina debe permitir que las personas logren vivir en coherencia con su biología y con su historia evolutiva. Llevar una vida que evite o disminuya la ocurrencia de desequilibrios homeostáticos (sobre cargas alostáticas). Esto pasa por combinar educación con salud. Es la única forma de lograr el bienestar.
Ahora bien, si se produjese desequilibrio y/o enfermedad, tratar a la persona como un todo (como un ser que presenta múltiples redes de interacciones espacio-temporales y que responde a una historia tanto ontogenia como ínter y transgeneracional con memorias intergeneracionales – instintos). El tratamiento debería integrar muchos conocimiento y no solo medicamentos y tecnologías de alto costo, que como tú bien indicas, son solo ganancias para unos pocos en detrimento de la persona enferma, que suele mantenerse enferma por mucho tiempo.
29 de diciembre
Estimado marco, por error marque un -1 a tu comentario. Por favor no lo consideres. Mis disculpas.