El solsticio de invierno es el instante en que el sol alcanza su posición más baja en el firmamento en el transcurso de un año (salvo precisiones técnicas) y por ende, a contar de dicho momento comienza a tener mayor presencia sobre la faz de la tierra en el hemisferio correspondiente. Aceptamos que en ese instante se produce un cambio de estación dando inicio al invierno, aun cuando dicho hito ocurre en su punto más profundo, en su noche más larga, es decir, en medio del invierno, no en su inicio, astronómicamente hablando.
En definitiva, crea o no crea, profese o no profese: aprenda y reflexione. Y luego de ello, opine.
Por ese motivo las culturas antiguas dieron en celebrar el renacer del sol por los efectos prácticos que tenía sobre la agricultura y la vida en sus entornos cercanos. Dicha celebración fue denominada inicialmente como “Sol indiges” y posteriormente los romanos adoptaron “Sol invictus”, al parecer de los sirios. Parece por lo tanto razonable aceptar que culturas de distintas latitudes celebraran el renacer de alguna de sus deidades asociado a la fecha del solsticio de invierno, tales como Osiris, Mithra, Frey, Prometeo, Huitzilopochtli, Amaterasu u otros, queriendo personalizar o deificar los efectos de lo que hoy conocemos como un suceso astronómico, conducta muy usual en pueblos primitivos. En el hemisferio sur nuestros pueblos indígenas celebran Maruaroa, Willka Kuty, Inti Raymi y el We Tripantu, entre otros.
Tras la conquista romana sobre la mayor parte del mundo conocido, la adopción del monoteísmo y la intervención de Constantino y Teodosio en favor del cristianismo, a partir del siglo IV se reemplaza oficialmente la celebración romana de “Natalis solis invicti” por la del nacimiento de Cristo, queriendo indicar a éste último como el verdadero Sol invicto. La fecha en que el mundo cristiano celebra la Navidad varía según la derivación del calendario Juliano, pudiendo ser el 25 de diciembre o el 7 de enero, según el cálculo que en ambas se hace de la posible fecha de concepción de la Virgen.
El mismo calendario Juliano instala a enero, en honor a Jano, como el primer mes del año, y declarando su fiesta el día 1 de enero, toda vez que Jano tiene dos caras, una que mira al pasado y otra al futuro, separando definitivamente el calendario natural cuyo ciclo se cierra y abre con el solsticio de invierno del calendario administrativo en uso actual.
Dicho lo anterior, si Ud. profesa una religión y acepta sus dogmas, y dicha religión le invita a celebrar con regocijo y reflexión el significado del renacer de un redentor, hágalo con devoción y honestidad. Ojalá más de una vez en el año. Practique su fe habitualmente. Y respete a quienes no creen lo mismo que Ud.
Si Ud. no profesa culto alguno y no se siente identificado con la forma en que otros festejan sus fechas importantes, pero se siente inclinado a vivir de acuerdo a las leyes de la naturaleza, respete las creencias de los demás tanto como las suyas propias. Viva de acuerdo a sus principios y valores. Mejore, comparta y colabore en el desarrollo de quienes conforman su entorno. Igualmente, practique sus creencias habitualmente.
En definitiva, crea o no crea, profese o no profese: aprenda y reflexione. Y luego de ello, opine. Y después, si se anima, actúe. Cuando actúe como opina y opine como piensa, se le reconocerá como una persona coherente y consecuente y será un recurso valioso y escaso para la construcción de un nuevo y mejor Chile.
Mis mejores deseos para Ud. y que su próximo cambio de ciclo le sea venturoso en extremo junto a los suyos, en cada aspecto de su existencia!
Comentarios
12 de diciembre
Saludos; «Si Ud. no profesa culto alguno y …, pero se siente inclinado a vivir de acuerdo a las leyes de la naturaleza» ¿Cómo eso? «Si usted no tiene una religión, pero tiene una religión» Eso es una contradicción. No existe un ente al que se le pueda llamar «naturaleza», ni existen las tales leyes. Esas son hipóstasis, es animismo disfrazado de modernidad, son, simplemente, nuevas formas de religiosidad. Lo que existe es un «lo que veo y no soy yo», y existe «un conjunto de simplificaciones que yo me hago para facilitarme el entendimiento de eso que veo.»
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