Una iglesia para los pobres, para los pequeños, para las minorías, para las mayorías, para todos, así debe ser. ¿Hasta cuándo el conservadurismo propio de la Edad Media va a seguir rigiendo los parámetros de algo que merece por sus orígenes ser distinto?
Soy católico desde la cuna. Por decisión propia a los 8 años empecé a preparar mi primera comunión y durante otros 8 años oficié como monaguillo en la Parroquia de mi barrio, cercana a la Población La Victoria. Por consiguiente, ahí conocí a insignes sacerdotes como André Jarlan y Pierre Dubois. Dirigí grupos de niños y jóvenes, y participé hasta el hastío en una Iglesia que para mi era perfecta.
Pero «Todo se derrumbó», como dice la canción. Hoy mi fe sigue intacta, mas no el cariño de antaño por lo que hoy considero una institución en vías de extinción por culpa de torpes liderazgos ideologizados, esta vez representados en su máxima expresión por el Cardenal Ricardo Ezzati.
Tema recurrente en los medios sociales y de comunicación fue la entrega de antecedentes a la Congregación para la Doctrina de la Fe en el Vaticano, por medio del Cardenal local respecto de los sacerdotes Felipe Berríos, Mariano Puga y José Aldunate, los 3 reconocidos por su trabajo social y de base y, por supuesto, por sus duras críticas a la Iglesia contemporánea y sus defensas en temas como el matrimonio homosexual o la causa Mapuche.
Más allá de si lo comentado por estos sacerdotes va o no en la línea actual de la Iglesia, es necesario preguntarnos cómo pretende el Sr. Ezzati encausar el mensaje respecto una Iglesia abierta e inclusiva, cercana y atingente que nos propone el Papa Francisco, con una actuación digna de la cobardía jerárquica de quienes suelen esconderse en su poder, porque, claro, es muy fácil y expedito recapitular antecedentes sobre estos 3 curas. Sin embargo, al parecer alguien no tuvo la misma convicción en su momento como para juntar antecedentes en contra de sacerdotes acusados de pederastía. Excusas pueden haber muchas, pero el pueblo juzga con sabiduría y puedo asegurar que no son pocos quienes realizan el mismo análisis.
Sr Ezzati, ¿Dónde están sus prioridades? ¿Acaso me va a decir que hubiera sido capaz de acusar al Vaticano al Padre Pierre Dubois? ¿Al mismo San Alberto Hurtado? ¡No se trata de ideología, si no de consecuencia! El día que a usted lo vea -literalmente- poner el pecho a las balas, usted va a ser digno de juzgar a quienes sí han querido alzar la voz en contra de lo que consideran una Iglesia del pasado que no sigue una línea consecuente con lo que hoy nos cuenta Francisco, y con lo que Cristo hizo en su momento.
Una iglesia para los pobres, para los pequeños, para las minorías, para las mayorías, para todos, así debe ser. ¿Hasta cuándo el conservadurismo propio de la Edad Media va a seguir rigiendo los parámetros de algo que merece por sus orígenes ser distinto? ¿Acaso cree que García Huidobro no terminó su noviciado porque quería? ¡No! Porque gente como usted terminó por defraudarlo con una iglesia parametral que no permite cambios ni diferencias, que es homogénea hasta la médula y que juzga a quien debiese ser protegido, porque gente como usted no ha estado donde debe estar: con los pobres, con los oprimidos, con los que lo necesitan. El Cardenal Silva Henríquez se revuelca en su tumba.
Ya se preguntaba Alberto Hurtado: ¿Qué haría Cristo en mi lugar? Créame, Cristo hubiera abrazado a los Mapuche, a los homosexuales, a quienes no pueden pagar su universidad, a quienes se les discrimina en colegios católicos. No hubiera acusado a Puga, Aldunate o Berríos, gente que con real vocación, y que a punta de esfuerzo personal se han ganado el cariño de un pueblo que hoy a usted no lo quiere.
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Imagen: radio.uchile
Comentarios
15 de octubre
Mucho título para alguien que no sabe leer. El arzobispo Ezzatti NO acusó a nadie, sólo respondió un pedido de información.
Y respecto de esos curas rojos, que bueno que los hayan denunciado.
Y sobre García-Huidobro, se salió para meterse con una mujer, no cambiemos la verdad por favor.
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