La defensa de los grupos homosexuales se basan en la afectividad, el amor a otro (que resulta ser de mi mismo sexo) y el reconocimiento jurídico, social (y por qué no decirlo) religioso a ese amor. En lo personal, creo que el amor que se profesa una pareja homosexual sí es de Dios. Dios es amor.
Hace unos días el cardenal Medina envió una carta al Senador de laRepública Don Hernán Larraín (UDI). Esta carta iba dirigida con el propósito de frenar el avance del llamado AVP (Acuerdo de Vida en pareja), cuyos efectos favorecerían a las parejas homosexuales y convivientes tanto heterosexuales como homosexuales.
En primer lugar el cardenal cita el Catecismo de la Iglesia Católica para definir la naturaleza de los actos homosexuales esta definición la califica de “depravaciones graves”, “intrínsecamente desordenados”, “contrarios a la Ley natural” (Num. 2357) entre otras. Lo que Medina realiza no es nada más ni nada menos que una defensa justificada en la naturaleza propia del ser humano, y justifica dicha posición por medio de lo que el Catesismo establece.
Lo que queda sin responder en esta defensa basada en la naturaleza, es qué ocurre con todas aquellas acciones que la Iglesia promueve e ideas que la Iglesia defiende y las cuales están fundadas profundamente en una idea de luchar contra la naturaleza misma del hombre. En qué momento la Iglesia hizo las paces con la naturaleza cuando está tiene en esencia el Pecado Original.
De hecho, el Cristianismo en general y el Catolicismo en particular son filosofías escatológicas, esto quiere decir que las acciones que se realicen en este mundo tendrán consecuencias en otro mundo, más allá, el cual es imposible descubrir en este mundo, no es un lugar físico, no se encuentra en alguna región del universo.
Esto nos dice que difícilmente el hombre está llamado a defender la naturaleza que se le presenta en este mundo, nuestra plena realización se encontrará en el Reino. Si profundizamos esta tesis podremos dar cuenta del llamado “Pecado Original”, el pecado original se explica en un contexto en el cual el hombre está llamadoa luchar contra su propia naturaleza imperfecta, viciosa, egoísta.
Lo que sí tenemos, son signos de Dios en la tierra, cuyo significado pleno nos es ininteligible. Esto se denomina una visión sacramental.Esta visión sacramental nos permite definir que efectivamente hay cosas que no son Dios. Como bien establece Santo Tomás de Aquino.
“Después de haber reconocido que una cosa existe, debemos todavía investigar el modo en que existe, de modo que podamos entender qué es lo que existe. Sin embargo no podemos saber lo que Dios es, sino sólo lo que no es; debemos entonces considerar los modos en los que Dios no existe, en vez de los modos en los que si existe.” (Aquino, Suma de Teología, Ia q2.)
En resumen, quizás sea difícil saber lo que Dios “es” en el sentido más perspicuo de la oración, pero podemos saber, con algún grado mayor de seguridad lo que “no es”. Ahora podemos decir con mayor seguridad que la esclavitud, la tortura y la cosificación de la persona (instrumentalización) no son Dios.
Ahora, en el plano de las uniones homosexuales, la pregunta que cabría hacerse es si “es Dios” lo que representa el acto homosexual. En este sentido yo diría que la afectividad es la clave.
La defensa de los grupos homosexuales se basan en la afectividad, el amor a otro (que resulta ser de mi mismo sexo) y el reconocimiento jurídico, social (y por qué no decirlo) religioso a ese amor. En lo personal, creo que el amor que se profesa una pareja homosexual sí es de Dios. Dios es amor.
Es por esto y otras razones más sobre las cuales no puedo profundizar ahora, que me parece completamente incomprensible la visión opresiva que la Iglesia ha adoptado desde la perspectiva Cristiana. Sobre todo cuando esta se funda desde la defensa de “lo natural”.
Comentarios
03 de febrero
Interesante columna (aunque con un lenguaje un poco fastuoso y grandilocuente, bastante innecesario, cae en errores simples como equiparar homosexualidad con actos homosexuales).. En fin, si seguimos la linea de argumentación del autor en donde, según él, «la afectividad es la clave» (sic), me gustaría poder preguntarle si bajo esa premisa entonces cabría la pedofilia, pues como el plantea, Dios es amor, y por tanto como la pedofilia es amor podríamos decir que la pedofilia «es Dios» (sic) y por tanto (bajo su lógica) correcta y deseable.
A mi me parece simplemente absurdo!! Mediante un salto lógico bastante largo pretende fundamentar, desde una aparente religión, lo infundamentable.
PD: Por supuesto, pienso que la pedofilia es un terrible desorden psicológico y que su manifestación en la pederastia es absolutamente condenable y detestable, tanto dentro de mi Iglesia (casos de «curas pedófilos») como fuera de ella (como los insufribles y tristes casos de los profesores pedófilos, muchos más grande en número y proporción que el de los curas, cosa que poco se sabe).
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04 de febrero
El error del Cardenal es mas sencillo que eso: es haber olvidado que Chile es un estado laico.
Lo que opine el cardenal o lo que opine la jerarquia catolica sobre las uniones de hecho es de sobra conocido y bien por ellos que opinen lo que les de la gana. Lo que no se puede aceptar es que se ejerzan presiones a funcionarios publicos (como es un senador) para que aplique una idea religiosa en una ley laica.
Lo que se discute es una ley laica, que afectara no solo a homosexuales, sino a toda la sociedad, en un pais donde una gran mayoria de personas conviven. No se esta hablando de reformar el matrimonio religioso catolico, de hecho ni siquiera se habla de matrimonio, sino de un contrato que pueden celebrar dos personas del mismo o distinto sexo, con el propósito de regular los efectos jurídicos derivados de su vida afectiva en común, sin alterar el estado civil de los contratantes. La Iglesia no tiene velas en este entierro porque esta norma no esta enfocada a los catolicos, sino a todos los que vivimos en Chile, o sea, a los muchos no catolicos de este pais.
Y cuando se discuta sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, la Iglesia seguira sin tener nada que opinar, porque el matrimonio civil es eso, civil, no religioso. La iglesia catolica seguira teniendo todo el derecho a discriminar que en sus parroquias no se case nadie homosexual, porque para eso es una institucion con sus normas y el que no las acata pues que se cambie de religion. Pero el Estado de Chile se rige por normas de derecho que impiden discriminar por sexo, ya sea de nacimiento u orientacion, y lo que pretende la Iglesia es que Chile, el Estado de Chile, viole sus compromisos con todos sus habitantes, sin importar su credo. A Medina se le olvido que no estamos en la Edad Media
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13 de febrero
El Cardenal no ha olvidado que Chile es un Estado laico, porque en un Estado laico, todo chileno tiene derecho a opinar sobre las leyes que se discuten, y el Cardenal no hizo más que ejercer ese derecho.
La Iglesia tiene derecho a opinar y debe ejercer ese derecho.
05 de febrero
En cuanto a los actos definidos como naturales, se consideran aquellos que puede evidenciarse en la propia naturales, no contado en ella al hombre y entendiendo que está funciona en perfecto equilibrio, al contemplar podemos observar que las manifestaciones homosexuales se manifiestan en la naturaleza, es posible encontrar «especies» hermafroditas, como otras que gustan de alucinógenos o brebajes que pueden alterar la percepción de las «creaturas» que las utilizan, bajo esta premisa, es decir, que los actos homosexuales, hermafroditas entre otros se manifiestan en la naturaleza, la homosexualidad humana no estaría fuera de ella y sería un acto tan natural como otros.
Por otra parte la iglesia Católica pretende establecer conductas universales, más allá de las fronteras de sus fieles y que por lo demás ni siquiera la propia iglesia (aquellos que son fieles) puede cumplir, me refiero a la homosexualidad de sacerdotes.
Por último esperaría que la Iglesia Católica se manifestara con el mismo énfasis en cuestiones que dicen relación con el hambre, la guerra, la codicia de algunos en contraposición a la pobreza y explotación de otros seres tan naturales y pertenecientes a la misma naturaleza que «pretende» defender.
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13 de febrero
Incurre en un error el autor, muy grave si es catequista, al señalar que el pecado original es esencial a la naturaleza humana. De ser así, NSJC como hombre verdadero, debería haber estado sujeto al pecado original, lo que es absurdo.
En verdad, el pecado original lo que hace es herir y deformar la naturaleza humana, y por eso el Catecismo está en lo correcto al combatir los efectos del pecado original, mostrando la verdadera naturaleza humana.
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