La Convención Constitucional que surge como respuesta política institucional al descalabro del modelo neoliberal, nunca ha sido del agrado de las elites chilenas. Desde el primer día, cuando la Convención Constitucional apenas comenzaba a aparecer en los medios de prensa como factor de canalización de la revuelta, se podía percibir el descontento de la elite al cuestionar a Piñera por haber “entregado la Constitución”. Desde entonces, no ha habido ocasión que no haya sido aprovechada para desprestigiar a la Convención y entorpecerle su trabajo. Pero el objetivo estratégico es hacerla abortar y de paso debilitar al gobierno del Presidente Boric, encerrarlo en las paredes de La Moneda, si se pudiera.
Primero fueron las trabas para obstaculizar la instalación de la Convención. Luego vendría el cuestionamiento al tiempo dedicado al Reglamento. Si lo primero lo facturó el gobierno de Piñera, que dilató hasta más no poder la logística, lo segundo corre por cuenta de la ultraderecha desde el interior mismo de la Convención: torpedear y mostrarle a la opinión pública su naturaleza “ineficiente e improductiva”, porque efectivamente y como debía ser, la Convención debía darse el tiempo suficiente para producir un Reglamento que ordenara su trabajo deliberativo. “Nosotros venimos a trabajar” declaraban por ese entonces los convencionales de la derecha dura. Pero luego ya no sería el Reglamento.Mientras más se despeja el horizonte para el país futuro, en los términos en que lo hace la Convención, la resistencia al cambio por parte de quienes se han beneficiado con la actual Constitución, no se detendrá.
A continuación sería el cuestionamiento al proceso de deliberación tanto en su forma como principalmente en su contenido. En cuanto a su forma, se trataba de desperfilar a la Convención exacerbando a través de los medios masivos a su alcance, roces propios del debate democrático que se han dado principalmente en las comisiones temáticas. Es cierto, ha habido desaguisados como ocurren en todos los ámbitos de la vida, pero en lo sustantivo el proceso ha sido impecable. La Convención ha continuado deliberando y resolviendo los cuellos de botella del proceso.
Téngase presente que para pasar al borrador de la Nueva Constitución, las propuestas deben ser aprobadas por dos tercios de los convencionales (103 votos) en Plenos convocados expresamente para dicho propósito. Ha sido incluso el caso que varias normas han sido aprobadas sobrepasando los dos tercios exigidos. Para llegar a ese punto, se negocia, se flexibilizan posiciones, se construyen acuerdos. Todo ello es legítimo, incluso lo es para quienes en el curso del debate, cambian de opinión.
Desde el punto de vista de los contenidos, por su parte, el avance de la Convención es sencillamente extraordinario. Un clarificador y didáctico artículo escrito por el economista e investigador Eugenio Rivera respecto a la marcha del trabajo de la Convencional.
En efecto, el conjunto de normas y principios ya aprobadas por la Convención en materias tales como derechos individuales y colectivos contenidos en definiciones trascendentes como el reconocimiento de Chile como Estado Social y Democrático de Derecho. Reconocimiento de Chile como una comunidad Plurinacional, Intercultural y comprometido con el cuidado del medioambiente; derecho a la vivienda y la salud; derecho humano al agua; democracia paritaria y normas orientadas a descentralizar efectivamente el poder político hacia las regiones, son, entre otros, principios y normas que nos permitirán avanzar hacia la construcción de un país que asume en su integridad la protección y cuidado de los derechos humanos. Esto es, unir en su texto constitucional derechos civiles, políticos y sociales, pilares fundamentales sobre los cuales se han construido sociedades sustentadas en democracias avanzadas.
En nuestro caso, sin embargo, mientras más se despeja el horizonte para el país futuro, en los términos en que lo hace la Convención, la resistencia al cambio por parte de quienes se han beneficiado con la actual Constitución, no se detendrá. Esa resistencia al cambio es congénita a un sector minoritario de nuestra sociedad, que hoy se agrupa en la opción Rechazo. Hoy, al igual como lo hicieron antes bajo distintas denominaciones, no se hicieron ningún problema para bloquear desde el parlamento reformas sociales y políticas del más variado calado. Y si vamos más atrás en la historia de Chile, nos encontraremos con una práctica recurrente basada en la mentira y el engaño, cuando no en la sedición y la violencia.
No obstante sus múltiples variables, esa resistencia acá la entenderemos desde su ámbito político, es decir, desde el ámbito de los intereses: la minoría de la sociedad busca que la mayoría le “compre” una narrativa en la que sus intereses sean percibidos y asimilados hasta por el más humilde de los ciudadanos, como si se tratara de sus propios intereses (campañas de las Isapres y las AFPs). En el fondo, lo que la derecha y el establishment persiguen, es que sus privilegios sigan siendo reconocidos y aceptados como derechos, meollo de las distorsiones existentes en la Constitución pinochetista que terminó haciendo implosionar a la sociedad y poniendo en grave peligro su convivencia.
En su dimensión electoral, la campaña de desprestigio hacia la Convención persigue el objetivo principal de confundir a sectores de la opinión pública, en especial a quienes tendrán que ir a votar el próximo 4 de septiembre debido al voto obligatorio. Es decir, el sector menos politizado de nuestra sociedad. Un elemento no menor puesto que ese sector representa casi al 50% del padrón electoral. No se requiere ser experto electoral ni el mejor estratega político para advertir que ese es el sector que el Rechazo buscará enredar y confundir. Medios no le faltan.
Por todo lo anterior, en esta hora, que es la hora de las definiciones, es preciso ser extraordinariamente claros respecto de qué lado se está, no hay terceras vías, no nos estamos jugando intereses corporativos subalternos: o se está por el Rechazo, que representa el sobreendeudamiento de las familias, el abuso, hiperconcentración de la riqueza, el desprecio a los pueblos originarios y a los pobres de Chile, o se está por el Apruebo, que representa la modelación de un Chile más democrático, más justo, paritario e inclusivo.
Y también más decente.
Comentarios
13 de mayo
Don Carlos.
El rechazo se está agrupando no porque la derecha sea la lider de ello. De hecho está siendo conducido por personajes de centroizquierda. Porque hay algo que no se reconoce en sus palabras: la Convención fue hecha para sobrerrepresentar a la izquierda. Por lo mismo, NO será la «casa de todos» que tanto se esgrimió, sino que la representación jurídica de los anhelos del Foro de Sao Paulo: indigenismo, derechos sociales, estatismo, etc.
En estos momentos no hay claridad de que opción ganará. Claramente el rechazo ha subido, pero es muy poco atractivo con las juventudes que la izquierda logró convencer (sobre todo las mas ilustradas), por lo que el apruebo tiene sus cartas.
El punto, detrás de esto, es el día después. Si gana el apruebo…¿Qué tiene que hacer toda la gente que rechazó?…..y si gana el rechazo….¿que tiene que hacer los que aprobaron?
Los adalides de la nueva Constitución auguran (y promueven) un estallido de violencia si no ganan; los del rechazo, una decadencia económica y social sin atajo. ¿Cuál es la mas certera?
Por lo pronto, lo que si ha quedado claro es que el proceso constituyente NO fue un proceso sanador, de unión, de entendimiento. Fue un proceso de imposición, refundación y de sectarismo. Por lo mismo, al igual que Versalles, deja instalada la idea de revancha. Todavía no se redacta como puede cambiarse esta nueva Constitución; si son honestos a las criticas que tuvieron antes, deben dejar que sea cambiada fácilmente ¿será así?
slds
+1
13 de mayo
Hola Arturo, gracias por tu comentario. Esta claro que pensamos distinto, pero respeto tu posicion. Si gana el Apruebo, como es mi apuesta, el pais seguira funcionando igual, solo que con una perspectiva distinta, que habra que construir y desarrollar en el tiempo. Fijate que para el Plebiscito del 88, tambien se decia que el caos se apoderaria de Chile. No solo que no hubo caos sino que quienes hoy estan en el Rechazo, en su version de derecha, que se opsusieron a los cambios que nos llevaron al estallido social, hoy ponen como ejemplo a los gobiernos de la Concertacion. No te parece falta de proyecto politico, por decir lo menos? Algunos dicen que hay que Rechazar, para modificar. Mejor que digan de una que estan por el Rechazo, es mas honesto. En todos los paises desarrollados, el estado cumple un rol central en la distribucion de la riqueza y en el aseguramiento de servicios sociales basicos, hace decadas que abandonaron el «arreglatelas como puedas». Yo no tengo dudas que el Apruebo, recoge mejor las necesidades del Chile de hoy y las futuras. Disculpa los acentos, no me los tomo el PC. Saludos atentos, CC
13 de mayo
Hay bastante más que decir sobre la Convención, partiendo por su conformación antidemocrática que la convierte en tendenciosa y nos lleva a una pregunta de tantas. Te la dejo. Esperamos tu comentario.
Si apruebas, el asesinato por aborto será legal.
¿Estaremos orgullosos?
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13 de mayo
Diga todo lo que tenga que decir, estimado.